viernes, 30 de junio de 2023

 

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NUESTRO MARX

Néstor Kohan

 

[ y 097 ]

 

 

SEGUNDA PARTE

¿EL RETORNO DE MARX?

 

 

 

Balance final y conclusiones provisorias

 

En una época de tibiezas intelectuales, políticas, afectivas, el pensamiento de Marx sigue quemando. Su espíritu irónico, radical e incisivo renace de sus cenizas. Se burla a carcajadas de todo el cinismo, la estafa moral, el doble discurso y el cortejo fúnebre alquilado para la ocasión que pretendió sepultarlo en tiempos neoliberales y posmodernos. El eterno "fin de la historia" no llegó a completar una década. El definitivo "ocaso de las ideologías" fue tan fugaz como un atardecer.

 

Marx vuelve. Pero no puede regresar como moda ni vacío de contenido. Esta investigación, que pretende sistematizar dos décadas de lecturas (comenzamos a estudiar El Capital en 1990, en plena euforia capitalista), intenta acompañar ese regreso de Marx desde la reflexión crítica. En ella retornamos una y otra vez sobre nuestras propias huellas, siguiendo el método de Marx, quien redactó El Capital muchas veces, dejando varios libros en el camino (los Grundrisse, la Contribución, etc.). Volver a masticar una y otra vez lo que venimos pensando desde hace algunos años nos ha servido para ir explorando nuevas aristas y al mismo tiempo descartando caminos erróneos.

 

No es el dogma, entonces, el que renace pues bien sepultado está (aunque de vez en cuando intenta asomar la cabeza y salir de la tumba con el dedito en alto). El Marx que hoy regresa es el de la teoría crítica, la filosofía de la praxis, La concepción materialista de la historia. Ese Marx, guía inspirador de rebeliones radicales y explosivas que todavía no han comenzado, es el que merece discutirse. Con ese objetivo encaramos esta tare

 

 

A LO LARGO DE ESTA INVESTIGACIÓN HEMOS INTENTADO DEMOSTRAR:

 

 

En cuanto al debate contemporáneo:

 

Marx retoma el centro de la escena contemporánea porque su teoría crítica permite comprender el núcleo articulador de la sociedad mercantil capitalista globalizada: el fetichismo, la cosificación y la mercantilización de todas las relaciones sociales.

 

Después de treinta años de predominio de las metafísicas "post" hoy existe sed de ideología y de una concepción general del mundo que no sólo explique la sociedad sino que también le otorgue sentido a nuestra vida. Las rebeliones contra el sistema capitalista, si quieren ser eficaces, necesitan coordinación y estrategia de hegemonía. El "otro mundo posible", por todos lados mentado, no emergerá automáticamente. El "socialismo del siglo XXI" aún está por hacerse. El marxismo constituye la mejor herramienta para alcanzar y realizar ambos objetivos.

 

 

En cuanto a los presupuestos metodológicos desde donde hablamos:

 

Nuestras impugnaciones a los sedimentados equívocos que se han acumulado sobre las anchas espaldas de Marx (dentro y fuera de la tradición marxista) se basan en una combinación de las dos significaciones del concepto de "ideología". Intentamos realizar una crítica de los obstáculos ideológicos (en tanto falsa conciencia) que han impedido captar la radicalidad de Marx pero lo hacemos desde determinada opción ideológica (concebida como concepción del mundo que implica normas de conducta práctica).

 

Ideología y verdad no son polos antitéticos, ya que en la teoría crítica marxista la verdad remite a la lucha, las relaciones y la confrontación ideológica.

 

 

En cuanto a los equívocos y "usos" ilegítimos de Marx:

 

Marx no es un teórico del "factor económico". Su concepción de la historia es bien distinta del productivismo tecnologicista.

 

Marx no es un constructor de sistemas filosóficos cosmológicos y metafísicos, en particular del llamado "Materialismo dialéctico".

 

La teoría crítica de Marx es una teoría revolucionaria, crítica del reformismo en sus múltiples colores y tendencias.

 

Marx no es un pensador eurocéntrico, anclado en el mundo cultural y moderno de las metrópolis capitalistas coloniales del siglo XIX.

 

 

En cuanto a nuestra propuesta de aproximación a Marx:

 

El pensamiento y la obra de Marx no son ajenas a las luchas y a la cultura de los pueblos latinoamericanos y del tercer mundo. Nuestra aproximación a Marx intenta hacerse partiendo desde América Latina y a partir de la larga historia de rebeliones continentales.

 

La teoría social de Marx constituye una teoría crítica, una filosofía de la praxis, una concepción materialista de la historia (concebida como una sola ciencia que cuestiona la parcelación de los estudios sobre la sociedad en disciplinas estancas y yuxtapuestas) y una teoría política de la hegemonía.

 

La teoría crítica del fetichismo no es sólo cultural. Abarca al mismo tiempo la subjetividad y la objetividad, la conciencia social y el ser social (hipótesis 1).

 

La teoría del fetichismo no sólo es inseparable de la teoría del valor (concebida en su doble dimensión, cuantitativa y fundamentalmente cualitativa) sino que además constituye el fundamento de El Capital.

