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DE LA DECADENCIA DE LA POLÍTICA EN EL CAPITALISMO TERMINAL
Andrés Piqueras
(26)
PARTE II
Del in-politicismo teórico-práctico
NUEVA LECTURA DE MARX
(…) Para Carchedi y Roberts, por ejemplo, la ley descubierta por Marx es la tendencia que explica también los factores contra-tendenciales. El ciclo es, de hecho, el resultado de la interacción de una y otros. Las políticas económicas que se lleven a cabo pueden influir en los tiempos de las crisis y en cómo se manifiestan, pero no son ni la causa de las mismas ni pueden evitarlas, como ya vimos en el capítulo 4. Heinrich, y otros negadores de la importancia de la CTTG, no consideran el hecho de que cuanto más se invierte en maquinaria y tecnología más productividad se puede conseguir, pero menos plusvalía proporcional (ya que cada vez hay más capital fijo invertido como maquinaria o tecnología, es decir como “trabajo muerto”) por unidad de valor, a costa de los seres humanos (que son el “trabajo vivo” que genera la plusvalía). Por tanto, con la sustitución de seres humanos por máquinas, o lo que es lo mismo, al aumentar la proporción de “capital fijo” o “muerto” (máquinas) sobre el “capital variable” o “vivo” (asalariados), y en igualdad de condiciones de explotación, va disminuyendo la tasa de ganancia capitalista. Pero, atención, tampoco la plusvalía aumenta proporcionalmente al aumento de la explotación de la fuerza de trabajo, sino de forma decreciente (contrariamente al reclamo de Heinrich, Marx sí explicó porqué la tasa de plusvalor no puede permanentemente contrarrestar el aumento de la composición orgánica del capital. Esta es la tendencia básica que se da con el desarrollo de las fuerzas productivas, que sólo se puede contrarrestar pasajeramentecon el aumento de la productividad, con el descenso de la composición técnica de ciertos capitales privados e incluso de ciertas ramas de la producción, y también con el descenso del valor de la fuerza de trabajo (además de todo el otro conjunto de factores contra-restantes que Marx indicó).
Es decir, con el proceso de creciente incorporación de “trabajo muerto” en losprocesos productivos, incardinado en la competencia capitalista (ver capítulo 3), la Tasa General de Ganancia Media tiende a descender, independientemente de que algunos capitalistas puedan aumentar pasajeramentesu tasa de ganancia, que parece ser el argumento especial de Heinrich para desafiar la “ley de Marx”. Se explica así también porqué la tasa de acumulación tiende históricamente a ser más alta que la tasa de plusvalía (cuestión clave para entender la sobreacumulación). O dicho de otra forma, porque cada vez se necesita más capital constante para generar valoren escala decreciente del cada vez menor tiempo de trabajo necesario que va quedando.
Expresado desde otro prisma, según la automatización de los procesos productivos va haciendo que la cantidad de tiempo de trabajo depositada en cada producto sea menor, la productividad de cada trabajador debe aumentar para que la masa de beneficio realizable no disminuya. Lo cual conduce a la paradoja ya vista en el capítulo 3, de que más aumenta la productividad de las fuerzas productivas, más se necesita que aumente para intentar salvar el beneficio.
II/ En cuanto al argumento de las intenciones de Marx, de las que hoy ciertos neo-marxismos quieren erigirse en los mejores interpretadores de las mismas, mientras que a otros de ellos les da igual lo que quisiera decir Marx porque prefieren hacer valer su lectura particular del autor alemán (aun a costa, a veces, de contradecirle y de –intentar– desmantelarle), tiene a menudo la particularidad de pasar por encima de lo que el propio Marx dejó escrito y dicho.
Me detendré un poco más en este asunto, dado que al respecto tiene destacada importancia un ingrediente que ya se ha convertido en lugar común (no por más común menos estrafalario) de la mayor parte de las elaboraciones teóricas “neomarxistas”: su denigración de Engels. Él habría desvirtuado metódicamente el pensamiento de Marx y contribuido a su vulgarización “mecanicista”. Le dedicaré, por tanto, un epígrafe propio.
