martes, 25 de marzo de 2025


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UNIVERSIDAD OCCIDENTALIZADA Y CIVILIZACIÓN CAPITALISTA: NECESIDAD DE LA DESCOLONIZACIÓN

Ramón Grosfoguel

 

 



La Tizza comparte una versión de la conferencia presentada en el encuentro «La mirada decolonial sobre la ciencia y la complejidad social», celebrado en el Auditorio de la Escuela de Historia, Ciudad Universitaria, USAC, Guatemala, el 9 de octubre de 2024.

 

 

En primer lugar, quiero llamar la atención sobre algo que me parece muy interesante. Hablemos del sistema académico de la universidad occidentalizada, como esta universidad y otras universidades. Los que me conocen saben que no hablo de universidad, porque universidad ya implica una neutralidad que no existe. Yo hablo de la universidad occidentalizada. Nosotros

 

estamos en una universidad occidentalizada porque aquí lo que se lee en todas las disciplinas son hombres blancos y occidentales de cinco países.

 

Se va a leer, de manera predominante, a un alemán, se va a leer a un francés, a un británico, a un estadounidense, a un italiano… con algunas excepciones aquí y allá; la excepción es quizás un sueco, quizás un holandés o un canadiense, pero eso es lo que se lee. Pensadores de lo que se conoce hoy como Europa occidental, hombres todos «bien» y hombres blancos.

 

Eso es lo que se llama Departamento de Filosofía. Y no estoy tomando solo a la filosofía como ejemplo. Podemos ir a sociología, antropología, cualquiera. Cuando usted entra a los cursos está leyendo hombres occidentales de cinco países. Y si alguien viene y dice «Oye, yo quiero enseñar aquí un curso de filosofía maya», le van a decir «no, eso no es filosofía, eso es… Mira, hay un departamento aquí de Antropología que estudia las culturas, o hay un departamento ahí de, no sé, Religión. Mira, vete allí y estúdiate la religión de…» Porque eso es religión, o eso es cultura; pero nunca asume el carácter de filosofía porque, obviamente, no cumple el canon de pensamiento del hombre occidental en los cinco países mencionados.

 

La filosofía maya está producida por pensadores y pensadoras mayas. Por tanto, queda fuera del Departamento de Filosofía o el de Sociología — podemos ir a cualquiera y vemos que los nombres cambian por disciplina, o sea, el francés que vas a leer en filosofía es diferente al hombre francés que vas a leer en sociología o en antropología—. Los nombres cambian, pero siempre vas a estar leyendo a un hombre francés, alemán, británico, estadounidense o italiano. Y a eso se le llama «pensamiento universal».

 

¿Cómo se justifica eso?

 

La justificación que tiene en ese tipo de universidad occidentalizada se basa en decir que ellos producen un pensamiento universal en el sentido de que es válido más allá del tiempo y del espacio, para cualquier lugar del mundo. Las categorías que producen esos hombres de cinco países occidentales usted las puede — oigan esta palabra— «aplicar» para entender el mundo sin importar el tiempo y el espacio, en cualquier lugar del mundo, en cualquier momento de la historia.

 

Usted utiliza las categorías de esos hombres y va a entender el mundo, porque ellos producen un conocimiento universal. ¿Pero, qué pasa? Los que hacen filosofía maya o filosofía islámica o filosofía bantú u otro tipo de filosofía se les considera inferiores porque producen un conocimiento particularista. Es decir, se justifica que los hombres blancos occidentales sean el canon de pensamiento porque ellos sí producen pensamiento universal. Los otros lo que producen son cosas particularistas.

 

Vamos a decodificar lo que acabo de decir. En primer lugar, todo el mundo piensa desde los problemas que enfrenta, desde sus lugares históricos y sociales. Nadie está pensando desde una nube, todo el mundo está en algún lugar del mundo pensando los problemas. Y la teoría nace de intentar explicar problemas, de ahí nacen las teorías, no nacen de alguien que está en la nube flotando por allá. Todos estamos situados en el mundo, en tiempo y espacio.

