miércoles, 17 de enero de 2024


1100

 

MARX Y ENGELS

CONFERENCIAS

 

 

DAVID RIAZANOV

 

( 03 )

 

 

Segunda conferencia.

 

El movimiento revolucionario en Alemania hacia 1830; Renania; La adolescencia de Marx y de Engels; Los trabajos literarios de Engels; Marx redactor de "La Gaceta Renana".

 

 

Veamos la situación de Alemania después de 1815, terminadas las guerras napoleónicas, guerras en las que tornaron parte, además de Inglaterra, alma de la coalición, Rusia, aliada con los alemanes y los austríacos. En el congreso de Viena que decidió la suerte de Europa. Alejandro I desempeñó el papel principal. La paz de Viena no fue mejor para Europa de lo que lo ha sido la de Versalles, final de la última guerra imperialista. Por ella se despojó a Francia de todas sus conquistas territoriales del período revolucionario. Las colonias francesas fueron entregadas a Inglaterra. Alemania, que esperaba su unidad de esta guerra de liberación, se escindió definitivamente en dos partes: Alemania del norte y Austria.

 

Inmediatamente después de 1815 surgió entre los intelectuales y estudiantes de Alemania un movimiento tendiente esencialmente a restaurar la unidad del país. El enemigo principal era entonces Rusia, que, en seguida del congreso de Viena, concertó con Alemania y Austria la Santa Alianza, destinada sobre todo a sofocar las aspiraciones revolucionarias. Alejandro I y el emperador de Austria fueron los fundadores oficiales de esa institución; en realidad su creador fue Metternich, director de la política austríaca. Mas como se consideraba que Rusia era el principal foco de la reacción, el movimiento ilegal de los intelectuales y estudiantes alemanes, cuyo propósito era propagar la cultura y la instrucción entre el pueblo para prepararlo en el sentido de la unificación del país, tuvo desde el principio una orientación netamente antirrusa. Fueron fundadas numerosas sociedades de tal carácter, entre las cuales se distinguieron especialmente los círculos universitarios de Jena, de Hesse, etcétera.

 

En 1819 un estudiante. Carlos Sand, mató al escritor alemán Kotzebue, considerado, no sin razón, un espía ruso. Este acto terrorista, que produjo grande impresión en Rusia, donde Carlos Sand se hizo el ideal de la mayor parte de los futuros decembristas, suministró a Metternich y a los gobiernos alemanes el pretexto para las represiones contra los intelectuales, pero las sociedades de estudiantes, lejos de desaparecer, se fortalecieron y poco a poco constituyeron organizaciones revolucionarias.

 

Nuestro movimiento decembrista, que llevó a cabo una tentativa infructuosa de insurrección armada el 14 de diciembre de 1825, no es un movimiento aislado de intelectuales rusos, sino que se desarrolla bajo la influencia del movimiento revolucionario de los intelectuales de Polonia, Austria, Francia y España. Corresponde a una corriente literaria especial, cuyo representante más importante y más típico fue, de 1818 a 1830, el publicista alemán Luis Boerne, judío de origen, que tuvo igualmente una grande influencia sobre el desenvolvimiento del pensamiento político alemán. Verdadero demócrata político, se interesó poco por la cuestión propiamente social, convencido de que se puede reparar todo y mejorarlo todo concediendo al pueblo la completa libertad política.

 

La revolución de julio de 1830 tuvo una repercusión considerable en toda Europa, y particularmente en ciertas regiones de Alemania fue el origen de convulsiones e insurrecciones, pero como el movimiento carecía de raíces profundas entre las masas, bastaron algunas concesiones para el triunfo del gobierno.

 

La derrota de la insurrección polaca de 1831, consecuencia directa de la revolución de julio, obligó a muchos revolucionarios polacos a buscar refugio en Alemania, a fin de escapar de las persecuciones del gobierno zarista. Este hecho aumentó el odio de los intelectuales alemanes hacia Rusia, de igual modo que las simpatías por la Polonia esclavizada.

