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LA COLUMNA DE LA MUERTE
El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz
Francisco Espinosa Maestre
[ 048 ]
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EL 14 DE AGOSTO EN BADAJOZ,
ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA
Continuamente le preguntaba a mi tío por las cosas que habían pasado en la guerra civil; me daba cuenta de que gracias a la guerra civil, mi abuelo y mi familia y los que en el pueblo eran como ellos habían conservado no sólo sus propiedades, sino también su modo de vida, sus hábitos y costumbres convertidos en normas morales, para ellos sagradas; y pensaba que el reparto de la propiedad de la tierra dejaba fuera de una forma de vida y de unas posibilidades, que eran las mías, a la inmensa mayoría de los hombres y mujeres extremeños, los mismos que todas las mañanas esperaban de pie en la plaza del mercado a que alguien les diera trabajo para ganar un jornal.
ALBERTO OLIART,
Contra el olvido, pp. 188-189.
Badajoz: una matanza con testigos
Las únicas pruebas de que disponemos de lo ocurrido en Badajoz en los días que siguieron a su ocupación —teniendo en cuenta que a los que acompañaban a las columnas se les prohibió entrar en la ciudad— se deben a varios periodistas extranjeros, casi todos procedentes de Portugal, y que ya desde entonces —especialmente el portugués Mario Neves, del Diário de Lisboa, cuya última crónica del 17 de agosto fue prohibida por la censura portuguesa— sufrieron las iras de los sectores progolpistas, empeñados en censurar la labor de quienes habían puesto al descubierto de manera incontrolada el tipo de guerra que se había iniciado en España. La importancia de las informaciones de los periodistas extranjeros radicaba en que de un solo golpe habían hecho caer dos mitos: el de la guerra civilizada y el de la neutralidad portuguesa. Lo que los periodistas cercanos a los golpistas se limitaban a comentar como hechos relacionados con «la aplicación inexorable de la justicia». se mostró como lo que en realidad era: una más, quizá la mayor y más efectiva, de las salvajes matanzas que venían produciéndose de sur a norte desde el inicio del golpe militar. De paso, Europa y América se enteraron de que el gobierno portugués estaba entregando los refugiados a los golpistas españoles, lo que derivó en un deterioro de la imagen de ambos ante la opinión pública y, especialmente, ante los sectores católicos. Para los sublevados, y también para los periodistas a su servicio, no existía diferencia alguna entre una batalla y una matanza; todo valía y todo cabía en la campaña contra el marxismo.
Además de Neves, un joven de veinticuatro años del que no hay que olvidar que aparte de periodista tenía estudios de Derecho y cuyas crónicas son imprescindibles para saber qué pasó en Badajoz, hay que mencionar a los periodistas franceses Marcel Dany, representante de la Agencia Havas en Lisboa, y Jacques Berthet, corresponsal de Le Temps. Estos tres periodistas entraron en Badajoz a las nueve y media de la mañana del día 15 de agosto. Otros dos personajes relevantes en esta historia, que llegan por otra vía a Badajoz dos días después tras obtener el permiso en Sevilla el día 15 serán Jean d’Esme, de L’intrasigeant, y René Brut, fotógrafo de la Casa Pathé Newsreels, al que debemos las únicas imágenes existentes de las víctimas de las matanzas, salvadas milagrosamente a pesar de cuanto hizo por evitarlo Luis Bolín, encargado de la Prensa y Propaganda de los golpistas, quien organizó una cacería en toda regla cuando las noticias de lo ocurrido en Badajoz se divulgaron por Europa y Estados Unidos. Finalmente, hay que mencionar a los periodistas norteamericanos Jay Allen, corresponsal del Chicago Tribune y del London News Chronicle, y John T. Whitaker, del New York Herald Tribune, autores de algunos de los artículos y entrevistas que más han influido posteriormente. Estas siete personas constituyen la base de lo que conocemos como la matanza de Badajoz, y contra ellas y sus agencias actuaron los sublevados cuando se concienciaron de la repercusión de las informaciones que habían proporcionado. La importancia que los sublevados dieron a este desliz —bien por no haber desarrollado aún los filtros convenientes o por suponer que los periodistas procedentes de Portugal estaban de su parte— muestra por sí sola la gravedad de lo acontecido. Confiar en la discreción de los corresponsales, a la que Cuesta había aludido en Sevilla, había sido un grave error. ¿Qué pensarían fuera de España después de leer las crónicas de Dany y Berthet, o las que llegaron a otros medios importantes como The Times o The New York Times extraídas del testimonio de Neves? ¿Qué pensarían en París cuando vieron la película enviada por Brut con los muertos en los paredones y las hileras de cadáveres calcinados o esperando serlo en el cementerio de Badajoz? Como escribió el periodista Peter Wyden mucho después, esas imágenes eran la premonición de Auschwitz. Los golpistas reaccionaron de inmediato. El 27 de agosto —estamos en los orígenes de la Causa General— el capitán Luis Bolín Bidwell escribe las pautas para el «Folleto sobre crímenes marxistas en Andalucía»:
… Este folleto se limitará a dar cuenta de las principales atrocidades, por cuyo motivo sólo hará referencia [a] aquellos pueblos donde éstas se han cometido en mayor número y con mayor [ilegible] y crueldad, y es por tanto enteramente independiente de otra encuesta más amplia y detallada de acuerdo con normas distintas [que] deberá verificarse en cada uno de los pueblos de España donde los rojos han cometido desmanes.
