viernes, 4 de noviembre de 2022

 

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NUESTRO MARX

Néstor Kohan

 

[ 036 ]

 

 

PRIMERA PARTE:

Una visión crítica de los usos de Marx

 

 

EL MARX DEL REFORMISMO (DE EDUARD BERNSTEIN, NIKITA KRUSCHEV Y EL EUROCOMUNISMO A JOHN HOLLOWAY)

 

 

 

La "vía pacífica al socialismo" de Salvador Allende

 

El eurocomunismo que se desplegará pocos años después, más refinado y sutil que los desprolijos ensayos kruschevianos de Garaudy, será un hijo natural —que se negaba a reconocer a su padre soviético— de ese espíritu neorreformista proveniente del frío y de la nieve. Pero antes que este rechazo eurocomunista de la revolución y el marxismo saliera definitivamente de su escondite y se asumiera alegremente, con bombos y platillos, corrió mucha sangre bajo el puente. Especialmente en América Latina, nuestro punto de partida y de llegada a lo largo de toda esta investigación.

 

Por un camino muy diverso a la experiencia inaugurada a escala continental por la revolución cubana, el médico socialista chileno Salvador Allende, fielmente acompañado por el partido comunista de ese mismo país, encabezó en 1970 un intento local de llevar a la práctica la doctrina kruscheviana. No se remitió en ningún momento a los documentos y declaraciones provenientes de Moscú; la llamó, en cambio "vía chilena al socialismo".

 

La estrategia política de Allende consiste en ir gradual y paulatinamente hacia el socialismo a través de instancias legales, parlamentarias e institucionales, dejando en un segundo plano el poder popular y postergando indefinidamente la lucha armada y la guerra civil. Ese pensamiento coincide, a nivel internacional, punto por punto, con la estrategia preconizada por la URSS, desde Kruschev en adelante, de "transición pacífica al socialismo" (sancionada oficialmente por todos los PC del mundo, incluido el chileno, en la ya mencionada Conferencia Internacional de los Partidos Comunistas y obreros de 1960).

 

Allende trata de implementarla en la vida política cuando llega al gobierno con la Unidad Popular (UP), frente electoral de izquierda que gana las elecciones en Chile en 1970. La UP agrupa a socialistas, comunistas, integrantes del partido radical y cristianos de izquierda. Allende pertenece al sector interno más moderado del partido socialista (PS), aunque mantiene buenos vínculos con la revolución cubana y es amigo personal de Fidel Castro.

 

 

Como Kruschev, Salvador Allende no es un filósofo, un intelectual ni un teórico del marxismo. Él mismo lo reconoce explícitamente:

 

"Yo no diré silvestremente, ni pedestremente —pero sí como un hombre que no es un teórico— que el marxismo no es una cosa estática; creo que es un método para interpretar la historia".

 

Sin embargo la experiencia política que intentó llevar a la práctica y en la cual, más que generosamente, entregó su vida, tuvo vasta repercusión, no sólo política sino también teórica, para la tradición que pretende inspirarse en el pensamiento de Karl Marx.

 

Allende consideraba que:

 

"Como Rusia entonces, Chile se encuentra ante la necesidad de iniciar una manera nueva de constituir la sociedad socialista: la vía revolucionaria nuestra, la vía pluralista, anticipada por los clásicos del marxismo, pero jamás antes concretada. Los pensadores sociales han supuesto que los primeros en recorrerla serían naciones más desarrolladas, probablemente Italia y Francia, con sus poderosos partidos obreros de definición marxista".

 

Aunque el médico socialista no menciona a qué "pensadores sociales" se refiere, resulta obvio que esa referencia a Italia y Francia remite a los países donde se estaba incubando el germen de lo que muy poco tiempo después se conocerá popularmente como "eurocomunismo".

 

Para definir esa "nueva" doctrina y esa "nueva" manera de transitar hacia el socialismo, el presidente chileno afirmaba:

 

"Cumplir estas aspiraciones supone un largo camino y enormes esfuerzos de todos los chilenos. Supone además, como requisito previo fundamental, que podamos establecer los cauces institucionales de la nueva forma de ordenación socialista en pluralismo y libertad. La tarea es de complejidad extraordinaria porque no hay precedente en que podamos inspirarnos. Pisamos un camino nuevo; marchamos sin guía por un terreno desconocido; apenas teniendo como brújulas nuestra fidelidad al humanismo de todas las épocas".

 

¿Esa referencia al "humanismo" sería un eco de Kruschev y de Garaudy —quienes empleaban y formulaban exactamente los mismos términos para intentar legitimar el "tránsito pacífico" al socialismo— o tal vez una invención propia de Allende?

 

Más adelante Allende continuaba esta supuesta "novedad teórica" afirmando que:

 

"El pueblo chileno está conquistando el poder político sin verse obligado a utilizar las armas [...] Nuestro pueblo aspira legítimamente a recorrer la etapa de transición al socialismo sin tener que recurrir a formas autoritarias de gobierno".