 

La revolución de julio y la insurrección polaca provocaron una serie de movimientos revolucionarios en los cuales conviene que nos detengamos. Recordaremos los hechos que de una u otra manera pudieron influir sobre Marx y Engels. En 1832 el movimiento revolucionario de la parte sur de Alemania está concentrado en el Palatinado, región que al igual que Renania estuvo largo tiempo en manos de Francia, siendo restituida a Alemania sólo en 1815. Renania pasó entonces a poder de Prusia y el Palatinado fue incorporado a Baviera, donde la reacción no era menos violenta que en Prusia. Habituados a una libertad relativa bajo el régimen francés, los habitantes de Renania y del Palatinado debían naturalmente oponer resistencia al régimen al que ahora se hallaban sujetos.

 

Cada empuje del movimiento revolucionario francés fortificaba sus tentativas de lucha de oposición. En 1831 este movimiento se difunde grandemente, en el Palatinado, entre los intelectuales liberales. Los abogados Wirth y Siebenpfeifer organizan en Hambach, en 1832, una gran fiesta, en la que una serie de varios oradores, y entre ellos Boerne, hablan para proclamar la necesidad de una Alemania libre y unificada. Entre ellos se encuentra un joven obrero, Juan Becker, de 23 años, cuyo nombre encontraremos a menudo en la historia del movimiento revolucionario europeo, Becker, que estuvo en relaciones estrechas con varias generaciones de revolucionarios rusos, desde Bakunin hasta Plejánov, demostraba a los intelectuales que no hay que limitarse a la agitación, sino que es preciso preparar la insurrección armada. Revolucionario típico de grandes condiciones, llega a hacerse escritor, mas nunca teórico eminente; representó ante todo el tipo de revolucionario pragmático. Después de la reunión de Hambach permaneció algunos años en Alemania ocupado en trabajos de agitación y propaganda y organizando la evasión de algunos prisioneros revolucionarios. En 1833, estando él mismo en prisión, su grupo efectuó un ataque armado contra la guarnición de Fráncfort, ciudad en que se reunía entonces la Dieta de la Confederación germánica. Los estudiantes y los obreros afiliados a ese grupo estaban persuadidos de que una insurrección victoriosa en esa ciudad causaría fuerte impresión en Alemania, pero fracasaron. Carlos Schapper, que trabajaba entonces en Alemania, participó enérgicamente en la insurrección; después de la derrota logró refugiarse en Francia. Todo el movimiento revolucionario se concentró precisamente en las regiones que durante largo tiempo habíanse hallado bajo la dominación francesa.

 

Un movimiento revolucionario se produjo también en el principado de Hesse, encabezado por el pastor Weidig, partidario convencido de la libertad política y de la unificación de Alemania. Weidig organizó una imprenta clandestina, donde imprimía sus proclamas y esforzábase por agrupar a los intelectuales a su alrededor. Entre esos últimos, uno de los que participaron más activamente en el movimiento fue Jorge Büchner, autor del drama La muerte de Dantón. Persuadido de la necesidad de conquistar las simpatías de la masa rural, fundó para los campesinos de Hesse un periódico especial de propaganda, que fue el primer ensayo de este género. El periódico, que se imprimía en la imprenta clandestina de Weidig, tuvo una existencia efímera; dejó de a parecer en 1835. Sus organizadores fueron arrestados, y Büchner, que pudo huir de las persecuciones, se refugió en Suiza, donde murió poco tiempo después. En cuanto a Weidig (pariente cercano de Guillermo Liebknecht, quien, aun cuando niño, debió ser profundamente impresionado por estos acontecimientos), fue encarcelado y sometido a castigos corporales.

 

Una parte de los revolucionarios que Becker logró se evadieran, entre ellos Schapper, que se fugó antes de la insurrección de Fráncfort, luego Schuster, se establecieron en París, donde fundaron una sociedad secreta: La Federación de los desterrados. Bajo la influencia de Schuster y de numerosos obreros alemanes que estaban en París, la corriente socialista se esforzó notablemente dentro de la sociedad y finalmente se produjo una escisión. Una parte de sus miembros, dirigidos por Schuster, funda la Federación de los justos, que subsistió tres años, cuyos adherentes participaron en la insurrección de Blanqui y, como los blanquistas, fueron arrestados y encarcelados. Al recobrar la libertad, Schapper y sus camaradas se dirigieron a Londres, donde crearon una sociedad de educación obrera que se transformó muy pronto en sociedad comunista.