… Cada uno de estos pueblos deberá ser visitado por la persona encargada de hacer esta breve encuesta, quien irá acompañada por un taquígrafo al objeto de que las declaraciones puedan anotarse sin pérdida de tiempo … A [sic] llegar a cada pueblo, conviene dirigirse, al alcalde o comandante militar del mismo y pedirle que presente inmediatamente a dos o tres vecinos dignos de crédito que habitaban en el pueblo al tiempo de cometerse los crímenes y que lo han presenciado o tienen noticia fidelina [sic] de ella … Es ABSOLUTAMENTE necesario que acerca de los hechos relatados no exista la menor duda, que sean auténticos y que en ningún caso pueda resultar que la imaginación o el buen deseo o la pasión exagere un solo detalle.
… Hasta ahora se han visitado en los alrededores de Sevilla los siguientes pueblo [sic]: Carmona, La Campana, Lora del Río, Constantina, El Arahal, La Palma del Condado, y Moguer.
Las declaraciones prestadas en cada uno de estos pueblos obran en poder del funcionario de la Asesoría Jurídica del ayuntamiento de Sevilla D. Carlos Bendito, taquígrafo que por su relevantes dotes debe ser el encargado de prestar sus servicios en cuantas encuestas queden por realizar en la región vecina a Sevilla.
A la persona encargada de realizar la encuesta deberá facilitarse un automóvil para los objetos de la misión que se le encarga [sic]. Los pequeños gastos a que dé lugar la misma podrán someterse para su pago a la 2.ª División …
Sevilla a 27 de agosto de 1936
EL CAPITÁN (LUIS A. BOLÍN)
He ahí el origen de la campaña de propaganda de los sublevados: había que tapar la violencia propia con la violencia ajena, por más desproporcionada que fuera la comparación. La razón de fondo: la matanza de Badajoz; el lugar idóneo para iniciar la campaña: la Sevilla de Queipo. Sin todavía tener muy claro qué harían con el escándalo de Badajoz, los sublevados comienzan por silenciar el asunto y evitar que pueda volver a repetirse. El terror rojo en Badajoz no permitía lanzar una contracampaña. Aquí concluiría la primera fase de esta historia. A partir de entonces ningún periodista pudo acceder a una localidad en las cuarenta y ocho horas siguientes a su ocupación, es decir, con cierto tiempo para preparar el escenario. El siete de septiembre del 36 el comandante Cuesta Monereo da a conocer las instrucciones para la censura de prensa, cuyo punto noveno dice:
En las medidas represivas se procurará no revestirlas de frases o términos aterradores, expresando solamente «se cumplió la justicia», «le llevaron al castigo merecido», «se cumplió la ley», etc.
En consecuencia, para saber qué pasó en Badajoz en agosto del 36 hay que acudir a la obra de Mário Neves, La matanza de Badajoz, en la que se reproducen todas sus crónicas además de las controversias y aclaraciones posteriores a que dio lugar la campaña montada para descalificarlo, especialmente por lo que se refiere al comandante inglés McNeill-Moss y su The legend of Badajoz (Londres, 1937) —origen del mito de la leyenda de Badojoz—, versión que niega la matanza en base a la descalificación de los relatos de los periodistas, y que ha hecho suya la historiografía profranquista hasta nuestros días. El primero que puso al descubierto las fallas de Geoffrey McNeill-Moss fue Arthur Koestler en su Spanish Testament (Londres, 1937), Como se encontraba en agosto del 36 en Portugal se hizo con toda la prensa del momento y leyó los relatos de Mário Neves en el Diário de Lisboa. Así, luego pudo demostrar que McNeill-Moss había manipulado a su antojo la información suministrada por los periodistas Berthet, Dany y Neves. El engaño de The legend of Badajoz se sustentaba en que muy pocos ingleses conocían la prensa portuguesa. Pero antes de que esto ocurriera, Koestler pasaría tras la caída de Málaga en febrero de 1937 a poder de Bolín, quien no le había perdonado sus crónicas del verano del 36 en el News Chronicle después de franquearle la entrada. Entonces lo trasladaron a la prisión provincial de Sevilla, donde pasó varios meses hasta que por presiones diversas pudo escapar de la pesadilla. Después de todo, ¿cómo no iban a diferir los relatos de los periodistas? El mismo Neves aludía en la introducción a La matanza de Badajoz a que el hecho de que no todos vieran y contaran lo mismo no equivalía a que mintieran. Ocurrió simplemente que cada uno, en medio de aquel caos, aportó la parte de la realidad que percibió:
