viernes, 16 de junio de 2023

 

1008

 

 

NUESTRO MARX

Néstor Kohan

 

[ 093 ]

 

 

SEGUNDA PARTE

¿EL RETORNO DE MARX?

 

 

 

 

Paralelo forma valor-forma republicana

 

Para comenzar a dejar de lado esos cómodos y trillados esquematismos, quizás convendría destacar al modo cómo Marx reflexiona críticamente sobre la abstracción del trabajo (cuando los productores independientes de mercancías lo socializan de manera indirecta a través del intercambio) y la forma valor así como también sobre la abstracción de la ciudadanía, del orden jurídico y la república burguesa. En ambos casos la dominación se ejerce de mediante formas abstractas, generales, comunes, anónimas e impersonales. Las inocentes formas abstractas opacan y vuelven inobservable la dominación criminal de los contenidos. La igualdad (del intercambio y del contrato jurídico) oculta y encubre la desigualdad (de la explotación de la fuerza de trabajo y de las fuerzas sociales enfrentadas más allá de la institucionalidad establecida por la constitución). Bajo la apariencia fetichizada del mercado, el derecho y la república parlamentaria se esconde, en todos los casos y en forma paralela, la lucha de clases. La dominación y la explotación no aparecen a primera vista, están envueltas por la telaraña social de las relaciones mercantiles, las relaciones jurídicas y las instituciones republicanas. La sociabilidad anónima e impersonal del mercado y la seudo-comunidad genérica de la ciudadanía republicana ocultan que la auténtica comunidad de los productores libremente asociados, aplastada y triturada día a día, se torna imposible en los marcos del capitalismo.

 

¿Qué hay debajo de esa abstracción anónima, general, común e impersonal, que opera tanto en "la economía" como en "el derecho" y "la política", en la ruidosa esfera de la superficie del mercado como en la no menos estridente vidriera de las instituciones? Lo que subyace oculto, tapado, encubierto, son relaciones sociales entre las clases. Relaciones de poder, dominación, fuerza y resistencia entre las clases sociales. Relaciones que nunca se muestran tal como son (con excepción, quizás, de la guerra civil, situación extrema donde las contradicciones sociales afloran a la superficie y las máscaras se derriten ante el fuego encarnizado de la lucha).

 

Para tratar de sobrepasar ese nivel de apariencia, intentando penetrar más allá de lo que se ve, incluso de "lo que se ve" en las clasificaciones economicistas del marxismo, nos esforzaremos en destacar los hilos de la dominación que Marx va pacientemente destejiendo, pasa a paso, en las distintas "instancias" y en los distintos "departamentos" de la arquitectura social.

 

Aunque también abordaremos el modo cómo Marx piensa la dominación anónima de la república burguesa, de aquí en adelante recorreremos su tratamiento de la dominación social y el poder en sus escritos supuestamente "económicos". Esto ha sido seguramente lo más cuestionado y al mismo tiempo lo menos estudiado, aquello que el liberalismo y sus interlocutores vergonzantes se esfuerzan hasta el día de hoy en desconocer.

 

Comenzaremos examinando a continuación algunos fragmentos y pasajes de El Capital para volver observable el modo a través del cual, en el tratamiento del fetichismo de la mercancía, Marx explicita cuáles son precisamente los presupuestos de los cuales parte desde el inicio mismo de El Capital, ya desde sus primeras palabras, su primer párrafo y renglón.”

 

 

 

 

Niveles del discurso epistemológico: el poder entre lo "lógico" y lo "empírico"

 

Pero antes de zambullirnos en El Capital en busca de esta problemática convendría advertir los distintos niveles del discurso de la exposición teórica elegida por Marx.

 

El Capital contiene diversos niveles de discurso en el plano epistemológico. Algunos son muy abstractos (en el sentido dialéctico del término, todavía indeterminados y con apariencia puramente conceptual donde las derivaciones lógicas semejan construcciones de modelos apriorísticos) y otros en cambio están mucho más ligados a la empiria, más accesibles al entendimiento de la vida corriente y a las discusiones ligadas al sentido común (recordemos que Marx escribió El Capital discutiendo no sólo con los economistas académicos sino también para un público obrero, al menos en su intención original).

 

Aquellos pasajes de El Capital en los cuales Marx elige exponer sus concepciones y teorías sobre el capitalismo con abundantes ejemplos empíricos, ¿implican "ausencia de teoría" o son expresión de una meditada decisión política del autor? Creemos que la respuesta a esa interrogación está mucho más cerca de la segunda opción que de la primera.