 

En esa época los intelectuales alemanes sufrían, además de la de Boerne, la influencia de diversos escritores, entre los cuales el más eminente era Enrique Heine, poeta y publicista. Sus correspondencias de París, lo mismo que las de Boerne, influyeron en la formación de la juventud alemana.

 

Nativos Heine y Boerne, el uno del Palatinado y el otro de Renania, ambos eran judíos. Marx también era originario de Renania y judío.

 

 

¿En qué medida el origen judío influye en su desenvolvimiento?

 

En la historia del socialismo alemán cuatro judíos, Marx, Lassalle, Heine y Boerne desempeñan un papel muy importante. Hubiera podido citar otros, pero tomo los más importantes. Es incontestable que el origen judío de Marx y de Heine tiene cierta influencia en la dirección de su desarrollo político. Los estudiantes se levantaban entonces contra la opresión política y social que reinaba en Alemania, pero los intelectuales judíos sentían más fuertemente su yugo. Basta leer los artículos en que Boerne describe las vejaciones de la censura y fustiga a los filisteos de la Alemania de aquel tiempo para comprender que cualquiera, por poco esclarecido que fuera, debía protestar forzosamente contra tales condiciones de vida, particularmente insoportables para los judíos. Boerne pasó toda su juventud en el barrio judío de Fráncfort y el régimen medieval que allí se vivía le impresionó, como a Heine, profundamente.

 

Marx no se hallaba en iguales condiciones; de ahí que algunos de sus biógrafos hayan negado casi enteramente la influencia del medio judío sobre él.

 

Su padre. Enrique Marx, de profesión abogado, hombre culto y libre de prejuicios religiosos, era gran admirador de la literatura filosófica del siglo XVIII e indujo a su hijo a leer las obras de escritores como Locke, Voltaire y Diderot. Locke, uno de los ideólogos de la segunda revolución inglesa, era en filosofía adversario de lo innato; sostenía que el hombre no posee ideas innatas: que toda idea, todo pensamiento, es el producto de la experiencia y de la educación. Los materialistas franceses seguían su camino y demostraban que nada existe en la inteligencia del hombre que no sea ante todo sensación, que no pase por sus sentidos. De igual modo, no reconocían la existencia de ninguna idea innata.

 

A pesar de que el padre de Marx no practicaba su religión, sólo en 1824 adopta el cristianismo. En su biografía de Marx. Mehring procura demostrar que ese acto de Enrique Marx fue la forma de tentar su entrada en la elevada sociedad cristiana. Hay en ello una parte de verdad, pero Enrique Marx realizó su conversión sobre todo, para escapar a las nuevas vejaciones a que los judíos estaban expuestos desde la incorporación de Renania a Prusia. Marx mismo, aunque no estuviera espiritualmente ligado a tal medio, se interesó mucho en su juventud por la cuestión judía y mantuvo relaciones con la comunidad judía de Tréveris. En tal tiempo los judíos elevaban frecuentes peticiones para solicitar la abrogación de distintas medidas vejatorias. A pedido de sus parientes próximos y de la comunidad de Tréveris, Marx, entonces de veinticuatro años, escribió una de esas peticiones.

 

Así, pues, de ningún modo desdeñaba Marx a sus antiguos correligionarios; le interesaba la cuestión judía y participaba en la lucha por su emancipación. Esto no le impedía hacer una clara distinción entre los judíos pobres y los adinerados, aunque, a decir verdad, había pocos judíos ricos en la región donde vivía Marx: la aristocracia judía estaba entonces reconcentrada en Hamburgo y en Fráncfort.

 

