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DE LA DECADENCIA DE LA POLÍTICA EN EL CAPITALISMO TERMINAL
Andrés Piqueras
(19)
PARTE I
De la agonía del capital(ismo) y del
desvelamiento de su ilusión democrática
(…)
Capítulo 7
DE LA MUERTE Y LA DESTRUCCIÓN COMO GEOPOLÍTICA, GEOECONOMÍA Y GEOECOLOGÍA ACTUAL
(ALGUNOS APUNTES)
(…) Este nuevo proceso de acumulación por desposesión a escala planetaria entraña ofensivas ya vistas en capítulos anteriores hacia la privatización de la riqueza social acopiada (servicios públicos, energía, infraestructuras, patrimonio construido…); privatización del patrimonio natural; mercantilización de recursos genéticos (negocio con las fuentes de vida animales y vegetales); patentes sobre recursos ajenos; empresarización de las instituciones públicas; técnicas financieras de desposesión (promociones fraudulentas de títulos, destrucción deliberada de activos –mediante inflación, fusiones, absorciones…; endeudamiento generalizado y apropiación de bienes hipotecados, manipulación del crédito y las cotizaciones); contrarreformas fiscales (reducción de aportes de la patronal, tributación regresiva e “ingeniería financiera” (fraude y evasión fiscal) del gran empresariado, subvención pública a las grandes empresas y la Banca…; y también la apropiación militar directa (o la guerra como negocio).
Se produjo como consecuencia inmediata –además del incremento exponencial y la multiplicación de la desigualdad– la aceleración de la proletarización masiva de las poblaciones de todo el planeta, muchas de las cuales quedaban “disponibles” para migrar a discreción en función de los requerimientos del capital en unos u otros mercados migratorios. Todo eso fue acompañado de intervenciones militares directas o a través de intermediarios contra quienes se negaban a aceptar las nuevas reglas de juego.
Las potencias capitalistas centrales, apiñadas en torno al liderazgo político-militar de EE.UU. (más decisivo a partir del mandato de Reagan), emprenden una gran ofensiva política, militar e ideológica no sólo para combatir las vías de intervención de los sujetos organizados del Trabajo, sino también la búsqueda de caminos político-económicos autocentrados por parte de las formaciones sociales periféricas. Lo que se tradujo en un gran número de intervenciones. Entre las más destacada:
AMÉRICA
Golpe de Estado en Chile para imponer la dictadura militar.
Colaboración con los golpes de Estado y apoyo a las dictaduras de Argentina, Uruguay,
Paraguay y Brasil.
Bloqueo y agresión permanente a la revolución cubana.
Acoso al Panamá nacionalista de Omar Torrijos.
Apoyo a la dictadura de Somoza en Nicaragua, y posterior guerra sucia contra la revolución sandinista.
Protección y colaboración con gobiernos que practican el genocidio indígena y la guerra suciaen El Salvador y Guatemala.
Invasiones de Grenada y Panamá.
ÁFRICA
Ofensivas a los “países del frente”, en África del Sur, que se habían unido contra el apartheid y el subimperialismo de la Sudáfrica racista: Zimbabwe, Zambia, Namibia, Angola y Mozambique. Contra estos dos últimos países se emprenden sendas “guerras sucias”, contrarrevolucionarias (de sabotaje, destrozo de la producción, asesinatos de la población…), al intentar tras su independencia de Portugal emprender vías no capitalistas de desarrollo.
Apoyo a dictadores de especial trayectoria sanguinaria, como Idi Amin (Uganda), Mobutu Sese Seko (Congo).
Derrocamiento o eliminación física de líderes africanos independentistas, nacionalistas o socialistas: Kwame Nkrumah (Ghana), Sekou Touré (Guinea Conakry), Chivambo Mondlane y Samora Machel (Mozambique), Amilcar Cabral (Cabo Verde), Patrice Lumumba (Congo), son algunos de los más importantes. El último en esta línea ha sido hasta la fecha Tomas Sankara (Burkina Faso), como artífice de una gran transformación igualitaria en su país.
ASIA
Guerra contra Vietnam (como antes contra Corea del Norte).
Golpe de Estado a Sukarno en Indonesia, con la imposición de la dictadura del general Suharno.
