lunes, 20 de noviembre de 2023


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EL ESTADO Y LA REVOLUCIÓN

Lenin


( 03 )





3. El Estado, instrumento de explotación de la clase oprimida


Para mantener un poder público especial, situado por encima de la sociedad, son necesarios los impuestos y la deuda pública. 


Dueños de la fuerza pública y del derecho a recaudar los impuestos –dice Engels–, los funcionarios, como órganos de la sociedad, aparecen ahora situados por encima de esta. El respeto que se tributaba libre y voluntariamente a los órganos de la constitución gentilicia (de clan) ya no les basta, incluso si pudieran ganarlo…

Se dictan leyes especiales sobre la santidad y la inmunidad de los funcionarios. “El más despreciable polizonte” tiene más “autoridad” que los representantes del clan; pero incluso el jefe del poder militar de un Estado civilizado podría envidiar a un jefe de clan por “el respeto espontáneo” que le profesaba la sociedad. 


Aquí se plantea la cuestión de la situación privilegiada de los funcionarios como órganos de poder del Estado. Lo fundamental es saber: ¿qué los coloca por encima de la sociedad? Ya veremos cómo esta cuestión teórica fue resuelta prácticamente por la Comuna de París en 1871 y cómo la esfumó reaccionariamente Kautsky en 1912.


…Como el Estado nació de la necesidad de refrenar los antagonismos de clase, y como, al mismo tiempo, nació en medio del conflicto de esas clases, es, por regla general, el Estado de la clase más poderosa, de la clase económicamente dominante, que, con ayuda de él, se convierte también en la clase políticamente dominante, adquiriendo con ello nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida (…) No solo el Estado antiguo y el Estado feudal fueron órganos de explotación de los esclavos y de los siervos, también “el moderno Estado representativo es el instrumento de que se sirve el capital para explotar el trabajo asalariado”. Sin embargo, por excepción, hay períodos en que las clases en lucha están tan equilibradas, que el poder del Estado, como mediador aparente, adquiere cierta independencia momentánea respecto a ambas clases… Tal aconteció con la monarquía absoluta de los siglos XVII y XVIII, con el Bonapartismo del primero y del segundo Imperio en Francia y con Bismarck en Alemania.



Y tal ha acontecido también, agregamos nosotros, con el gobierno de Kerenski en la Rusia republicana después del paso a las persecuciones del proletariado revolucionario, en un momento en que los soviets, como consecuencia de hallarse dirigidos por demócratas pequeñoburgueses, son ya impotentes, y la burguesía no es todavía bastante fuerte para disolverlos pura y simplemente.


En la república democrática –prosigue Engels– “la riqueza ejerce su poder indirectamente, pero de un modo tanto más seguro”, y lo ejerce, en primer lugar, mediante “el soborno directo de los funcionarios” (Norteamérica) y, en segundo lugar, mediante la alianza entre el gobierno y la Bolsa” (Francia y Norteamérica). 


En la actualidad, el imperialismo y la dominación de los bancos han “desarrollado”, hasta convertirlos en un arte extraordinario, estos dos métodos de defender y llevar a la práctica la omnipotencia de la riqueza en las repúblicas democráticas, sean cuales fueren. Si, por ejemplo, en los primeros meses de la república democrática de Rusia, durante lo que podríamos llamar luna de miel de los “socialistas” –eseristas y mencheviques– con la burguesía, en el gobierno de coalición, el señor Palchinski saboteó todas las medidas de restricción contra los capitalistas y sus latrocinios, contra sus actos de saqueo del fisco mediante los suministros de guerra, y si luego, una vez fuera del ministerio, el señor Palchinski (sustituido, naturalmente, por otro Palchinski exactamente igual) fue “recompensado” por los capitalistas con un puestecito de 120 mil rublos de sueldo al año, ¿qué significa esto? ¿Es un soborno directo o indirecto? ¿Es una alianza del gobierno con los consorcios o son “solamente” lazos de amistad? ¿Qué papel desempeñan los Chernov y los Tsereteli, los Avksentiev y los Skobelev? ¿El de aliados “directos” o solamente indirectos de los millonarios malversadores de los fondos públicos?


La omnipotencia de la “riqueza” es más segura en las repúblicas democráticas porque no depende de la mala envoltura política del capitalismo. La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo; y, por tanto, el capital, al dominar (a través de los Palchinski, los Chernov, los Tsereteli y compañía) esta envoltura, que es la mejor de todas, cimienta su poder de un modo tan seguro, tan firme, que no lo conmueve ningún cambio de personas ni de instituciones, ni de partidos dentro de la república democrática burguesa.


Hay que señalar, además, que Engels, con la mayor precisión, llama al sufragio universal instrumento de dominación de la burguesía. El sufragio universal, dice Engels, basándose, evidentemente, en la larga experiencia de la social democracia alemana, es el índice de la madurez de la clase obrera. No puede llegar ni llegará nunca a más en el Estado actual. 


Los demócratas pequeñoburgueses, por el estilo de nuestros eseristas y mencheviques, y sus hermanos carnales, todos los socialchovinistas y oportunistas de Europa occidental, esperan, en efecto, “más” del sufragio universal. Comparten ellos mismos e inculcan al pueblo la falsa idea de que el sufragio universal es, “en el Estado actual”, un medio capaz de revelar realmente la voluntad de la mayoría de los trabajadores y de garantizar su puesta en práctica.


Aquí no podemos hacer más que señalar esta falsa idea, poner de manifiesto que esta afirmación de Engels, completamente clara, precisa y concreta, se adultera a cada paso en la propaganda y en la agitación de los partidos socialistas “oficiales” (es decir, oportunistas). Una explicación minuciosa de toda la falsedad de esta idea, rechazada aquí por Engels, la encontraremos más adelante en nuestra exposición de los puntos de vista de Marx y Engels sobre el Estado “actual”.


En la más popular de sus obras, Engels hace un resumen general de sus puntos de vista en los siguientes términos: 


Por tanto, el Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni poder estatal. Al llegar a cierta fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo del Estado una necesidad. Ahora nos aproximamos con rapidez a una fase de desarrollo de la producción en la que la existencia de estas clases no solo deja de ser una necesidad, sino que se convierte en un obstáculo directo para la producción.

Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su tiempo. Con la desaparición de las clases, desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, al organizar de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre de productores iguales, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce.



No se encuentra con frecuencia esta cita en las publicaciones de propaganda y agitación de la socialdemocracia contemporánea. Pero incluso cuando nos encontramos con ella es, casi siempre, como si se hicieran reverencias ante un icono, o sea, para rendir un homenaje oficial a Engels, sin el menor intento de analizar la amplitud y profundidad de la revolución que supone este enviar toda la máquina del Estado al museo de antigüedades”. En la mayoría de los casos, no se ve ni siquiera la comprensión de lo que Engels llama la máquina del Estado…


(continuará)




[ Fragmento de: Lenin. “el estado y la revolución” ]


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