Tréveris, lugar de nacimiento de Marx y donde muchos de sus antepasados fueron rabinos, se encuentra en Renania, provincia de una intensa vida industrial y política. Hoy todavía es una de las regiones más industriales de Alemania. En ella están comprendidas las ciudades de Solingen y de Remscheid, conocidas por sus artículos de acero, así como las de Bremen y de Elberfeld, centros de la industria textil. Tréveris, donde Marx vivía, era una ciudad medieval que había, en el siglo X, desempeñado un papel considerable y sido, con Roma, uno de los centros del cristianismo. Era igualmente industrial y durante la revolución francesa se suscitó en ella un fuerte movimiento revolucionario. Poseía curtidurías y fábricas de tejidos, pero la industria manufacturera estaba escasamente desarrollada en comparación con las partes septentrionales de Renania, donde se hallaban los centros metalúrgicos y de la industria algodonera. Situada en una región vinícola, con supervivencias de la antigua comunidad rural, y siendo sus campesinos pequeños propietarios, viñeros amantes de la alegría y del buen vino. Tréveris conservó hasta cierto punto las costumbres de una ciudad medieval. Interesado entonces Marx por la situación de los campesinos, realizaba excursiones a las ciudades de los alrededores y se documentaba prolijamente sobre su vida. Los artículos que publicó algunos años más tarde muestran un conocimiento perfecto de los detalles de la vida rural, del régimen de la propiedad de la tierra y de los procedimientos de cultivo de los campesinos del Mosela.

 

En el colegio, como lo prueba particularmente una atestación de sus maestros en una de sus composiciones, Marx era uno de los más brillantes alumnos. Por encargo de su profesor escribió una composición sobre la elección de profesión por los jóvenes, en la que demuestra que no pueden escogerla libremente, porque las condiciones de nacimiento del hombre predeterminan su profesión, así como, en sentido general, su concepción del mundo. Aquí puede verse el embrión de la concepción materialista de la historia. Pero hay que considerarlo únicamente como la prueba de que Marx, ya en su juventud y bajo la influencia de su padre, estaba imbuido de las ideas fundamentales del materialismo francés, solamente que estas ideas las exponía en una forma especial.

 

A la edad de dieciséis años, Marx salió del colegio y en 1836 entró en la universidad, es decir, en una época en que las revueltas revolucionarias habían cesado y reinaba relativa calma en la vida universitaria.

 

Para ser mejor comprendido, me referiré al movimiento revolucionario ruso. El empuje revolucionario de la octava década persiste hasta 1883-1884, en cuyo momento se ve con toda claridad que la antigua Narodnaia Volia ha sido aplastada. Los años de 1886-1889, especialmente después del atentado del 19 de marzo contra Alejandro III, son, en las universidades, años de intensa reacción, en los cuales el movimiento revolucionario cesa completamente. Las personas de mi edad —las que no han perdido, se entiende, el sentimiento revolucionario— se ocupan temporalmente en una labor científica, dedicadas a estudiar las causas en cuya virtud el movimiento político revolucionario fue derrotado.

 

Un período semejante transcurría en Alemania cuando Marx entra en la universidad. En ella se dedica a estudios concienzudos. Poseemos sobre esa época de su vida un documento interesante: una carta en la que habla a su padre como a un amigo íntimo y al que expone sin rodeos sus ideales. Enrique Marx apreció y comprendió muy bien a su hijo, siendo suficiente leer su respuesta para juzgar de su elevada cultura.

 

En el espíritu de su tiempo Marx buscaba las concepciones y las doctrinas que le permitiesen fundamentar teóricamente el odio que ya tenía hacia el régimen político y social dominante. Más tarde estudiaré esta cuestión en detalle; diré entretanto que, en su búsqueda, Marx adopta la filosofía hegeliana bajo la forma que le dieron los "jóvenes hegelianos", que habían roto radicalmente con todos los prejuicios y sacado de esta filosofía las deducciones más radicales en el aspecto político y en el de las relaciones civiles y religiosas. En 1841, Marx termina sus estudios universitarios y obtiene el diploma de doctor, época precisamente en que Engels cae bajo la influencia de los jóvenes hegelianos.

 