ALGUNAS NOTAS SOBRE “EL PROBLEMA ENGELS”
Acusar al compañero inseparable de Marx de desvirtuarle, no puede deberse, a fin de cuentas, sino al carácter eminentemente práxico de su figura, a su intento de proyectar la crítica de la economía política que realizó con Marx, hacia una Políticainscrita y desarrollada en los entresijos del mismo metabolismo del capital, a sus permanentes empeños en mostrar que toda construcción de conocimiento tiene su traducción política y por tanto, a su denuedo por transcribir políticamente la construcción materialista-dialéctica social que había llevado a cabo con su amigo y colaborador teórico. También Engels ha sido criticado por defender un materialismo práctico orientado a revolucionar las bases en que estaba asentado el mundo, y al que ambos camaradas entendían como conductor del comunismo. Propuesta de vida y de ciencia que molesta especialmente a algunos de los “nuevos” marxismos, por estar muy alejada de la pobre convivencia que ellos practican entre teoría y práctica.
Por lo que toca a la Escuela de la que tratamos, la NLM, esta acusación se concretó en la disputa sobre si El Capitaldebe leerse lógica o históricamente. En particular, Friedrich Engels fue culpado por Backhaus de transformar la forma “lógica-histórica” de presentar los “Grundrisse” y la primera edición de “Das Kapital” en una “construcción o interpretación histórico-lógica”, según expresa Solty (2020). Después del colapso del marxismo soviético, afirmaron Backhaus y Reichelt, hubo consenso general en que Engels había malinterpretado las secciones más difíciles del primer tomo (a saber, sobre todo la teoría de Marx de “circulación simple” como una “teoría de la producción simple de productos básicos”). Por su parte, la crítica a Engels de Michael Heinrich ha tenido una influencia particular, a partir de la cual se agrandó el contraste percibido entre la teoría de Marx y su puesta en práctica como elemento del movimiento de la sociedad.
La crítica de Engels fue la clave (“die Engels-Kritik war der Schlüssel”), tanto es así que Heinrich lo llamó “el problema Engels”, y lo que se dirime para los neomarxismos occidentales, entre otros propósitos, es, según Kangal, si Engels merece un lugar en el marxismo o no. Solty (2020) ha contestado a esto con algunas razones de peso. Para empezar, dice este autor, Engels combinó el profundo humanismo de los primeros escritos comunes con Marx, con una concretización sociológica empírica hecha a través de la crítica de la alienación. Él fue, sobre todo, el responsable del giro de Marx hacia la economía política, quien se basó en los “Esbozos de una crítica de la economía política” de Engels, a la que describió como un “genial boceto para la crítica de las categorías económicas”. Y sí, efectivamente, fue Engels quien, después de la muerte de Marx, estableció el materialismo histórico como un método para las disciplinas de las ciencias sociales y naturales y creó sus puntos de referencia. La construcción e historia del marxismo y el nombre de Engels son inseparables, circunstancia que fue ampliamente reconocida por sus contemporáneos, que llegaron a decir de aquél que fue “la aplicación de la teoría en corpore vivo”. Pero precisamente esa circunstancia, la popularización del marxismo por Engels fue, por contra, la condición histórica para que intelectuales como Reichelt y Backhaus construyeran el “problema Engels” después de la Segunda Guerra Mundial (asumido más tarde por Heinrich) y se distanciaran del “marxismo del movimiento obrero”, del marxismo aplicado al mundo. Tanto daba que Engels abriera también un amplio campo de disciplinas científicas al marxismo, o que contribuyera a dejar el camino expedito para la que luego sería la teorización feminista. Era un excelente popularizador; redujo la complejidad, pero no la eludió y no se le puede culpar por la solidificación dogmática del marxismo en los elementos económicos que otros hicieron. Al contrario, como en seguida expondré, él siempre buscó la dialéctica del materialismo. Una y otra vez Engels hace hincapié en la importancia de las investigaciones históricas-materialistas concretas; la plasmación de la “economía política” no puede ser la misma para todos los países y para todas las épocas históricas.