 

La misma idea y el mismo planteo se repiten una y otra vez en los escritos y discursos de Allende:

 

"Como pueblo y como nación pocos peligros aparecen más graves, ya que la quiebra de la paz civil supondría el fracaso de nuestra capacidad colectiva para resolver los problemas de la comunidad por medios distintos de la violencia física que algunos buscan obsesivamente. Enfrentamiento cuyas trágicas consecuencias acarrearían un profundo drama humano".

 

Renunciando, como enseñaba Bernstein, a la confrontación y al enfrentamiento radical —supuestamente para "salvar vidas"...—, e insistiendo con la viabilidad del supuesto “tránsito pacífico" como predicaban el PCUS de Kruschev y los intelectuales occidentales afines al estilo de Garaudy, Allende declaraba:

 

"No queremos ni vamos a usar la fuerza, lo cual no significa debilidad porque creemos tener una fuerza mayor que la fuerza material, que es la fuerza moral"

 

Más allá de la genuina y honesta declaración de fe socialista y de su incuestionable e intachable generosidad personal, el pensamiento teórico y político de fondo y la concepción social implícita que guiaba ese tipo de planteos presuponía una confianza ilimitada en la neutralidad de las instituciones del Estado burgués, particularmente de las Fuerzas Armadas. Por eso Allende declaró, una y otra vez, de modo insistente:

 

"Nosotros estamos orgullosos del rol profesional de nuestras Fuerzas Armadas. La gran característica de las Fuerzas Armadas de Chile ha sido la obediencia al poder civil, el acatamiento irrestricto a la voluntad popular expresada en las urnas, a las leyes de Chile, a la Constitución chilena y es mi firme propósito, y lo es el de la Unidad Popular, mantener el sentido profesional de las Fuerzas Armadas. Las FF.AA. de Chile son Fuerzas Armadas del país. No son FF.AA. al servicio de un hombre ni de un gobierno. Son del país y eso creo que es uno de los factores esenciales que caracterizan a Chile y lo diferencian de otros países".

 

Con persistencia y terquedad, dando la espalda ya no sólo a los corolarios teóricos del pensamiento político marxista sino principalmente a la propia historia empírica de América Latina, Allende cuestionaba a "los escépticos y los catastrofistas" porque, según su opinión,

 

"Olvidan la conciencia patriótica de nuestras Fuerzas Armadas y de Carabineros [policía], su tradición profesional y su sometimiento al poder civil"

 

Tal vez podría argumentarse o sospecharse que todas estas invocaciones de Allende responden a una visión pragmática y "realista" de la política ya que, aun sabiendo —dado que se reconocía públicamente marxista— que el Estado jamás es neutral frente al conflicto de clases y sus instituciones nunca son "profesionales", elaboraba esos discursos con la intención de construir consenso y apelaba a los militares para ganar, quizás, aliados coyunturales. En nombre de ese eventual "realismo", Salvador Allende afirmaba:

 

"Piensen, compañeros, que en otras partes se levantaron los pueblos para hacer su revolución y que la contrarrevolución los aplastó. Torrentes de sangre, cárceles y muerte mecen la lucha de muchos pueblos, en muchos continentes, y aún en aquellos países donde la revolución triunfó, el costo social ha sido alto, costo social en vidas que no tienen precio, camaradas".

 

En cuanto a este posible realismo, cabe aclarar que si bien Allende pertenecía al partido socialista de Chile (PS), el partido comunista local (PC) suscribía idénticas posiciones, cuando no todavía más mesuradas que las de aquel.

 

Es ampliamente conocido el final trágico que tuvo el experimento supuestamente realista del "tránsito pacífico", en qué resultó la anhelada "profesionalidad" de las Fuerzas Armadas y cómo se desarrolló la pretendida "neutralidad" de las instituciones del régimen capitalista chileno...

 

Esos "torrentes de sangre, cárceles y muerte" que la renovada herencia latinoamericana de Bernstein y Kruschev pretendía evitar eludiendo el temido problema del poder, esquivando la revolución y evadiendo la confrontación con las instituciones estatales de violencia organizada, manteniendo artificialmente "la paz" a cualquier precio y evitando la guerra civil, se multiplicaron al infinito con miles y decenas de miles de chilenas y chilenos secuestrados, torturados, violados, desaparecidos, asesinados, presos y exiliados. No se evitó la sangre. La experiencia muestra más bien lo contrario.

 

Desde la dictadura militar que lo derrocó y eliminó se organizó el nefasto Plan Cóndor —asesorado por la CIA—, con el cual se coordinó la represión militar en todo el continente y se secuestraron decenas de miles de revolucionarios latinoamericanos (marxistas y también reformistas, todos asesinados sin miramientos y con la misma saña).

 

El mal que se quería prevenir sobrevino pero en escala notoriamente aumentada. Por no tomar a tiempo las medidas necesarias y permanecer a rajatabla dentro del paradigma reformista se terminó regando todo Chile de "sangre, cárceles y muerte". Sangre que salpicó al resto de América Latina y que golpeó duramente la conciencia política de la intelectualidad marxista europeo occidental. Así nació el eurocomunismo…

 

(continuará)

 

 

 

[ Fragmento de: Néstor KOHAN. “Nuestro Marx” ]

 

*


6 comentarios:

  1. "Yo no diré silvestremente, ni pedrestremente —pero sí como un hombre que no es un teórico— que el marxismo no es una cosa estática; creo que es un método para interpretar la historia".