Engels nació en Brernen, ciudad situada en el Norte de Renania, el centro de la industria algodonera y de lanas, cerca de Essen, que más tarde llega a ser el centro de la industria metalúrgica. Engels era de origen alemán y pertenecía a una familia acomodada. Si examinamos los antecedentes de la familia Engels, vemos que ocupa lugar honorable entre las familias de comerciantes y de industriales de Renania. Hasta tiene su escudo. Y como para señalar el desenvolvimiento pacífico de la vida de Engels, sus tendencias pacíficas, ese escudo ornado por un ángel con un ramo de olivo, blasón con el que Engels entra en la vida. Probablemente sus antepasados escogieron ese blasón porque Engels significa en alemán "ángel". La familia de Engels se remonta al siglo XVI, lo cual quiere decir que es una familia arraigada. En lo que concierne a la de Marx, nadie se ha ocupado en establecer sus antecedentes y hasta es difícil saber de su abuelo con exactitud. Se sabe solamente que Marx provenía de una familia de rabinos. Sobre el origen de la de Engels existen dos versiones. Según ciertos datos, Engels sería lejano descendiente del francés Ange, hugonote refugiado en Alemania. Pero sus parientes actuales niegan tal antecedente y procuran probar su origen puramente alemán. En cualquier caso, en el siglo XVII la familia Engels era ya una antigua familia de fabricantes de paño, cuyos descendientes se hicieron fabricantes de telas de algodón, gente muy adinerada y con fuertes tendencias internacionales. Con su amigo Ermen, el padre de Engels fundó una fábrica de tejidos en su patria y otra en Manchester, con lo que resulta un fabricante anglo-alemán. Profesaba la religión protestante y pertenecía a la confesión evangélica. Recuerda patentemente a los antiguos calvinistas que unían a una fe profunda la convicción no menos profunda de que la vocación del hombre consiste en ganar dinero y en acumular capital para la producción y el comercio. En su vida privada era un hombre religioso, fanático, que empleaba todas las horas que le dejaban libres sus negocios en reflexiones piadosas. De tal modo, se establecen entre Engels y su padre relaciones diametralmente opuestas a las de Marx y el suyo. Muy pronto las ideas de Engels provocan un conflicto con su padre. Con la intención de hacer de su hijo un comerciante, lo educó en tal sentido; a los diecisiete años lo envió a Barmen, una de las ciudades de más comercio en Alemania, donde el joven Engels está durante tres años empleado en un escritorio de comercio. Las cartas a sus amigos del colegio muestran cómo se esfuerza para sustraerse a la influencia de tal medio. Religioso al llegar a Barmen, se halla bien pronto bajo la influencia de Boerne y de Heine. Comienza a escribir a los diecinueve años, y con sus primeros trabajos se coloca entre los demócratas librepensadores de Alemania. Sus primeros artículos, firmados con el pseudónimo de "Oswald", con los cuales atrae la atención pública, flagelan el medio ambiente en que había pasado su infancia. Sus cartas de Wupperthal (del nombre del valle de Wupper en el que están situadas las ciudades de Bremen y de Elberfeld) causan fuerte impresión. Se notaba que el autor había sido educado en esa región y que conocía a todos sus hombres notables. En Barmen se libró Engels de todos los prejuicios religiosos y llegó a ser una especie de viejo jacobino francés.

 

Hacia 1841, cuando tenía alrededor de veinte años. Engels, en calidad de hijo de rico fabricante, entra como voluntario en artillería de la guardia de Berlín. Allí es donde se vincula con el círculo de jóvenes hegelianos, que Marx también frecuentaba. Con ellos participa en la lucha contra los viejos prejuicios y, de igual modo que Marx, se adhiere a la tendencia más radical de la filosofía hegeliana. Pero cuando Marx se halla todavía, por así decir, en su gabinete de trabajo y se prepara para la carrera universitaria, Engels, que comenzó a escribir en 1839, en 1842, ocupa ya, bajo su seudónimo, un lugar destacado en el periodismo y participa activamente en la lucha ideológica que se desarrolla entre los adeptos de los viejos y de los nuevos sistemas filosóficos.

 

Quiero llamar particularmente la atención sobre los años 1841-1842, que son los años en que varios rusos moscovitas viven en Alemania. Están allí, entre otros, Bakunin, Ogaref, Frolof, que viven poco más o menos en parecidas condiciones de entusiasmo que Marx y Engels por la misma filosofía. Ello puede juzgarse por el episodio siguiente: en 1842 Engels escribió una crítica violenta de la filosofía del adversario de Hégel, Schelling, que había sido invitado por el gobierno de Prusia a trasladarse a Berlín para oponer a la del primero su filosofía, en la cual se esforzaba por conciliar el Evangelio con la ciencia. Las opiniones que Engels tenía entonces se asemejaban hasta tal punto a las expuestas por Bielinsky y Bakunin en sus artículos de esa época, que hasta los últimos tiempos su folleto en el que critica la Filosofía de la revelación de Schelling ha sido atribuido a Bakunin. Ahora sabemos que no fue escrito por Bakunin, pero la argumentación, las expresiones, las pruebas empleadas para demostrar la superioridad de la teoría hegeliana, se parecen de tal modo a las de Bakunin que no es sorprendente que numerosos rusos la hayan considerado obra suya.