 

 

La pretensión de producir un conocimiento universal más allá del tiempo y el espacio es una pretensión idolátrica, porque es como ponerse en el lugar de Dios, de que tú estás más allá del tiempo y el espacio, y que tú puedes producir un conocimiento válido más allá del tiempo y el espacio.

 

 

¿Quién puede estar más allá del tiempo y del espacio? Ningún ser humano puede argumentar que lo está, ninguno. Entonces, si todos estamos pensando desde contextos espacio temporales, para ponerle el lenguaje sociológico, desde contextos sociohistóricos, entonces los hombres occidentales de cinco países están pensando desde un lugar del mundo y desde unos problemas del mundo: desde los problemas sociohistóricos de Francia, Italia, Alemania, Gran Bretaña y los Estados Unidos. Esos son los problemas que ellos intentan teorizar y darle respuesta teórica. Pero la experiencia histórico social de esos cinco países no corresponde a la experiencia histórico social del resto del planeta.

 

Las categorías que ellos han desarrollado para pensar el mundo sociológica, política, económica, geográfica, filosófica o históricamente, tienen que ver con los problemas que enfrentan y sobre todo los que sus Estados, todos imperialistas, confrontan. El asunto es que ellos, como sociedad metropolitana imperialista en el mundo, confrontan problemas que no necesariamente son los nuestros, que para nosotros pueden ser otros los problemas. Entonces, detrás del pretendido universalismo de esos autores se está camuflando su localización epistémica en el mundo. Se está «vendiendo la moto» de que se produce un pensamiento con categorías que van a ayudar a entender todo lo que pasa y todo lo que se mueve en el planeta, no solamente en esos cinco países. Se están universalizando unas categorías, unas teorías, unos conceptos que nacen al calor de los problemas histórico sociales de esos cinco países y se universalizan al resto del mundo. Eso se enseña en un aparato global de dominación del sistema mundo que se llama la universidad occidentalizada, que es donde estamos nosotros. Tenemos todos que entender dónde estamos parados. El que no entiende dónde está parado, en dónde estamos metidos, pues anda un poco perdido. O se ha creído el cuento que nos han contado. (…)

 

Cuando nuestros padres, nuestros abuelos nos preguntan «oye, ¿qué tú haces?». «Pues mira, yo estoy estudiando en la Universidad de San Carlos, en el Departamento de Sociología, en la Facultad de Ciencias Sociales». Tú no dices «yo estoy estudiando en la universidad occidentalizada, en el departamento de sociología colonial eurocéntrico, en la facultad de las ciencias sociales colonial, producida por hombres occidentales de cinco países». Usted no dice eso porque se oye mal. No. Y, además, como tienes el canon de pensamiento de los hombres de cinco países occidentales, pues tienes que nombrar, nombrar y entender, qué tipo de epistemología se está produciendo ahí. Y eso tiene nombre y apellido.

 

Estamos hablando de una epistemología racista, sexista… Si lo único que se lee son hombres blancos de cinco países, y los considera autoridad en un campo del conocimiento, es como si el resto del planeta no pensara. El resto del planeta ha producido conocimiento sobre todos esos campos, hay conocimiento vasto desde otras experiencias histórico sociales en el planeta.

 

Esa presuposición de que ese puñado de hombres son seres superiores sirve como base para el racismo epistémico, para el sexismo epistémico. Se asume, por ejemplo, que pueden producir un conocimiento superior al de todas las mujeres del mundo, incluidas las de los cinco países y al de todos los pueblos del mundo. Entonces, nos están metiendo «gato por liebre», porque el pensamiento de esos hombres de cinco países está tan situado como el de cualquier otro, pero ellos esconden el lugar desde donde piensan para hacernos creer que lo hacen desde un no lugar, para hacernos creer que piensan desde una neutralidad epistémica, para hacernos creer que su conocimiento es superior porque tiene aplicabilidad global más allá de tiempo y espacio.

