miércoles, 22 de marzo de 2023

 

953

 

 

NUESTRO MARX

Néstor Kohan

 

[ 073 ]

 

 

 

SEGUNDA PARTE

¿EL RETORNO DE MARX?

 

 

La lógica dialéctica y la teoría del valor

 

(…) El "valor" —cuya sustancia social es el trabajo abstracto— no es exactamente lo mismo que el "valor de cambio" como forma de valor ya que

 

"Ese algo común que se manifiesta en la relación de intercambio o en el valor de cambio de las mercancías es, pues, su valor".

 

La forma de valor es la forma necesaria en que se manifiesta el valor. ¿De qué manera se produce esta manifestación? Pues como una relación entre dos o más [M]. ¿Cómo se determina la cantidad del intercambio? Por medio de la magnitud del valor o "valor de cambio" determinada no por la variabilidad del intercambio sino por la producción.

 

Como el método dialéctico siempre se encamina de lo simple a lo complejo, de lo abstracto a lo concreto, entonces la primera forma de valor —una relación entre dos [M]— en la que se comparan e intercambian dos trabajos privados a través de dos [M] constituye la forma simple: [I]: [A = B].

 

En El Capital todo el despliegue de las diversas formas que asume el valor (enumeraremos desde [I] hasta [IV]) tiene por función resolver la dificultad de la forma equivalente, clave para comprender al dinero como relación social (y no como "cosa" mágica, según las apariencias mistificadas del fetichismo) y, por supuesto, al capital como forma desarrollada de la relación de dinero. Esta es la razón por la cual Marx sostiene que:

 

"De lo que aquí se trata, sin embargo, es de llevar a cabo una tarea que la economía burguesa ni siquiera intentó, a saber, la de dilucidar la génesis de la forma dinero siguiendo, para ello, el desarrollo de la expresión del valor contenida en la relación de valor existente entre dos mercancías: desde su forma más simple y opaca hasta la deslumbrante forma de dinero".

 

La segunda forma de valor [II] equivale a una relación donde se comparan e intercambian [A = B ó C ó D ó E, etc.].

 

La tercera forma de valor [III] equivale a una relación donde se comparan e intercambian [A ó B ó C ó D ó E, etc. = X].

 

La cuarta forma de valor [IV] equivale a una relación donde se comparan e intercambian [A ó B ó C ó D ó E, etc. = D (dinero)].

 

En todas estas relaciones de valor entre diversas [M], Marx observa que siempre las relaciones en el seno de las cuales se intercambian las [M] están conformadas por dos polos. Al primer polo de esa relación dialéctica lo denominará "forma relativa" y al segundo "forma equivalencial". Entonces afirmará que:

 

"La forma relativa de valor y la forma de equivalente son aspectos interconectados e inseparables [subrayado nuestro] que se condicionan de manera recíproca, pero constituyen a la vez extremos excluyentes o contrapuestos, esto es, polos de la misma expresión de valor [subrayado de Marx]".

 

Todas las formas de valor —desde la más simple a la forma dinero— están conformadas como relaciones. Dentro de estas relaciones existen polos interconectados e inseparables. Pero no sólo eso:

 

al mismo tiempo son polos excluyentes entre sí. Es decir, constituyen polos inseparables pero excluyentes... De donde Marx infiere que "ambas formas [relativa y equivalencial] [...] se excluyen entre sí de manera polar [subrayado de Marx]".

 

Entonces, habíamos afirmado que las [M] encierran dentro suyo una identidad diferenciada, ya que contienen valor de uso y valor y ambas determinaciones son opuestas y antitéticas entre sí, ya que Marx plantea que:

 

"La expansión y la profundización históricas del intercambio desarrollan la antítesis latente en la naturaleza de la mercancía, entre valor de uso y valor".

 

La [M] es la primera categoría y constituye una identidad que encierra una antítesis —siempre entendiendo por "antítesis", como ya aclaramos, no la diferencia que viene de "afuera" sino que está adentro mismo de la identidad—. Uno de los polos de la "antítesis", esto es, el valor "saldrá afuera" de la [M] y se manifestará en el intercambio como forma de valor.

 

A su vez dentro de la forma valor —desde la más simple hasta la forma dinero— estarán presentes también las dos determinaciones internas de la identidad diferenciada que constituye a la [M]:

 

"Por tanto, el valor de la mercancía lienzo [forma relativa] queda expresado en el cuerpo de la mercancía chaqueta [forma equivalencial], el valor de una mercancía en el valor de uso de la otra".

 

En consecuencia, la antítesis interna a la [M] se exterioriza, "sale fuera" de sí, y se despliega como forma de valor. Entonces Marx plantea que:

 

"La forma simple de valor de una mercancía es, pues, la forma simple en que se manifiesta la antítesis contenida en ella, entre el valor de uso y el valor".

 

En la misma perspectiva lógico dialéctica Marx afirma que

 

"La antítesis interna entre valor de uso y valor, oculta en la mercancía, se manifiesta pues a través de una antítesis externa"

 

 

¿Qué papel y función juega la [M] en la relación de valor cuando le toca ocupar la forma equivalencial o de equivalente? Pues la de "prestar su cuerpo", su valor de uso, para expresar al valor de la forma relativa. Por lo tanto:

 

"La primera peculiaridad que salta a la vista cuando se analiza la forma de equivalente es que el valor de uso se convierte en la forma en que se manifiesta su contrario, el valor".

 

"La forma natural de la mercancía se convierte en forma de valor. Pero obsérvese que ese quid pro quo [«tomar una cosa por otra», relación central de la inversión fetichista de sujeto y objeto. N.K.] sólo ocurre, con respecto a una mercancía B (chaqueta o trigo o hierro, etc.), en el marco de la relación de valor que la enfrenta con otra mercancía A cualquiera (lienzo, etc.); únicamente dentro de los límites de esa relación" (Tomo I, Vol.I)

 

Por lo tanto la inversión fetichista, explicará algunas páginas más adelante Marx, es inseparable de la producción mercantil y de las relaciones de valor.

 

Lo importante a lo largo de este despliegue de la forma valor —desde la más simple [I] a la forma dinero [IV]— reside en que a lo largo de ese desarrollo se exterioriza, se exacerba y se agudiza la "antítesis" entre las formas relativa y equivalencial, oposición que deja de ser "interna" a la [M] para autonomizarse y adquirir "vida propia" ya desde la forma [I]. Pero la observación de esa "antítesis" no se alcanza a simple vista. Por eso Marx, refiriéndose a la forma [III] señala que

 

"la forma de intercambiabilidad directa general de ningún modo revela a simple vista que se trate de una forma mercantil antitética".

 

Si bien no puede observarse a simple vista —lo cual vuelve comprensible que el presupuesto epistemológico empirista y positivista de la economía neoclásica caracteriza al tratamiento marxiano del valor como "metafísico" pues para esta corriente sólo es considerado científico lo que puede observarse en la inmediatez— ello no implica que la contradicción no esté presente, aunque de modo larvado, desde el inicio de la exposición lógico dialéctica.

 

Esa es la razón por la cual Marx plantea que: "Pero en el mismo grado en que se desarrolla la forma de valor en general, se desarrolla también la antítesis entre sus dos polos:


la forma relativa de valor y la forma de equivalente. Ya la primera forma [I] — 20 varas de lienzo = 1 chaqueta— contiene esa antítesis, pero no la establece como algo fijo [...] Aquí [en la forma [I]] todavía cuesta trabajo fijar la antítesis polar"

 

Si en la forma simple [I] aún la antítesis no está fijada, ¿cuándo alcanzará dicha fijeza? Pues en la forma [IV] o forma dinero —que simbolizamos con [D]—, cuando

 

"la forma relativa unitaria de valor propia del mundo de las mercancías adquiere consistencia objetiva y vigencia social general. La clase específica de mercancías con cuya forma natural se fusiona socialmente la forma de equivalente deviene mercancía dineraria o funciona como dinero".

 

De nuevo, en la forma [IV] o [D] encontramos la presencia indeleble de la lógica relacional dialéctica que no acepta para las categorías una definición tautológica ni una identidad vacía. Por ello Marx agrega que:

 

"Al igual que todas las mercancías, el dinero sólo puede expresar su propia magnitud de valor relativamente, en otras mercancías".

 

En la forma [D] se despliegan las contradicciones inmanentes a la [M], de allí que:

 

"El enigma que encierra el fetiche del dinero no es más, pues, que el enigma, ahora visible y deslumbrante, que encierra el fetiche de la mercancía".

 

Este fetiche consiste en la independización y autonomización de la forma equivalente —socialmente "objetiva"— que a partir de la forma [IV] o [D] adquiere "vida propia", transformándose en un "sujeto" de un modo absolutamente reificado. Por eso en la forma [D] se despliega, como nunca antes, la "antítesis" interna a la [M]:

 

"Dicho proceso suscita un desdoblamiento de la mercancía en mercancía y dinero, una antítesis externa en la que aquella representa su antítesis inmanente de valor de uso y valor. En esa antítesis las mercancías se contraponen como valores de uso al dinero como valor de cambio".

 

Esta misma conceptualización había sido previamente explorada en los Grundrisse cuando Marx escribe:

 

"Dado que la mercancía deviene valor de cambio general, de aquí resulta que el valor de cambio deviene una mercancía particular: esto debido únicamente al hecho de que una mercancía particular frente a todas las otras recibe el privilegio de representar, de simbolizar el valor de cambio de éstas, vale decir, el privilegio de convertirse en dinero. El hecho de que una mercancía particular se presente como sujeto-dinero de la cualidad-dinero de todas las mercancías, se desprende de la esencia misma del valor de cambio. [...] La objetivación del carácter general, social del trabajo, (y por tanto del tiempo de trabajo que está contenido en el valor de cambio) hace precisamente de su producto un valor de cambio y confiere a la mercancía la cualidad de dinero, la cual implica a su vez un sujeto-dinero que exista fuera de ella de manera autónoma". Aclarando, más adelante agrega: "La relación de los valores de cambio —de las mercancías como objetivaciones recíprocamente iguales e igualables del tiempo de trabajo— encierra contradicciones que tienen su expresión material en un dinero distinto del tiempo de trabajo [...] No se ve aún al núcleo de la mercancía en su conjunto preso de la contradicción y penetrado por ella".

 

En este pasaje de la exposición lógico dialéctica, cuando se produce la máxima autonomización de la forma equivalente, el valor de cambio, Marx alerta sobre una problemática cuya posibilidad está implícita ya desde el comienzo de El Capital aunque recién se la exponga de modo explícito en el cuarto tomo de la obra:

 

"Si la autonomización externa de aspectos que en lo interno no son autónomos, y no lo son porque se complementan uno al otro, se prolonga hasta cierto punto, la unidad interna se abre paso violentamente, se impone por medio de una crisis"…

 

(continuará)

 

 

 

[ Fragmento de: Néstor KOHAN. “Nuestro Marx” ]

 

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