 

En 1842 Engels tenía veintidós años, de suerte que tempranamente es un escritor democrático, radical, completamente formado. Como él mismo lo dice, describiéndose en un poema festivo, era un ardiente jacobino, y bajo este aspecto recuerda fuertemente a algunos alemanes que se adhirieron a la revolución francesa. Según sus propias palabras, la Marsellesa está constantemente en sus labios y reclama, por último, la guillotina. Tal era Engels en 1842. Marx había llegado más o menos al mismo grado de desarrollo intelectual. En esa misma fecha se descubren trabajando con un propósito común.

 

Terminados sus estudios universitarios y doctorado en abril de 1842, Marx se propuso desde el primer instante ocuparse de filosofía y de ciencia, pero renunció a este propósito cuando su maestro y amigo, Bruno Bauer, que era uno de los jefes de los jóvenes hegelianos y criticaba rudamente la teología oficial, fue privado del derecho de enseñar en la universidad. Justamente en tal momento Marx fue invitado a colaborar en una nueva publicación. Los representantes de la burguesía comercial e industrial más radical de Renania, Kamphausen y otros, habían resuelto fundar su órgano político. El periódico de más influencia de Renania era la Koelnische Zeitung —y Colonia era entonces el mayor centro industrial de la región—, publicación que adulaba al gobierno. La burguesía radical quería oponer a ella su órgano propio, a fin de defender sus intereses económicos frente al feudalismo. Además de Kamphauhen, el constructor de ferrocarriles Mevisson desempeñaba un papel considerable en la región. Ambos disponían del dinero, pero les faltaban colaboradores. Acontecía lo que se produjo más tarde en Rusia: buen número de periódicos fundados por capitalistas cayeron en manos de un grupo determinado de literatos. Así ocurrió antes y después de 1905 e igualmente durante la guerra; industriales independientes suministraban fondos a un grupo de literatos. Así, en Renania, algunos jóvenes filósofos y literatos tomaron la dirección del periódico fundado por los fabricantes. De estos literatos fue Moisés Hess, de mayor edad que Marx y Engels, el que desempeñó el papel principal. Era, como Marx, judío, pero desde temprano se había distanciado de su padre, hombre bastante rico. Adherido al movimiento liberador en seguida de 1830, comenzó a demostrar la necesidad de la unión de las naciones más adelantadas a fin de asegurar la conquista de la libertad política y cultural. Ya en 1842, antes que Marx y Engels. Moisés Hess, bajo la influencia del movimiento comunista francés, se hizo comunista. Con algunos de sus camaradas es luego el redactor más eminente de la Gaceta Renana.

 

Marx vivía entonces en Bonn, y durante largo tiempo no fue sino un colaborador que enviaba periódicamente sus artículos. Sólo poco a poco conquista el primer puesto en el periódico, dirigido por Hess, con sus dos camaradas Oppenheim y Rutenberg (este último era amigo de Marx y lo había recomendado a la redacción). Así, pues, aunque la Gaceta Renana fuera editada a costa de la burguesía industrial de la región, era al mismo tiempo el órgano del grupo más radical de escritores de Berlín, al que pertenecían Marx y Engels.

 