 

A la hora de indagar la teoría del poder y la dominación en Marx, entre muchos otros textos, pasaremos revista al capítulo sobre la llamada "acumulación originaria" del primer tomo de El Capital, así como también a las "Formas que preceden a la producción capitalista" de los Grundrisse. Allí se explicitan gran parte de los presupuestos sobre los que se estructura la exposición lógica de El Capital y su teoría del valor. Estos textos están estrechamente ligados a discusiones políticas contemporáneas. Allí se pone severamente en discusión pretendidas "verdades" convertidas en sentido común gracias a la hegemonía burguesa y a los complejos ideológicos hoy reinantes.

 

En El Capital podemos encontrar una decisión adrede, conscientemente elegida por Marx, de dedicar algunos capítulos al terreno más inmediato de la discusión política, aun cuando Marx esté desarrollando teoría al mismo tiempo sobre procesos a largo plazo propios del modo de producción capitalista "en su máxima pureza", mientras que en otros decide dedicarse a exponer un proceso lógico de un carácter mucho más abstracto. Algunos pasajes y capítulos tienen un nivel lógico más alto y otros un nivel histórico más alto. Cuando Marx se dedica a estudiar la jornada laboral no plantea fórmulas lógicas "coqueteando" con la Ciencia de la lógica de Hegel. Allí escribe acerca de la formación social inglesa en un momento determinado y sobre las tácticas y estrategias de lucha obrera para reducir el número de horas de trabajo (aun cuando en ese capítulo proporcione definiciones teóricas acerca del derecho y la legislación de largo aliento). Ese extenso capítulo sobre la jornada laboral constituye un clarísimo ejemplo de texto de contextura directamente política, en el sentido en que está ligado a la inmediatez política de la coyuntura de una época determinada y a las luchas que la conforman y atraviesan de principio a fin.

 

En el capítulo sobre la acumulación originaria el tipo de discusiones que Marx plantea también está enfocado a polemizar con el sentido común burgués cristalizado y sedimentado no sólo en la economía política sino en la vida cotidiana a lo largo de siglos (según el cual "siempre hubo ricos y pobres... los ricos se hicieron ricos trabajando, esforzándose y ahorrando, los pobres siempre fueron holgazanes y despilfarraron..."). Ese tipo de discusión más ligada a la inmediatez, es acompañada por otras que remiten a un plano de teoría más abstracta. Allí se ubicarían toda una serie de hipótesis historiográficas acerca de la transición del feudalismo al capitalismo en Europa Occidental. Hipótesis que en los Grundrisse son ampliadas con conceptos que van más allá de Europa Occidental como los del modo de producción asiático y otros que no siempre aparecen en primer plano en El Capital. Esa discusión sobre la transición al capitalismo del capítulo 24 se prolonga en la correspondencia con Vera Zasulich del final de su vida (1881), donde Marx reexamina su teoría y la contrasta a la luz de formaciones sociales periféricas del sistema mundial del capitalismo.

 

Junto a esas discusiones destinadas a poner en crisis el sentido común de la economía política y a discutir la transición histórica del feudalismo al capitalismo (en el centro y en la periferia del sistema mundial), Marx aborda un tercer tipo de problemas. Allí despliega una discusión sobre la dominación, el ejercicio de la violencia en la historia (no sólo en la "superestructura" sino también al interior de "la economía" ya que "la violencia es ella misma una fuerza económica") y sobre la relación de poder y de fuerza entre las clases sociales. Allí aparecen ampliamente analizados el papel, reiterado y reproducido periódicamente en la historia, de las matanzas sistemáticas, los genocidios, el saqueo, la esclavización, la rapiña colonial, el racismo, el disciplinamiento social, la vigilancia, etc, etc. Este tercer tipo de problemas, aunque esté ilustrado por una abrumadora cantidad de material empírico y de descripciones históricas concretas, realiza afirmaciones teóricas de alcance general que se ubican en los niveles mayores de abstracción de La concepción materialista de la historia. Sus argumentaciones, cargadas de ejemplos demoledores (que la historiografía académica sobre el capitalismo nunca ha podido desmentir), forman parte al mismo tiempo de la teoría sobre los modos de producción y la formación económico social capitalista, que Marx trata "en su concepto" y en su "máxima pureza", según sus conocidas expresiones características de la lógica dialéctica…

 

(continuará)

 

 

 

[ Fragmento de: Néstor KOHAN. “Nuestro Marx” ]

 

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