martes, 28 de enero de 2025

 

1282

 

LA LUCHA DE CLASES

Domenico Losurdo

 

(31)

 

 

 

 

III

 

Luchas de clase y luchas por el reconocimiento

 

 

LA LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO, DE LOS INDIVIDUOS A LOS PUEBLOS

 

En el paradigma de la lucha por el reconocimiento se produce otro cambio: su presencia en Marx y Engels se aprecia con especial claridad cuando se refiere a las relaciones entre pueblos. Asistimos así a una extensión de dicho paradigma y a su aplicación a un ámbito que Hegel no había tomado explícitamente en consideración. Según el paradigma de la lucha por el reconocimiento, el individuo solo es realmente libre cuando reconoce y respeta al otro como individuo libre. Engels recurre al mismo argumento en lo que respecta a las relaciones entre pueblos. A finales de 1847, con motivo de una manifestación londinense de solidaridad con Polonia, proclama: «Una nación no puede ser libre y al mismo tiempo seguir oprimiendo a otras naciones. De modo que la libertad de Alemania no se logrará si Polonia no se libera de la opresión alemana» (MEW). Meses después estalla la revolución, y Engels invita a Alemania a acabar con la opresión del absolutismo monárquico del antiguo régimen y con la opresión que impone, en particular, a Polonia: «Alemania se libera en la medida en que deje libres a los pueblos vecinos» (MEW).

 

 

No es un mero llamamiento al pueblo alemán para que no se deje arrastrar por el chovinismo e identifique su causa con la del pueblo polaco. La consigna que acabamos de ver también puede tener un significado analítico, como se desprende de la posición que asumen Marx y Engels en 1875 con motivo de otra manifestación de solidaridad con Polonia: «Nadie puede someter impunemente a un pueblo». Piénsese en las consecuencias que tuvo para Prusia-Alemania, uno de sus protagonistas, el desmembramiento del desdichado país: «Nos hemos concitado enemigos en todas partes y nos hemos cargado de deudas e impuestos para mantener masas desmesuradas de soldados que también están obligados a prestar servicio para someter a los obreros alemanes» (MEW).

 

 

Esta dialéctica se aplica también a otras áreas geográficas y otras situaciones políticas. En 1869 Engels observa:

 

 

«El ejemplo de la historia irlandesa muestra la desgracia que es para un pueblo el haber sometido a otro pueblo» (MEW).

 

 

Este también es un hilo conductor del análisis que hace Marx de la cuestión irlandesa. La incapacidad de la clase obrera inglesa para solidarizarse con un pueblo oprimido refuerza el dominio de la aristocracia y la burguesía en la propia Inglaterra:

 

 

«El pueblo que somete a otro pueblo forja sus propias cadenas»,

 

 

la «esclavización de Irlanda» impide la «emancipación de la clase obrera inglesa» y el «gran ejército permanente» creado para controlar y acallar a la isla rebelde es también una amenaza para el proletariado de la nación dominante e incluso para el conjunto de la sociedad inglesa (MEW).

 

 

Por último. La dialéctica aquí mencionada queda plasmada en una página célebre de El capital. El opio, llegado de Oriente, irrumpe en Londres y otras ciudades industriales. Sirve para camuflar el hambre de las familias obreras, para calmar los gritos de los niños hambrientos, a veces es incluso el instrumento de un «infanticidio encubierto»; los lactantes «se acartonan como viejecitos y se arrugan como monitos». Tomando estos detalles escalofriantes de los propios informes oficiales, Marx comenta: «así es como la India y China se vengan de Inglaterra» (MEW). En virtud de una suerte de ley de transfusión, la falta de reconocimiento del pueblo chino acaba teniendo consecuencias en el país responsable de la opresión colonial y las guerras del opio.

 

 

Bien mirado, es la historia de Occidente en conjunto la que puede leerse a la luz del principio de que un pueblo que oprime a otro no es libre: el XX es el siglo en que el dominio totalitario y las prácticas genocidas que marcan profundamente la tradición colonial irrumpen en el propio continente de donde han salido, con el intento de Hitler de crear un imperio continental en Europa oriental sometiendo, diezmando y esclavizando a los «indígenas» que lo habitan…

 

(continuará)

 

 

 

 

[ Fragmento de: Domenico Losurdo. “La lucha de clases” ]

 

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