En el otoño de 1842 Marx fija su residencia en Coloia e inmediatamente da al periódico una nueva orientación. Contrariamente a sus amigos de Berlín y a Engels, insistía Marx en llevar la lucha más radical, pero no bajo una forma demasiado ruidosa, contra las condiciones políticas y sociales existentes. Así se manifiesta la influencia de las condiciones distintas en que se formaron Marx y Engels, y en particular el hecho de que Marx no hubiera conocido la opresión religiosa, yugo intelectual al que en su juventud estuvo sometido Engels. Por eso Marx se apasionaba menos por una lucha religiosa y no consideraba necesario dedicar todas sus fuerzas a una crítica violenta antirreligiosa. Prefería una polémica a fondo a una demasiado exterior, lo que consideraba necesario para conservar el periódico y disponer así de un órgano. Engels —y eso es una característica de toda su producción juvenil— estaba más cerca del grupo que quería una lucha exterior más vigorosa contra la religión. Esta diferencia entre Marx y Engels, sea dicho de paso, recuerda a la que existió a fines de 1917 y comienzos de 1918 en nuestro medio, cuando algunos camaradas reclamaban la lucha inmediata y a fondo con la iglesia. Otros, por el contrario, estimaban que no era eso lo más urgente y que teníamos tareas de mayor importancia. Parecidas divergencias existían entre Marx y Engels y los otros jóvenes publicistas, compañeros suyos. Esta polémica tiene su expresión en las cartas que Marx escribió como redactor a sus viejos camaradas de Berlín.

 

Los biógrafos de Marx consignan que su encuentro con Engels en la redacción de la Gaceta Renana fue bastante frío. Engels, que había sido uno de sus corresponsales en Berlín, estuvo en Colonia antes de su partida para Inglaterra. Es posible que entonces tuviera una explicación con Marx, que defendía su táctica y había abordado claramente la cuestión de los trabajadores. Criticaba duramente las leyes que prohibían el aprovechamiento comunal de la leña y abrogaban el derecho de procurársela en los bosques, demostrando que tales leyes eran obra de los propietarios del suelo que ponían todo su poder en la explotación de los pequeños campesinos y en elaborar decretos que los transformaran en criminales. Insertó entonces en la Gaceta Renana varios artículos sobre la situación, por él bien conocida, de los campesinos del Mosela, los que suscitaron una violenta polémica entre él y el prefecto de Renania.

 

Las autoridades locales presionan entonces por intermedio de Berlín y el periódico es sometido a una doble censura. Como Marx es el alma de la redacción, se pide que sea depuesto. El nuevo censor admira grandemente a este brillante e inteligente publicista que elude hábilmente la censura, pero sigue denunciándole, y ahora no a la redacción sino al grupo de accionistas que subvencionan el periódico. Comienzan estos últimos a inquietarse y piden a Marx que sea más prudente, a fin de evitar cuestiones desagradables. Marx se niega. Prueba que toda tentativa de moderación no conducirá a nada, que el gobierno no reducirá su intemperancia. Al fin entrega su dimisión de redactor y abandona el periódico, pero su retiro no lo salva, pues muy pronto fue definitivamente prohibido.

 

Marx salió del periódico completamente cambiado. Cuando ingresó era un demócrata liberal; aunque un demócrata que se interesa por todos los asuntos económicos fundamentales ligados con la situación social y económica de los campesinos. En consecuencia, Marx, que hasta entonces estuvo casi exclusivamente dedicado a la filosofía y a la jurisprudencia, debe ocuparse cada vez en grado mayor de problemas económicos y de diversas cuestiones concretas.

 

Marx sostuvo en ese tiempo una polémica con un periódico conservador a propósito de un artículo de Hess, que fue quien en 1842 convirtió a Engels al comunismo. Respondió, en resumen, a ese periódico: Ustedes no tienen derecho a atacar al comunismo. No conozco el comunismo, pero siendo que el comunismo ha asumido la defensa de los oprimidos, no puede ser combatido con tanta ligereza. Antes de condenarlo es preciso tener conocimiento completo y exacto de esa corriente.

 

Cuando abandonó la Gaceta Renana, Marx no era aún comunista, pero sí hombre a quien interesaba, el comunismo como tendencia, como filosofía concreta. Con su amigo A. Ruge llegan a convenir en que es absolutamente imposible realizar en Alemania la propaganda política y social que les interesa, y resuelve trasladarse a París para editar los Anales franco-alemanes. Con este nombre, de oposición a los nacionalistas franceses y alemanes, quiere significar que una de las condiciones de éxito de la lucha contra la reacción está en la estrecha alianza política de Alemania y Francia. En los Anales franco-alemanes Marx formula por primera vez los puntos fundamentales de su futura filosofía, en los cuales de demócrata liberal se transforma en comunista…

 

(continuará)

 

 

 

[ Fragmento de: RIAZANOV. “Marx y Engels /  Conferencias” ]

 

*

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar