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STALIN,
HISTORIA Y CRÍTICA DE UNA LEYENDA NEGRA.
Domenico Losurdo.
( 15 )
LOS BOLCHEVIQUES, DEL CONFLICTO
IDEOLÓGICO A LA GUERRA CIVIL
El ocaso de la «economía del dinero» y de la «moral mercantil»
(…) La onda larga del mesianismo, desde luego ya implícita en los aspectos más utópicos del pensamiento de Marx pero enormemente sobredimensionados como reacción al horror de la Primera guerra mundial, continúa haciéndose eco. En su Informe al XVII Congreso del PCUS (26 de enero de 1934), Stalin siente la necesidad de advertir contra «las habladurías siniestras, que han prosperado entre una parte de nuestros militantes, según las cuales el comercio soviético sería una fase superada y el dinero debería ser rápidamente abolido». Aquellos que argumentan así, «con su actitud soberbia hacia el comercio soviético, no expresan un punto de vista bolchevique, sino un punto de vista propio de nobles decadentes, llenos de pretensiones, pero sin dinero en el bolsillo». Trotsky, sin embargo, si por un lado no pierde ocasión de condenar el anterior «aventurismo económico» reprochado a Stalin, por el otro se burla de la «rehabilitación del rublo» y del retorno a los «métodos burgueses de distribución». En todo caso, continúa afirmando que en el comunismo, junto al Estado, están destinados a disolverse también el «dinero» y toda forma de mercado.
«No más distinciones entre tuyo y mío»:la disolución de la familia Junto al imperialismo y el capitalismo, la Revolución de octubre estaba llamada a acabar también con la opresión de la mujer. Para hacer posible su participación con los mismos derechos en la vida política y social, era necesario liberarla, gracias al desarrollo lo más amplio posible de los servicios sociales, de la reclusión doméstica y de una división del trabajo que la humillaba y embrutecía; después la crítica de la moral tradicional y su doble rasero habría hecho posible garantizar también a la mujer una emancipación sexual hasta ese momento reservada, aunque de manera parcial y distorsionada, al hombre.
¿Tras estas grandes transformaciones habría seguido teniendo sentido la institución de la familia o estaba destinada a disolverse? Alexandra Kollontai no tiene dudas: «la familia ya no es necesaria». Mientras tanto ésta estaba en crisis por la completa libertad, espontaneidad y «fluidez» que caracterizarían a partir de entonces a las relaciones sexuales. Además de estar en declive, la familia parecía superflua: «la educación de los hijos pasa gradualmente a manos de la sociedad». Por otra parte, no había que dejarse llevar por lamentaciones: la familia era un lugar privilegiado para el cultivo del egoísmo, fomentando también el apego a la propiedad privada. En conclusión:
«La madre trabajadora socialmente consciente se alzará hasta el punto de no hacer más distinción entre tuyo y mío, y por tanto hasta recordar que sólo existen nuestros hijos, los hijos de la Rusia comunista de los trabajadores».
Se trata de ideas duramente criticadas por el grupo dirigente bolchevique en su conjunto. En especial, interviniendo en 1923, Trotsky señala sabiamente que tal visión ignoraba «la responsabilidad del padre y de la madre hacia el hijo», estimulando así el abandono del niño y por tanto agravando un flagelo de por sí bastante difundido en el Moscú de aquellos años. Y, sin embargo, en una forma u otra tales ideas «continuaban siendo bastante populares en los círculos del partido». Contra ellas, todavía a comienzos de los años treinta, se ve obligado a enfrentarse un estrecho colaborador de Stalin, Kaganovich. Demos la palabra a su biógrafo:
Pese a adherirse completamente al principio de la liberación de la mujer, Kaganovich se enfrentó con vehemencia contra las posiciones extremistas, que solicitaban la liquidación de las cocinas individuales y defendían una convivencia forzada en comunas. Sabsovich, uno de los planificadores de izquierda, había incluso propuesto suprimir todo espacio de convivencia común entre marido y mujer, a excepción de un pequeño dormitorio para la noche. Había impulsado la idea de grandes edificios con estructura de panal, albergando a 2.000 personas con todos los servicios en común, todo para estimular el «espíritu comunitario» y suprimir la institución de la familia burguesa.
Pero la actitud de Kaganovich (y de Stalin) suscita la dura crítica de Trotsky, a la sazón líder de la oposición:
«El culto totalmente reciente de la familia soviética no cae del cielo. Los privilegios que no se pueden legar a los hijos pierden la mitad de su valor. Ahora, el derecho de dejar herencia es inseparable del de propiedad».
Por lo tanto, la recuperación de la institución de la familia (y el rechazo de las comunas, destinadas a absorberla y disolverla) remitía a la defensa del derecho de transmisión hereditaria y el derecho de propiedad, y asumía por consiguiente un claro significado contrarrevolucionario. Y de hecho, por una «coincidencia providencial» -ironiza Trotsky- «la solemne rehabilitación de la familia» tiene lugar en el mismo momento en que retorna con honores el dinero; «la familia renace al mismo tiempo en que se afirma el rol educativo del rublo». La consagración de la fidelidad conyugal va a la par de la consagración de la propiedad privada: por decirlo en términos religiosos, «el quinto mandamiento vuelve a ponerse en vigor de manera simultánea al séptimo, sin invocación a la autoridad divina, de momento». En realidad, esta invocación ya se perfila en el horizonte. Al intervenir sobre el proyecto de Constitución de 1936, Stalin polemiza contra aquellos que querían «prohibir la celebración de las ceremonias religiosas» y «privar de sus derechos electorales a los sacerdotes». De nuevo Trotsky interviene para denunciar este inadmisible repliegue respecto a los proyectos iniciales de liberación definitiva de la sociedad de los yugos de la superstición: «El asalto al cielo ha acabado [...]. Preocupada por su buena reputación, la burocracia ha ordenado a los jóvenes ateos deponer las armas y ponerse a leer. No es sino el comienzo. Un régimen de neutralidad irónica se instituye poco a poco respecto a la religión». Junto a la familia y al derecho de herencia y propiedad, no se podía sino volver al marxiano opio del pueblo.