Solty sintetiza de forma asaz contundente su postura al respecto:
“La tesis de este ensayo es que sin Engels no habría marxismo y por lo tanto no habría MEGA, ni Z. ni Henrichs, Kangals o Soltys. En primer lugar, esto se aplica de una manera materialista e históricamente concreta: sin el sacrificio y el apoyo financiero de Engels, Marx nunca habría sido capaz de llevar a cabo su investigación en la Biblioteca Británica y en otros lugares”.
Contundencia que es compartida por Eike Kopf cuando afirma:
“En mi opinión, es un hecho histórico: sin las grandes destrezas teóricas y metodológicas de Engels, Marx hubiera sido un olvidado más entre otros escritores del siglo XIX. Gracias a la edición de Engels, pudo ‘El Capital’ ser utilizado por el movimiento obrero en la lucha contra la explotación capitalista, y después de 1917 comenzar también con Lenin la construcción práctica, teórica y creativa de condiciones sociales socialistas para ser utilizadas por los países destruidos en las guerras mundiales y por los industrialmente menos desarrollados”.
A pesar de todos los esfuerzos de Engels y de su labor de edición, el trabajo principal de Karl Marx permaneció inacabado. Es filosóficamente discutible, continúa diciendo Solty, si hasta el final de su vida se apegó al plan de seis libros para El Capital, que también proporcionó volúmenes sobre el Estado, el comercio internacional y el mercado mundial. Pero lo que sí está meridianamente claro es que en vida Marx se fio de la aportación intelectual deEngels.
En ese sentido, los textos y cartas de Marx, incluso los comentarios que le hace a Engels pocos años antes de morir, no dejan en buen lugar la interpretación de Heinrich; desde luego no parece haber nada en ellos que permita defenderla con la seguridad con que lo hace.
¿Si Marx hubiera estado en desacuerdo con sus escritos no lo hubiera hechoconstar claramente, sobre todo por lo que respecta a un hombre con quien lodiscutió prácticamente todo y en quien más depositó su confianza teórica ypolítica, confiándole también la revisión de sus borradores, que es tanto comodecir, de su propio pensamiento? Como ha dicho más de un autor, Marx noera un hombre dado a contemplaciones con lo que estaba en desacuerdo, ni aocultar el mismo. Así, cuando Eugen Dühring dio a conocer su propia versión de socialismo, con la intención de sustituir al marxismo, Marx y Engelsacordaron que fuera este último el encargado de hacerle la réplica, pues Marxestaba ocupado en la escritura de El Capital. La obra de respuesta ( AntiDühring) fue, en palabras de Engels, un intento de “producir un recorridoenciclopédico de nuestraconcepción de los problemas filosóficos, de cienciasnaturales e históricos” (énfasis mío añadido en “nuestra”). Marx nunca corrigió esa réplica (es más, todo indica que participó incluso en uno de sus capítulos). Igualmente, fijémonos en las palabras que Marx dedica a su amigo y correligionario en el Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política: “Friedrich Engels, con el que yo mantenía un constante intercambio escrito de ideas desde la publicación de su genial bosquejo sobre la crítica de las categorías económicas, en los Deutsch-Französische Jahrbücher, había llegado por distinto camino (véase su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra) al mismo resultado que yo. Y cuando, en la primavera de 1845, se estableció también en Bruselas, acordamos contrastar conjuntamente nuestro punto de vista con el ideológico de la filosofía alemana. En el fondo, deseábamos liquidar nuestra conciencia filosófica anterior”. Además, Marx era el editor de la revista para la cual le pidió a Engels su ensayo sobre elmaterialismo, petición que fue cumplida por Engels con una nota: “si no tegusta in toto, rómpelo y déjame saber tu opinión”. Marx lo publicó sin crítica(Blackledge, 2019)…
(continuará)
[ Fragmento de: DE LA DECADENCIA DE LA POLÍTICA EN EL CAPITALISMO TERMINAL / Andrés Piqueras ]
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