Guerra a la sublevación iraní contra la dictadura del Sha (apoyado por EE.UU.), a través de Irak.
Apoyo a las opciones integristas en los países de religión oficial musulmana, contra las alternativas políticas nacionalistas y marxistas. Entre sus máximos exponentes están el sostenimiento de los talibanes en Afganistán contra el gobierno civil primero y contra la intervención soviética después en su ayuda; el impulso para la creación del partido Hamas en Palestina, el wahabismo en Arabia Saudí y otros países del golfo arábigo; apoyo a la creación y auge de la Hermandad Musulmana.
Apoyo incondicional a Israel como guardián de los intereses “occidentales” en el oeste de Asia.
Golpe de Estado en Tailandia (bastión estadounidense en el sureste asiático). Sobre esta cruenta guerra social acaba de salir un libro de imprescindible lectura, Bevins (2021).
Caída la URSS, esta globalización unilateral que ungía la extraterritorialidad global de las leyes estadounidenses, permitía al tiempo que EE.UU. se eximiera a sí mismo de cumplir convenios internacionales. Por citar una lista no exhaustiva de las Convenciones, Protocolos y Acuerdos no firmados por este país tenemos: Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena; Protocolo de Kyoto; Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersonal y sobre su Destrucción (Tratado de Ottawa); Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la Pena de Muerte; Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid; Pacto Mundial para la Migración, de Marrakech; Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar; Resoluciones condenatorias de la violencia neofascista en Europa (sólo EE.UU. y, sospechosamente, Israel, se niegan sistemáticamente a suscribir esas condenas); Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad; Convención Internacional contra el reclutamiento militar, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios…
Entre los Pactos firmados por EE.UU. pero no ratificados (por lo que se exime a sí mismo de su cumplimiento) podemos citar: la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW) (sólo Santo Tomé y Príncipe y Afganistán tampoco lo ratifican); Convención sobre los Derechos del Niño (sólo EE.UU. y Somalia no lo han ratificado); Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la participación de niños en los conflictos armados; Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía; Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes; Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación; Convenio sobre la diversidad biológica; Tratado de prohibición completa de todos los ensayos nucleares; Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; Convenio relativo a la libertad sindical y a la protección del derecho de sindicación; Convenio sobre el derecho de sindicación y de negociación colectiva; Convenio sobre la edad mínima de admisión al empleo; Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados; Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional…
Además, el 7 de octubre de 1985, los Estados Unidos declararon que en lo sucesivo no acatarían las decisiones de la Corte Internacional de Justicia de la ONU y suspendieron su adhesión a la Declaración por la que se reconoce como obligatoria su jurisdicción. También el 6 de mayo de 2002 declararon que dejaban de considerarse obligados por el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (llegando después incluso a retirar la visa de entrada a su fiscal general por intentar juzgar los posibles crímenes de guerra cometidos por ellos en Afganistán).
Todo ese entramado mundial unilateral por el que EE.UU. extraterritorializaba sus leyes al resto del planeta mientras que no reconocía leyes comunes ni derechos ni tratados para sí mismo, fue diseñado para intentar compensar la menguante Acumulación a través del impulso por muy diversos medios de un Crecimiento por Desposesión. Sin embargo, a finales del siglo XX y comienzos del XXI tal tinglado global comenzaría a debilitarse con la con influencia de dos procesos decisivos:
1) La persistencia e intensificación de la crisis global del capitalismo, y con ella la del propio Sistema Mundial generado por este modo de producción; así como el comienzo de la declinación económico-política del propio hegemón.
2) La emergencia de China como potencia mundial y la recuperación de soberanía nacional con cada vez más presencia internacional por parte de Rusia; formaciones sociales que poco a poco, y a pesar de los potenciales conflictos y tensiones mutuas que provoca su irrupción en Asia, se han ido aproximando entre sí para generar un tándem muy difícil de enfrentar, abriendo así las posibilidades de un nuevo orden mundial.
Veamos brevemente en qué consiste el desafío…
(continuará)
[ Fragmento: DE LA DECADENCIA DE LA POLÍTICA EN EL CAPITALISMO TERMINAL / Andrés Piqueras ]
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