Tras este nuevo capítulo de la requisitoria contra la "traición", está la dialéctica que ya conocemos. Acabando con la familia burguesa, con sus mezquinos intereses, sus inveterados prejuicios y sus leyes muertas, la revolución habría abierto también un espacio reservado exclusivamente al amor, a la libertad y a la espontaneidad. Y sin embargo...
Es interesante notar que lo que provocaba la protesta e indignación de Trotsky era todavía la idea de una reglamentación jurídica de las relaciones familiares:
La auténtica familia socialista, liberada por la sociedad de los pesados y humillantes fardos cotidianos, no necesitará ninguna reglamentación y la sola idea de leyes sobre el divorcio y el aborto no le parecerán mejores que el recuerdo de las casas de tolerancia o de los sacrificios humanos…
(continuará)
[ Fragmento de: Domenico Losurdo. “Stalin, historia y crítica de una leyenda negra” ]
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Buen día, camarada.
ResponderEliminarAsunto polémico este de la familia. De un escrito de Manuel Díaz Uribe titulado 'Una defensa marxista de la familia', publicado en el blog 'La Razón Comunista', extraigo la siguiente cita:
"El concepto de "antifamilia" ha sido de los más aupados por los enemigos de la clase obrera organizada, como parte de la Leyenda Negra Anticomunista, para intentar desmoralizarlos y apartarlos del único camino capaz de lograr su emancipación. Porque si hay una ideología y un modo de producción que haya sido el que más ha hecho por destruir a la familia y sus vínculos ha sido precisamente el capitalismo.
Ya en el propio Manifiesto, Marx y Engels comentaron la acusación que recaía sobre los comunistas entorno al supuesto objetivo de buscar la abolición de la familia. Sin embargo, lo que hacen ambos autores es demostrar que es el capitalismo y la burguesía quienes niegan y anulan la familia para el proletariado, afirmando que las bases sobre las que descansa la familia burguesa está asentadas en las relaciones de dominación que establece el modo de producción capitalista".
https://www.larazoncomunista.com/post/14-1-una-defensa-marxista-de-la-familia
Salud y comunismo
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LA CUESTIÓN DE LA FAMILIA ES DE PICO Y PALA
ResponderEliminarMe explico: Una de las cualidades que más admiro en Losurdo, es el enorme trabajo que se toma (son muchas las fuentes, autores y obras, que analiza para posteriormente poder espigar un buen ramillete de hipótesis, tesis e ideas con las que ilustrar –e ilustrarnos– los debates) en exponer de forma exhaustiva las distintas e incluso antagónicas posiciones ante cualquier asunto, en este caso concreto la familia, que saca a colación. Incluso así, me sabe mal, carajo, –y con mi admirado Domenico tengo ya acumulada alguna que otra discrepancia que ya me hubiese gustado que me pudiese aclarar si hubiese tenido el privilegio, que por ejemplo tuvo Kohan, de charlar con él–, que Alejandra Kollontai quede tan injustamente retratada en esa demasiado breve y dogmática cita, que sinceramente me resulta difícil aceptar… digo así tal cual la “embute” Losurdo.
En fin, aprovecho esto para decir que el asunto de la familia, y menos en los primeros tiempos de la revolución bolchevique, no es precisamente moco de pavo. Y desde luego las dudas no se resuelven fuera de ese concreto contexto histórico, que no es precisamente el que viven Marx y Engels en 1848. Quiero decir que no es lo mismo cuestionar teóricamente una institución milenaria como la familia, que no niego que se lo tenga merecido, en un manifiesto político que tratar de construir el socialismo –de cambiarlo todo radicalmente–, que se dice pronto, en un inmenso país que casi, no lo olvidemos, acaba de salir del feudalismo… y que debe de transformar radicalmente las estructuras materiales, las superestructuras espirituales y las complejísimas relaciones sociales que han determinado hasta hace un cuarto de hora la vida de su población. Creo que fue Engels quien dijo que efectivamente la familia tenía muchos inconvenientes, pero que de momento habría que procurar mejorarla y, por lo tanto, conservarla hasta inventar algo mejor. La construcción del socialismo, como señaló Lenin, será un periodo complejo y largo, no de años ni décadas, que tendrá sus avances, estancamientos e incluso retrocesos… en todas las esferas, materiales y espirituales. No me parece dialéctico, y por eso que sirva de mucho aislar en un análisis, una institución, un estilo de vida o cualquier otro asunto desligado de sus vínculos estructurales y de su concreto contexto social e histórico.
Me permito una pequeña broma en homenaje a la metáfora arquitectónica de Marx: ¿El techo antes de los cimientos?
Salud y comunismo
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Y antes de los cimientos, la tierra. Previa expropiación, claro está.
EliminarSalud y comunismo
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