[de sus constantes viajes a Elvas para enviar sus crónicas] …puede resultar que algunos hechos observados por mí no coincidiesen con otros descritos por los demás corresponsales que circulaban por la ciudad a otras horas, con idéntico ambiente de confusión y de pavor. Esto explica, por ejemplo, ciertas discrepancias en los relatos, de los que trataron de sacar partido los observadores parciales que quisieron presentar aparentes divergencias en determinados detalles de los reportajes en los que se daba, sin embargo, una perfecta unanimidad por lo que se refiere a aspectos flagrantes de la violencia practicada por los rebeldes victoriosos. Algunos periodistas que se desplazaron desde Lisboa —tanto los franceses que conmigo entraron en Badajoz, como los que acudieron después de mis primeros artículos— quedaron profundamente agraviados con la visión atroz de los cuerpos extendidos en la plaza de toros y se refirieron más tarde, horrorizados, a la presencia de los desgraciados que aguardaban en los chiqueros el momento de su próxima e inevitable ejecución. En cuanto a mí, aunque había visitado en otras ocasiones, con idéntico pavor, aquel lugar siniestro, tal vez me haya dejado más impresionado todavía el elevado número de milicianos fusilados en muchos lugares dispersos de la ciudad, bien como montañas de cuerpos apiñados en posiciones macabras en una hondonada, especie de río seco, a la entrada de Badajoz, o bien alineados en extensas filas dentro del cementerio para ser más tarde incinerados con gasolina. Este terrible aspecto constituyó, sin duda, la más cabal demostración de la violencia que inspiraba la acción represiva de los invasores, que, por otro lado, no lo ocultaban, como quedó patente en las impresionantes imágenes del cineasta René Brut…
(continuará)
[ Fragmento de: Francisco Espinosa Maestre. “La columna de la muerte” ]
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" ...esas imágenes eran la premonición de Auschwitz".
ResponderEliminarToda la incivil guerra española lo fue.
Salud y comunismo
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TAPAR LA VIOLENCIA PROPIA CON LA INVENTADA VIOLENCIA AJENA
Eliminar“…He ahí el origen de la campaña de propaganda de los sublevados: había que tapar la violencia propia con la violencia ajena, por más desproporcionada que fuera la comparación…”
La matanza de Badajoz, El bombardeo de Guernica o la masacre conocida como “La desbandada” entre otros muchos ejemplos de acontecimientos históricos que fueron ya en su día y aún hoy en ciertos casos ocultados, o bien, cuando ya no hubo forma de mantenerlos en secreto, manipulados, tergiversados y desfigurados por la propaganda franquista que, como nos cuenta con todo lujo de detalles Francisco Espinosa, demostró que aprendía de sus errores sobre la marcha e implantó una censura informativa que les permitía falsificar los hechos y apañar el decorado.
Acabo de leer un texto que creo viene aquí a cuento y nos muestra cómo el “nazifascismo” (criado a los pechos de EEUU y la UE) ha ido a lo largo de los años perfeccionado su criminal aparato de propaganda:
“…La CIA, junto con el MI6 británico, han gestionado la supuesta imagen heroica de Zelensky en Occidente. Según Ritter, estos servicios de inteligencia montaron la puesta en escena de la masacre de Bucha, para culpar a los rusos que en esos precisos momentos llevaban conversaciones de paz. En realidad la masacre fue llevada a cabo principalmente por el batallón neonazi ucraniano Azov, las víctimas eran prorusos.
Bucha es una buena metáfora del actuar del gobierno de Zelensky. Su administración ha sido básicamente una ilusión óptica. Pero occidente ha tenido un éxito al hacer creer al público en una prefabricada imagen de Zelensky cultivada por la serie “Servidor del pueblo”. Sin embargo, el verdadero Zelensky es un trepador social que ha condenado a su propio pueblo al infierno y que, como se está demostrando, está al servicio de potencias extranjeras…”
Completo aquí:
https://observatoriodetrabajadores.wordpress.com/2023/08/14/el-agente-secreto-zelensky-jeremy-kuzmarov/
Salud y comunismo
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Yo suelo prestar atención a los opositores internos, tanto de EEUU como de los demás países de su órbita. Scott Ritter, a quien se menciona en el texto que acabas de leer, es uno de ellos. Provenga de donde provenga, la voz de la disidencia ha de ser alentada, apoyada y difundida en todas las lenguas posibles. Es preciso mostrar las grietas internas del imperialismo y demostrar la falsedad de su supuesta unanimidad, mediante la cuál pretende legitimarse.
EliminarSalud y comunismo
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