 

Entonces, para ellos los demás son particularistas, son inferiores, porque se sitúan. Cuando tú tienes a alguien que está haciendo, digamos, filosofía maya o trabajando desde cosmovisiones mayas, por ejemplo, está diciendo: «yo estoy pensando desde aquí, desde esta tradición». O alguien que es un filósofo islámico: «yo estoy pensando desde la tradición islámica». Te están diciendo con honestidad desde dónde están pensando. Lo que hace la universidad occidentalizada es agarrar la honestidad de quien te está diciendo «yo pienso desde esta tradición particular» para revertirla contra ellos. «¿Lo ves? Te lo dije, son particularistas». ¿Porque el hombre occidental qué hace? No te dice «yo estoy pensando desde la tradición filosófica europea», te va a decir «yo estoy pensando desde la filosofía». Va a camuflar su localización y de dónde viene su pensamiento, desde qué problemáticas histórico sociales se producen su teoría y sus conceptos.

 

Por eso es que en un lugar como Guatemala, quienes se toman en serio el proyecto de descolonización son los pueblos originarios; no es el resto de la sociedad guatemalteca, lamentablemente, y mucho menos ese tipo de universidad. Por eso es que nosotros estamos aquí. No invitados por esta universidad. Esta universidad no nos pagó nada. Estamos aquí de gratis porque unos compañeros nos han invitado y nosotros estamos comprometidos a hablar donde sea. Pero quienes nos invitan, nos pagan los pasajes y nos traen aquí es Codeca (Movimiento Codeca — Comité de Desarrollo Campesino), que está organizando un encuentro continental de diferentes pueblos originarios, movimientos campesinos, aquí en Guatemala en este momento. En el encuentro se plantean tres problemáticas centrales: la descolonización, la creación de Estados Plurinacionales y el Horizonte del Buen Vivir como nuevo proyecto civilizatorio. Y ellos son los que se toman en serio el tema de la descolonización. Yo creo que, por razones obvias, no hay que explicarlo.

 

Entonces, si ustedes se fijan,

 

esa epistemología de hombres blancos de cinco países — apoyado en la idea de que ellos sí producen conocimiento universal y el resto del mundo solo produce conocimientos inferiores porque son particularistas—, usa la honestidad del resto del mundo para lanzar la deshonesta campaña de decir que ellos piensan desde más allá del tiempo y el espacio. Lo hacen para justificar su superioridad y decir que sus teorías y conceptos son aplicables al resto del planeta.

 

Están usando tu propia honestidad para revertirla contra ti. Y ellos, de manera deshonesta, te van a decir lo opuesto. No te van a decir «yo pienso desde la matriz filosófica o epistemológica o de la ciencia social europea», sino «yo pienso desde la ciencia social o yo pienso desde la filosofía» (…).

 

¿Qué estamos haciendo? Perdiéndonos un caudal de teorías que son, en muchos sentidos, más aplicables a lo que vive el 85, el 90 % de los seres humanos. Porque las teorías que se producen desde el Sur son teorías más afines a la experiencia histórico social del 80, del 90 % de la humanidad, la que no vive en los Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania e Inglaterra. Ese provincialismo disfrazado de universalismo es lo que se nos vende como ciencias sociales, como humanidades. Es muy provincial ese conocimiento. Pero, como son blancos europeos, con prestigio y superioridad racial… El racismo epistémico nos constituye. Habla un europeo y nos quedamos todos en silencio. Habla una mujer maya y todo el mundo mira para otro lado. «¿Qué puede aportar un indio?, ¿qué puede aportar un negro?» El episteme que domina aquí es racismo y es sexismo epistémico. Estamos en un espacio donde se produce y reproduce el racismo y el sexismo epistémico todos los días. Entonces, la pregunta que hay que hacerse es ¿cómo llegamos allí? ¿Cómo es posible que hombres de cinco países occidentales monopolicen la autoridad y la legitimidad del conocimiento a escala global? ¿Qué pasó?

 

Todo el giro decolonial tiene que ver con las preguntas que nos hacemos. Las preguntas constituyen las respuestas. Y si tú haces la pregunta de los colonizadores, vas a dar una respuesta colonizadora. Siempre tenemos que estar vigilantes a qué tipo de preguntas estamos respondiendo. ¿Por qué los hombres occidentales de cinco países tienen hoy, en los campos de producción del conocimiento de las universidades, un conocimiento «superior» al resto del mundo? Porque ellos son los que dominan los campos de producción del conocimiento de la ciencia. Si tú haces esa pregunta no la debes ni responder. Porque si tú intentas responder a esa pregunta, te atrapas en la respuesta. Si tú dices: ¿por qué los hombres occidentales de cinco países tienen un conocimiento superior?, ya caíste en un problema, porque vas a responder de dos maneras: vas a decir que tienen coeficientes de inteligencia superiores al resto de la humanidad, y ya estás en el racismo biológico; o vas a decir que tienen una cultura superior al resto de la humanidad, y ya estás en el racismo cultural. Por tanto, esa no debe ser la pregunta a responder.