La teoría del fetichismo permite desarrollar una crítica radical de las categorías de la economía política porque se basa en la lógica dialéctica de relaciones. Sólo desde la lógica dialéctica se puede comprender el lugar central que el sujeto (es decir, la sustancia en proceso, el objeto autonomizado que cobra vida propia) juega en El Capital. A partir de la lógica dialéctica que Marx emplea se comprende su crítica al cuantitativismo y al ahistoricismo de la economía política. Su teoría permite la crítica tanto de la economía política clásica como de la vulgar, tanto de los neoclásica como de la neoricardiana.

 

Para Marx el poder (relación de fuerza entre las clases sociales) no está recluido en la llamada "superestructura", sino que atraviesa todas las relaciones sociales que conforman la totalidad social. La violencia no queda anclada en los orígenes del capitalismo. Como demuestra la historia trágica de América Latina, no hay capitalismo concebido como sistema mundial sin genocidio, matanza sistemática, aplastamiento de las rebeldías radicales y violencia permanente (hipótesis 2).

 

La concepción materialista de la historia, y en particular El Capital, formula regularidades, que deben entenderse como leyes de tendencia, campo de condiciones y posibilidades para la intervención subjetiva. Esas leyes no son independientes ni ajenas a la lucha de clases. El Capital no proporciona sólo una teoría de la regulación social a través de los mecanismos de la ley del valor sino también y al mismo tiempo una teoría de la posibilidad de la crisis, que sólo puede transformarse en crisis revolucionaria si hay intervención subjetiva (es decir, una estrategia y una rebelión colectiva organizada). Las lógicas de la reproducción ampliada y la de la lucha de clases no funcionan en paralelo, de forma desconectada y yuxtapuesta, son dimensiones de un mismo tejido social (hipótesis 3).

 

El Capital no es un texto que describe únicamente regularidades objetivas. Al mismo tiempo Marx se ocupa de la subjetividad social, de las clases sociales en lucha que define dialécticamente como "sustancia en proceso", es decir, como "sujetos". El problema de la subjetividad atraviesa todo el análisis de El Capital. La teoría crítica marxista permite ir de lo macro a lo micro, de la lógica objetiva de la acumulación y la crisis a la esfera más intima de la conformación de la subjetividad histórica de los individuos a través de toda una serie de mediaciones sociales.

 

La teoría del fetichismo, punto de llegada de la madurez intelectual de Marx en la última redacción de El Capital (1873), permite recuperar la herencia del humanismo de Goethe y de la dialéctica de Hegel y en su conjunto todo el programa de emancipación de la filosofía clásica alemana. Pero lo hace de manera no especulativa sino praxiológica y revolucionaria, privilegiando la intervención política en la historia.

 

El humanismo de Marx no es un humanismo metafísico, especulativo, supraclasista. Escapa por lo tanto a las dicotomías sobre las que giró el debate de la década de 1960 entre humanistas esencialistas y antihumanistas teóricos. La reflexión crítica de Marx sobre el fetichismo permite superar ambos polos de la ecuación.

 

La crítica del fetichismo constituye un cuestionamiento formidable a la modernidad capitalista sin por ello abandonar el proyecto de emancipación radical. De allí que permita descentrar el debate de la década de 1980 entre modernistas y posmodernos.

 

La teoría crítica del fetichismo permite articular la crítica de la fetichización del trabajo abstracto devenido valor y la crítica del fetichismo del Estado moderno y su forma más desarrollada, la república parlamentaria, explicando ambas dimensiones al mismo tiempo.

 

Marx no sólo es el teórico de la explotación sino también el del poder y la dominación (hipótesis central y conclusión general).

 

Luego de haber recorrido todos esos problemas, preguntas, estaciones y debates en la obra de Marx (y en la de muchas y muchos de sus continuadores), retomamos el inicio de nuestra investigación. All í afirmábamos que el marxismo, en tanto teoría crítica, constituye una teoría de la historia que presupone y obliga a dar cuenta de la propia historia de la teoría. Nuestro marxismo, entonces, es un marxismo con historia y con sujeto. A través suyo llegamos a ser quienes somos. No estamos "fuera" de lo que investigamos. Provenimos y nos sentimos parte de una historia, muy anterior a nosotros, que en nuestro país y en nuestro continente pretendió ser aplastada a sangre, picana, capucha y fuego. Nos llamaron "delincuentes", "terroristas" y "subversivos". Nos torturaron y nos desaparecieron. Quemaron las personas y los libros, incendiaron las bibliotecas. Querían borrar al marxismo de la faz de la tierra. Y a pesar de todo, aquí estamos. Esta lucha no terminó, recién empieza. Nuestros muertos no han muerto. Al igual que Marx renacen con cada nueva rebelión.

 

Como concepción general del mundo y de la sociedad el marxismo implica normas prácticas de conducta. Prácticas que tienen que ver no sólo con los escritos, las investigaciones, el debate teórico, el papel y la tinta, sino también y quizás principalmente con nuestra vida cotidiana y nuestra subjetividad. Por eso, al concluir provisoriamente esta tarea, no podemos dejar de preguntarnos por el sentido de toda esta investigación.

