miércoles, 22 de enero de 2025

 

1277

 

LA LUCHA DE CLASES

Domenico Losurdo

 

(30)

 

 

 

 

III

 

Luchas de clase y luchas por el reconocimiento

 

 

LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO Y CONQUISTA DE LA AUTOESTIMA

 

No obstante, el modelo hegeliano experimentó ciertos cambios. Para Marx y Engels los esclavos asalariados dan el primer paso en la lucha por el reconocimiento al ponerse en contacto unos con otros. Mientras Nietzsche y Bentham llaman al proletariado y a las clases subalternas, respectivamente, «estamento bárbaro de esclavos» y tribu de «salvajes», las víctimas del sistema capitalista empiezan a sacudirse la culpabilización y la consiguiente falta de autoestima que les impone la ideología dominante cuando, superando el aislamiento, entablan una lucha común y crean organizaciones para impulsar la lucha común. Con independencia de la evolución posterior de la organización y la lucha, este agrupamiento es en sí mismo un resultado de importancia decisiva. Al ponerse en contacto, los miembros de una clase no solo «oprimida» sino también —subraya Engels— «calumniada» (MEW) aprenden a conocerse y se sacuden la denigración y la autodenigración impuestas por la clase dominante. Entonces —señala el joven Marx de los Manuscritos económicos y filosóficos— surge «una necesidad nueva, la necesidad de la sociedad», de modo que «la sociedad, la unión, la conversación» pasan a ser «un fin» en sí mismos (MEW). En palabras de la Miseria de la filosofía:

 

 

La defensa de sus asociaciones acaba siendo para los obreros aún más necesaria que la del salario. A tal punto es esto cierto, que los economistas ingleses no salen de su asombro al ver que los obreros sacrifican una buena parte de su salario en favor de asociaciones que, a juicio de estos economistas, solo se habían creado para luchar por el salario (MEW).

 

 

El objetivo del salario es menos importante que la asociación sindical o el partido político obrero, y no solo porque con ellos se confiere regularidad y profundidad estratégica a la lucha por el salario. La primera gran victoria cosechada por los obreros es el hecho mismo de asociarse.

 

 

En su consolidación intervienen luego la organización de la lucha y la lucha misma. Muchos años después, en dos cartas a Eduard Bernstein y Laura Lafargue, respectivamente del 22 y el 29 de agosto de 1889, Engels habla de una huelga organizada por los obreros eventuales del puerto londinense y explica los motivos de su entusiasmo:

 

 

Hasta ahora East End estaba sumido en un pasivo pantano de miseria, su característica era la resignación de quienes están rendidos por el hambre, de quienes no tienen la más mínima esperanza. Los que caían en ese pantano estaban perdidos física y moralmente [...]. Debido a la falta de organización y al pasivo vegetar de los auténticos obreros de East End, aquí hasta ahora había prevalecido el subproletariado, se había adueñado del lugar y estaba considerado el representante típico de los millones que padecen hambre en East End. Ahora, a raíz de la «huelga gigantesca de los más depravados entre los depravados», todo ha cambiado:

Son los más pobres de todos los miserables de East End, los más depravados procedentes de todos los oficios, el estrato social inmediatamente anterior al subproletariado. El hecho de que estos pobres seres, hambrientos y abatidos, que todas las mañanas se afanan por ser admitidos en el trabajo, se unan para resistir y declaren una huelga de cuarenta mil o cincuenta mil personas, involucrando de hecho en la huelga todas las actividades de East End que de alguna manera tienen que ver con la navegación, que resistan más de una semana y siembren angustia en las ricas y poderosas sociedades portuarias: todo esto es un despertar que me alegro de haber vivido (MEW).

 

 

Primero la asociación de los miembros de la clase «oprimida y calumniada», luego la organización para la lucha de clases y por último la lucha de clases como tal: estas jugadas preliminares ya han cambiado radicalmente el panorama. La miseria sigue ahí, las condiciones materiales de vida aún no han mejorado, pero los «bárbaros» y los «salvajes» han dejado de ser tales porque se han reconocido recíprocamente como miembros de una clase explotada y oprimida, llamada a lograr la emancipación con la lucha…

 

(continuará)

 

 

 

 

[ Fragmento de: Domenico Losurdo. “La lucha de clases” ]

 

**


2 comentarios:

  1. " ...la consiguiente falta de autoestima que les impone la ideología dominante... " Lo que suele desembocar en una sobreestima de los valores dominantes por parte de los dominados.

    "Lo que reviste a los ojos de los hombres, la forma fantasmagórica de una relación entre objetos materiales no es más que una relación social concreta establecida entre los mismos hombres [...] A esto es a lo que yo llamo el fetichismo bajo el que se presentan los productos del trabajo tan pronto como se crean en forma de mercancías y que es inseparable, por consiguiente, de este modo de producción". Marx

    Salud y comunismo

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    1. ASALTAR LOS CIELOS

      “Los pobres, como los gorriones, sólo tenemos dos opciones para llegar alto: o decidimos volar, o dejamos que nos pille el gato y nos suba al tejado entre sus fauces”
      (Petros Márkaris)


      El sistema capitalista se preocupa por nuestra salud mental, así que nos hurta la cruda historia y a cambio nos regala un cuento de hadas. Pero los que desconfiamos de las explicaciones fáciles y somos tan cretinos que disfrutamos complicándonos la vida ‘con nuestros propios pensamientos y obras’, el día menos pensado acabamos tropezando con los textos de Marx, de Engels, de Lenin, de Rosa, de Antonio, de Mao, del CHE…: ¡como si hubiesen caído rayos en un día claro y sereno!.

      Para explicar en pocas palabras el fetichismo de la mercancía (capítulo crucial de ‘El Capital’) Marx recurría al símil religioso: Tomamos un palo, lo labramos, lo pintamos, los vestimos, lo coronamos, lo idolatramos y nos entregamos: ‘a mandar mi señor, que para eso estamos’. De modo que, a partir de entonces, nuestro propio fetiche nos tiene felizmente cautivo en un círculo vicioso del que ni siquiera, digo la gran mayoría de fieles, ve la necesidad de buscar la salida. Pero, y esto es Historia basada en hechos, siempre hay una minoría que no se resigna y logra escapar de la caverna (las relaciones capitalistas de producción, de dominio…).

      “Tres necesidades acompañan a los hombres y las mujeres hasta la tumba: Mear, cagar y el deseo de emanciparse”. Escribió no recuerdo quien.


      Salud y comunismo

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