 

Ante ese tipo de preguntas tiene uno que dar un paso atrás y cuestionar la pregunta. Inevitablemente vas a responder de forma racista, porque la pregunta ya es racista y te empuja a las respuestas racistas. Entonces, hay que descolonizar las preguntas también. Yo formularía otro tipo de preguntas: ¿En qué momento de la historia ocurrió que hombres de cinco países occidentales monopolizaron la legitimidad y la autoridad del conocimiento a escala global? ¿Cómo pasó eso? Eso no es algo de hace miles de años, es una cosa muy reciente en la historia, eso pasó hace muy poco. ¿Ustedes creen que en la civilización china se leía lo producido en esas instituciones de educación superior? Estoy hablando de hace, que sé yo, 300 años atrás. ¿Ustedes creen que ahí se leían hombres blancos de cinco países occidentales? ¿Creen que en la civilización de los mayas se leían a los europeos? ¿Ustedes creen que hace 500 años, 600 años, se leían hombres de cinco países occidentales? ¿Ustedes creen que la civilización musulmana se estaba leyendo hombres de cinco países occidentales en las instituciones de enseñanza superior?

 

Estoy poniendo un nombre así para que nos entendamos. Pero eso tiene un problema, porque hay instituciones de producción del conocimiento en todas esas civilizaciones que tienen otros nombres, otros epistemes, otras pedagogías, otras formas. Los mayas tenían el calendario más preciso del planeta Tierra a la altura de 1492, con una capacidad de predicción de eclipses solares y lunares, fenómenos astronómicos impresionantes, pero no sabemos cómo llegaron a ese conocimiento. ¿Tú sabes por qué? Porque quemaron los códices. Los colonizadores vinieron aquí y los quemaron. No tenemos un rastro de cómo se llegó ahí. Eso por poner un ejemplo, hay muchos avances científicos, tecnológicos, de conocimiento filosófico, etc., que podríamos nombrar de los mayas, los aztecas, los incas y de muchas civilizaciones en el mundo. Acordémonos que en esa época la Europa de la cristiandad estaba en medio de un oscurantismo impresionante. No estoy hablando del cristianismo. Estoy hablando de la cristiandad, que es una teología de dominación a la que puedes rastrear al menos unos mil y pico de años atrás. En el Imperio romano, con las reformas de Constantino, surge la cristiandad. Y

 

la cristiandad es una teología de dominación. ¿Para qué? Para justificar la dominación de los ricos, los poderosos, la gente que domina y explota el mundo.

 

El cristianismo es otra cosa. No me voy a meter ahí, pero quiero que entiendan la distinción: que no estoy hablando del cristianismo, estoy hablando de la cristiandad. Entonces, la cristiandad planteaba el dualismo hombre-naturaleza — el uso del género aquí es a propósito, estoy diciendo hombre porque decían «hombres»—, y la naturaleza para ellos era el espacio de la fuerza satánica. ¿Las fuerzas divinas estaban del lado de quién? Del emperador o del señor feudal y su séquito. Todo aquel que se opusiera a ese poder divino estaba dominado por el «mal» — porque esos eran los representantes de Dios en la tierra, el emperador o más adelante el señor feudal, el monarca, el rey, etc.—. Ese fue el caso de las mujeres en el patriarcado de la cristiandad sospechosas de estar poseídas por las fuerzas del demonio. O, por ejemplo, seres con otras espiritualidades diferentes a la cristiana eran vistos como gente que jugaba con fuerzas del demonio; a los científicos que estuvieran experimentando con la naturaleza los crucificaban o los quemaban vivos, porque eran acusados de estar jugando con las fuerzas del demonio.

 

La Europa de la cristiandad, desde el Imperio romano por lo menos hasta el siglo XVIII, era una Europa oscurantista.

 

Galileo tenía miedo a que lo quemaran en la hoguera. Lean las cartas de Galileo. Descartes también. Descartes tenía miedo a que lo fueran a quemar porque estaba poniendo la autoridad del conocimiento fuera del dios de la cristiandad, fuera de la Iglesia, lo puso en el «yo pienso», en un «yo». Esa gente andaba aterrorizada. ¿Por qué estoy hablando de esa historia? Porque

 

mientras Europa sucumbió en un oscurantismo de ese tipo, el resto de las civilizaciones en la humanidad estaban floreciendo en términos científicos, tecnológicos, filosóficos, éticos, etc., porque no tenían el dualismo ontológico de la cristiandad entre naturaleza y hombre, tenían una visión holística, con independencia de las diferencias entre las cosmovisiones de esos pueblos y esas civilizaciones.

 

Gracias a esa visión holística, si usted estaba experimentando con cosas de la naturaleza y descubría algo que no conocíamos, usted era celebrado. ¿Por qué? Porque usted ha descubierto algo que es parte de la misma creación. Tienen una visión holística, es decir, la diversidad en la unicidad y la idea de que todo es parte de un uno heterogéneo, no un uno homogéneo, y ese uno heterogéneo en el caso del mundo andino es la Pachamama; en el caso de África, Ubuntu; en el caso del islam, Tauhit… Tú puedes ir a través de las civilizaciones y resulta que compartían, a pesar de las diferencias entre todas ellas, esa visión holística de que todos somos seres múltiples y diversos, y estamos coexistiendo dentro de un cosmos.

 

Bien, entonces, ¿qué pasa? En gran medida la modernidad es la secularización de las narrativas y las formas de dominación de la cristiandad. Se seculariza, por ejemplo, esto del dualismo hombre-naturaleza. Está secularizado en René Descartes, el mismo dualismo hombre-naturaleza, pero ya fuera de un lenguaje teológico, lo va a nombrar de otra manera, va a decir que la naturaleza es salvaje, es violenta, es el enemigo de los humanos y que hay que controlarla, dominarla, explotarla. ¿Se fijan? Es la secularización de una narrativa de la cristiandad, ahora reciclada como filosofía moderna.

 

Ahora piensen en eso que aparece como filosofía, ese hombre está hablando ahí de cosas filosóficas, oigan las implicaciones que tiene eso para la vida en el planeta Tierra. Toda tecnología tiene cosmología. No hay tecnología sin cosmología. Eso es otro mito moderno: hacernos creer que la tecnología es neutral, que todo depende de cómo la uses. No, no, no, perdóname. Toda tecnología que se produce tiene una cosmovisión. Y en el mundo en que estamos, en esta civilización moderna, occidental, capitalista, la cosmovisión que predomina es la cosmovisión del dualismo cartesiano, que es la secularización de las narrativas de la cristiandad. Voy a poner un ejemplo. Ese dualismo, ¿qué implicación tuvo? Que empezamos a construir en esta civilización tecnológica desde la cosmovisión del dualismo cartesiano, que significa la construcción de tecnología destructiva de la vida. Aquí hubo un giro, un cambio, un antes y un después, porque ahora tenemos la idea estúpida de que la vida humana se produce y se reproduce de manera separada de las otras formas de vida. Las otras formas de vida son como exteriores al ser humano. Lo humano queda como fuera de la naturaleza y la naturaleza como dualista, ontológicamente separada de la vida humana. Entonces, si usted piensa en esa idea estúpida, usted va a producir tecnología sin los cuidados de la reproducción de la vida, porque usted cree que puede hacer cualquier cosa con la naturaleza y que la vida humana va a seguir. Eso, porque usted la ha pensado ontológicamente separada de las otras formas de vida. ¿Se fijan para dónde vamos? Los científicos hablan de antropoceno, el momento en que los humanos entramos en los ciclos de la reproducción de la vida para destruir la vida en el planeta. Y lo sitúan en el siglo XVII, porque a esta civilización le encanta atribuirse los logros: «metimos a un hombre en la luna»… Y cuando vienen los problemas, se hacen los humanistas. Dicen: «los humanos estamos destruyendo el planeta». Pero los humanos hemos vivido en el planeta Tierra por miles de años, con montones de civilizaciones, y ninguna ha sido destructiva de la vida como esta.


Entonces,

 

no es un problema del antropoceno, es el occidentaloceno: es la civilización moderna occidental la que está destruyendo la vida. No somos los humanos. Es una civilización moderna occidental que es una civilización de muerte, de matanza y masacre de millones de seres humanos en la expansión colonial y en la dominación neocolonial, y de matanza de otras formas de vida.

 

La destrucción de la vida, la destrucción de la naturaleza, que está metida ahí en las lógicas del dualismo cartesiano. Piénsenlo bien, una idea muy estúpida lo del dualismo cartesiano. Ninguna civilización tenía esa idea. Todas las civilizaciones previas, independientemente de sus diferencias, tenían visiones holísticas, no visiones dualistas. Por eso los pueblos producían la tecnología con racionalidad y atentos a la reproducción de la vida. ¿Por qué? Porque tenían una visión holística. Sabían que debían tener cuidados en la tecnología que hicieran, porque la vida depende de cómo tú te relaciones con esas otras formas de vida. Y por eso hay rituales, por eso van y piden permiso cuando van a sembrar o cuando van a hacer cualquier cosa con la naturaleza, hacen rituales, piden permiso a la Pachamama.

 

Eso el mundo occidental lo ve como: «mira, esa gente es primitiva, supersticiosa». Pero allí está la racionalidad de la reproducción de la vida, porque se consideran los cuidados que debes tener con la vida alrededor tuyo. Tú no puedes ir por ahí como un camión y llevarte por el medio todo, que es lo que pasa con el dualismo cartesiano, que no hay cuidado de nada.

 

Entonces, ¿de dónde sale todo eso? ¿Por qué los hombres de cinco países occidentales llegaron a tener ese privilegio epistémico si hace apenas unos cientos de años ninguna civilización se los tomaba en serio? Pues por una sencilla razón: porque

 

 

hubo cuatro genocidios — también epistemicidios— en el largo siglo XVI que fueron constitutivos del privilegio de los hombres occidentales, sobre todo de Europa occidental.

 

 

Uno, la conquista de Al Ándalus. Para quien no sepa que es Al Ándalus, es la parte de la civilización musulmana que estaba en la península ibérica, lo que hoy llamamos España y Portugal. Otro, la conquista de los pueblos de Abya Yala, cuyo laboratorio fue Al Ándalus, porque allí se ensayaron todos los métodos de conquista: la quema de bibliotecas, la encomienda, en fin, todas esas cosas que luego pasaron para acá en realidad empezaron en la conquista de Al Ándalus. La encomienda es la limpieza étnica que hacían: iban, conquistaban el territorio, sacaban por la fuerza a los musulmanes y a los judíos, venían familias cristianas del norte a tomar la tierra y a los sobrevivientes los ponían a trabajar en la encomienda, que era un trabajo gratuito que hacían los colonizados para los colonizadores. Eso hoy le llamamos colonialismo de asentamiento o de población. Y eso lo ves desde la conquista de Al Ándalus hasta Palestina en la actualidad. Hay una fuerte correlación entre colonialismo de población y genocidio, porque el colonialismo de población lleva la lógica de la exterminación de los pueblos que se encuentran, porque la idea del colonialismo de población no es tanto explotar la mano de obra como ocupar la tierra por los colonizadores con sus familias; y eso lleva una lógica de exterminio, pues la única manera de poder ejercer ese proyecto es de manera violenta. No hay otra. Es exterminando las poblaciones que te encuentras de frente. Entonces, está la conquista Al Ándalus, la conquista de Abya Yalala conquista de los pueblos africanosque fueron capturados para ser esclavizados en las Américas, fueron secuestrados, una industria de secuestro masivo que montaron. Y luego tienes la conquista de mujeres en Europa, que las quemaban vivas acusadas de brujas.

 

Y llegamos al siglo XVII, cuando Descartes dice «yo pienso», pues ¿quién era ese «yo» después de esos cuatro genocidios y epistemicidios? Ese «yo» no podía ser ni un musulmán ni un judío después de la conquista de Al Ándalus; ese «yo» no podía ser un africano después del secuestro masivo africano y la esclavización en las Américas; ese «yo» no podía ser ningún indígena del mundo después de la conquista de Abya Yala; y ese yo no podía ser ninguna mujer, ni siquiera una mujer de los cinco países después de la quema de brujas, cuando asesinaron a decenas de miles de mujeres acusadas de bruja.

 

¿Quién quedó con el privilegio epistémico? Si ya ningún africano, ningún musulmán, ningún judío, ningún indígena, ninguna mujer, ¿quién? El hombre occidental quedó con el privilegio epistémico, con la legitimidad en la producción de conocimiento. Y se sitúa ahora desde el ojo de Dios, desde un conocimiento no situado. «Yo pienso más allá del tiempo y el espacio», «yo pienso desde un no lugar», dice. Ahora se pone en el lugar de Dios y se convierte en un conocimiento idolátrico, fetichista, porque comienza a pensar desde un nuevo lugar, desde el ojo de Dios, etc.

Y ahí se monta todo ese proyecto que es la universidad occidentalizada, que se hace un proyecto global de dominación, de producir las élites coloniales y neocoloniales que el sistema imperialista mundial necesita. Y para eso funciona esta universidad, para generar las élites y sus técnicos, para que tú no cuestiones la violencia colonial que sigue viva. Para que tú normalices el neocolonialismo, el neoliberalismo, el racismo y el patriarcado.

 

Entonces,

 

necesitamos proyectos de descolonización, de descolonización mental, económica, política, o sea, hay múltiples campos de conocimiento a descolonizar, pero, ya fuera de esas disciplinas, tiene que ser a partir de los problemas de la humanidad.

 

Primero, en lugar de producir conocimientos fragmentados por disciplina, vamos a producir a partir de los problemas, vamos a hacer, ¿qué sé yo?, departamentos o escuelas para pensar el problema ecológico que vive la humanidad y meterle diversidad epistémica, como lo piensan los aymaras, como lo piensan los mayas, como lo piensan los musulmanes, como lo piensan una diversidad de perspectivas críticas que abordan el problema ecológico. Y entonces tendremos una ecología de saberes con la cual podemos construir y mirar el mundo desde ahora, desde un prisma donde podamos incorporar las aportaciones de los diversos pueblos.

 

Ese es un problema en el que, de hecho, los pueblos originarios tienen mucho más que aportar que lo que puede aportar el mundo occidental. Porque tienen saberes ancestrales, sobre todo acerca de la relación entre la producción y la reproducción de la vida y de la naturaleza. El mundo occidental, en realidad, no ha desarrollado al planeta, sino, por el contrario, va destruyendo todo lo que puede.

 

Entonces,

 

la descolonización no es una opción, es una necesidad.

 

¿Saben por qué no es una opción? Porque si no nos descolonizamos de todas esas formas violentas de dominación tenemos los días contados en el planeta Tierra. Tan sencillo como eso. Me he enfocado en el problema ecológico, pero hay muchos otros problemas: el problema del Estado nación — esa ficción—, el problema del racismo, el problema del patriarcado… hay muchos problemas.

 

Si el capitalismo es genocida es porque está organizado con la lógica racista de esa civilización moderna y occidental. Si el capitalismo es feminicida es porque está organizado con las lógicas del patriarcado de la cristiandad, que organiza el capitalismo de una manera destructiva de la vida. Si el capitalismo es ecocida es porque está organizado por la lógica dualista cartesiana de la civilización moderna occidental. Si el capitalismo es comunitaricida es porque está organizado con la lógica individualista del pensamiento liberal, eurocéntrico y occidental. Si el capitalismo es epistemicida es porque está organizado por las lógicas eurocéntricas que he explicado aquí. Hay una imbricación entre modernidad como proyecto civilizador y capitalismo.

 

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Fuente:

https://medium.com/la-tiza/universidad-occidentalizada-y-civilizaci%C3%B3n-capitalista-necesidad-de-la-descolonizaci%C3%B3n-b9817462deb3

 

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