martes, 22 de noviembre de 2022

 

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Alfredo Grimaldos /  “La CIA en España”

 

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Jefes de estación

 

 

 

AGENTES, OFICIALES, ESPÍAS Y FUNCIONARIOS

 

Las fuerzas de la CIA en España están centralizadas en la séptima planta de la embajada de Estados Unidos en Madrid. Allí se encuentra la sede de la denominada estación de operaciones, que está formada por un número variable de hombres y mujeres de la Agencia que oscila entre quince y veinte personas. Estos mantienen contacto con la base del consulado norteamericano en Barcelona y las bases encubiertas en las instalaciones militares estadounidenses en nuestro país.

 

Los agentes que actúan desde la embajada con cobertura diplomática constituyen el núcleo de élite encargado de coordinar y organizar los trabajos habituales de la Agencia en España. Los agentes norteamericanos de la CIA intentan no participar directamente en la mayoría de estas operaciones. Su técnica de actuación se basa, generalmente, en la utilización de intermediarios.

 

Como punto de partida, no se consideran ni agentes ni espías: son funcionarios de carrera que desempeñan el papel de oficiales de operaciones. Intentan que los «agentes» sean los individuos contratados por la CIA en cada país.

 

En 1985, fuentes de la inteligencia española continúan estimando que la CIA puede disponer en España de alrededor de mil quinientos agentes y colaboradores. Un antiguo oficial de los servicios de inteligencia españoles señala: «A pesar de lo que pueda parecer, los agentes “activos” son los menos numerosos. La auténtica cantera que la CIA cuida y mima, con atenciones que van desde pequeños obsequios, como regalos de empresa, a sumas periódicas ya establecidas, son los “durmientes”, que desempeñan su actividad diaria sin mayor preocupación. Sólo ante una necesidad concreta responden, según el cauce que tengan establecido. Y lo hacen con el mayor tacto posible, diciendo a cada persona lo que espera oír, poniendo de manifiesto los puntos que benefician a ambas partes, borrando continuamente cualquier suspicacia que pueda hacer al agente encontrarse incómodo en el cumplimiento de su tarea». La estación de Madrid controla toda una red cualificada, bien situada en sectores periodísticos, profesionales, políticos o militares. Vernon Walters, según él mismo proclama públicamente, tuvo, durante más de veinte años, «excelentes contactos en el Ejército español».

 

Un elemento fundamental son los «agentes con cobertura profunda». Se instalan en su punto de interés y no mantienen contacto alguno con la estación de la CIA. Para preservar su seguridad, la Agencia envía, a la hora de mantener contactos con ellos, a funcionarios que trabajan en otros países, con billetes de ida y vuelta, y mantienen los intercambios o la recogida de información con la mayor discreción. Ni siquiera en la estación local se conoce la identidad de todos ellos. Son los más difíciles de descubrir. Dentro de este enorme complejo orgánico, los oficiales de operaciones son la élite cualificada. La mayor parte de ellos pertenece a la Dirección de Operaciones, una de las cuatro direcciones generales de la CIA, donde están centralizados los servicios clandestinos de acción y las operaciones encubiertas en todo el mundo. El jefe de operaciones en Madrid, como es el caso de Leonard D. Therry, está orgánicamente conectado con la rama de España de la organización, que pertenece a la División de Europa Occidental, integrada a su vez en la Jefatura de Divisiones de Área y conectada con la Jefatura de Acción Encubierta, todo ello englobado en la Dirección de Operaciones…

 

(continuará)

 

 

 

[ Fragmento de: Alfredo Grimaldos. “La CIA en España” ]

 

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