 

¿Vale la pena investigar y escribir en una época en que la palabra está tan devaluada y el pensamiento social tan cuantificado, domesticado y serializado? ¿Cómo sobreponerse a las trituradoras institucionales del pensamiento crítico? ¿Qué sentido tiene dedicarle tanto tiempo a hurgar con una lupa en los rincones más escondidos de la obra de Marx si casi nadie leerá esta investigación?

 

Nos queda la duda. Pero de todas formas creemos que hay que seguir batallando contra la mediocridad, el pensamiento único, la crueldad sistemática, la legitimación del orden establecido, el aplastamiento de toda disidencia radical, la explotación y la dominación del ser humano sobre el ser humano. Aunque el macartismo esté a la orden del día, no podemos ni debemos permitir que el miedo disminuya nuestra capacidad de pensar, como alguna vez alertara Horkheimer. Hay que seguir resistiendo hasta el final, cuestionando y peleando, como en otras épocas hicieron los guerrilleros del ghetto de Varsovia, completamente cercados por los nazis; como hizo el Che Guevara hasta el último minuto; como hoy hace la insurgencia del siglo XXI rodeada de bases militares estadounidenses. Hay que seguir remando. No hay que dar el brazo a torcer. Tampoco hay que autocensurarse.

 

Desde la adolescencia, (con los militares genocidas todavía en el poder) decidimos dedicar nuestro pequeño granito de arena, nuestra energía, nuestros esfuerzos, esperanzas y anhelos a la causa mundial del socialismo. Marx nos acompañó desde entonces. Mucho tiempo después, con nuevas lecturas teóricas, experiencias militantes y alguna que otra frustración política de por medio, seguimos reafirmando aquella decisión. Las conclusiones de esta investigación seguramente se prolongarán en otros espacios de confrontación, en la palabra escrita, en la imagen, en la vida.

 

No es el único camino. Hay muchas opciones. Simplemente es el camino que nosotros hemos elegido.

 

 

Boedo, septiembre de 2009

 

 

 

[ Fragmento de: Néstor KOHAN. “Nuestro Marx” ]

 

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El libro completo de Néstor Kohan está disponible (formatos PDF / Ebook) aquí:

 

http://www.abertzalekomunista.net/es/biblioteca-2/marxistas-internacionales/kohan-nestor/311-nuestro-marx

 

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3 comentarios:

  1. "Pero de todas formas creemos que hay que seguir batallando contra la mediocridad, el pensamiento único, la crueldad sistemática, la legitimación del orden establecido, el aplastamiento de toda disidencia radical, la explotación y la dominación del ser humano sobre el ser humano".

    Eso mismo pienso y sostengo yo. La semilla contiene el árbol y el árbol contiene el bosque.

    Salud y comunismo

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  2. La historia nos enseña que demasiadas veces el mundo se rinde ante el “bluff”. Yo nunca olvidaré a ciertos sesudos marxistas, compañeros ‘con galones’ de partido, que trataban de ridiculizar la que ellos calificaban como “voluntarista” afirmación de Mao: “El imperialismo es un tigre de papel”. No se dónde andarán hoy esos “idiotas librescos”, yo me entiendo y sería largo de explicar, que seguramente desconocían – su interés por la historia solía ser nulo o, en el mejor de los casos, bastante limitado– la “voluntarista” trayectoria del hombre que encabezó la “voluntarista” LARGA MARCHA, la misma que comenzó con ‘cuatro gatos comunistas’ y culminó diez años después con la “involuntaria” derrota imperialista y la “voluntarista” Revolución en el país más poblado del planeta: China. Repito que no sé dónde andarán o, más probablemente sobre qué poltronas criarán “involuntarias almorranas” mientras ven angustiados el irremisible declive del “tigre de papel yanqui” encarnado en sus supuestamente sólidos fetiches: El Dólar, el Pentágono, el FMI, el BM, la OIC, la OTAN…

    Mientras tanto, China, Cuba, Vietnam, Venezuela, Nicaragua… y ahora también la Federación Rusa, demuestran en los hechos que hay pueblos que no “venden” su soberanía y están dispuestos ha defenderlas con sus vidas y, por supuesto, con las armas en la mano…


    Salud y comunismo

    *

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    1. Así es.

      Fueron a Vietnam a combatir el comunismo y fueron vencidos por los comunistas. Asaltaron Cuba, y fueron vencidos por los comunistas. Combatieron en Afganistán contra los talibanes, y fueron vencidos por ellos. Demasiado mundo para gangsters de tan estrechas miras. Pretendieron vencer a Rusia en Ucrania y Rusia acabará dominándola. Al hijo de "papi guerra fría" se le agota su heredada cuenta bancaria y, aunque la escena no sea reflejada en los medios, alguien lo está agarrando por su almidonado cuello en estos momentos. El maquillaje mismo, pese a la ridícula insistencia mediática, es ya insostenible.

      ¡Que los zurzan con gruesa hilacha y puntiaguda aguja!

      Salud y comunismo

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Gracias por comentar