    ["pedrestremente" (?) O yo desconozco el término, o se trata efectivamente de una errata].

    Pero, a lo que voy. ¿Afirma Allende en esta frase que el marxismo es una cosa (¡!) estática? Porque, pienso yo, todo método que se inserta en el devenir (historia) para analizarlo, ha de ser intrínsecamente dinámico, es decir, dialéctico.

    Salud y comunismo

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  2. Efectivamente se trata una errata. Al menos según el Diccionario de la RAE. En fin, en este caso cosas del copia y pega.


    "Yo no diré (...) como un hombre que no es un teórico, que el marxismo es una cosa estática..." Así lo entiendo yo. En cualquier caso es obvio, así lo pienso, que Allende no conocía la obra de Marx en profundidad por mucho que se declarara marxista. Como bien argumenta Kohan sus concepciones, erróneas pero honestas, tienen mucho más que ver con los revisionistas y renegados tipo Plejanov, Bernstein o Kautsky que con Marx, Engels, Lenin, Rosa o Gramsci… y por eso sirvieron de ‘palanca’, no digo por voluntad propia, al eurocomunismo y el posmodernismo…

    Miguel Enríquez, el dirigente del MIR que llevaba tiempo avisando de la inminencia de un golpe militar organizado por la CIA a un ‘sordo’ Allende (que para colmo tuvo la ocurrencia de encargar al general Pinochet la investigación de tales ‘rumores de golpe militar’), fue asesinado por la policía pinochetista el 5 de octubre de 1974, contó que en su última conversación con Allende, el mismo día del golpe militar, éste le reconoció el fracaso de su vía ‘pacífica’ y le deseó suerte en la insurrección armada… Lástima, por tantos miles de torturados y asesinados, que el bueno de Allende no hubiera sacado lecciones de la historia de los movimientos revolucionarios y leído con atención y en profundidad los textos sobre el Estado, la toma del poder y la dictadura del proletariado de Marx, Lenin, Gramsci, Mao, el CHE o su amigo Fidel…

    Salud y comunismo

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  3. "La única garantía posible de democracia es un fusil en el hombro de cada obrero”. V.I. Lenin. Tesis de abril.

    A propósito de Allende –político sumamente legalista, como Putin pero sin el mismo apoyo popular y estatal–, recuerdo una viñeta de "EL OTRO" en la que aparecían cuatro trabajadores sosteniendo un enorme lápiz, y bajo la ilustración una leyenda que decía:
    "CON LA LEY POR DELANTE TE DAN POR DETRÁS".
    Pues eso. Con la ley que la clase dominante promulga y modula a su conveniente antojo, te "dan por detrás", a no ser que, siguiendo la máxima leninista, te opongas frontalmente a ello. La buena voluntad y la candidez no son sinónimos, y en ocasiones son claramente antónimos.

    Salud y comunismo

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    1. Es verdad que la polémica sobre las diferentes vías para la conquista del poder, viene de lejos en las filas revolucionarias –recuérdese la dura controversia, antes, durante y después, entre blanquismo, proudhonismo y marxismo con motivo de la Comuna de París–. Y a día de hoy aún se presenta la cosa más confusa y embrollada. Desde luego porque eso es lo que le interesa al orden establecido: confundir, dividir y enfrentar al enemigo de clase. Y la cosa les funciona. Yo, que soy un mindundi, creo –y Lukács, que es un clásico del marxismo revolucionario, asumió el rapapolvo y su ‘infantil’ error– que Lenin dejó las cosas muy claritas en su obra “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”. O sea que el análisis concreto de la situación concreta nos debe guiar en la posible y conveniente utilización, alternativa o simultánea, tanto desde dentro de las vías e instituciones legales como, desde afuera del sistema, en las formas de luchas –subversiva, insumisa, armada… que el capitalismo por razones obvias no admite a la clase enemiga– dentro la sacrosanta ‘legalidad burguesa’.

      Precisamente Kohan cita un texto de Engels (Prólogo a “Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850”. Aquí: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/francia/francia1.htm) que resulta muy oportuno y recomendable en este debate por ser sumamente ilustrativo sobre las posiciones del marxismo revolucionario que siempre defendieron Marx y Engels y por el contrario revela la infame censura que el viejo Engels (1895) sufrió a manos de renegados como Bernstein, Kautsky y demás tropa.

      Salud y comunismo

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    2. Gracias por el enlace.

      "...del lado de los insurrectos todas las condiciones han empeorado. Una insurrección con la que simpaticen todas las capas del pueblo, se da ya difícilmente; en la lucha de clases, probablemente ya nunca se agruparán las capas medias en torno al proletariado de un modo tan exclusivo, que el partido de la reacción que se congrega en torno a la burguesía constituya, en comparación con aquéllas, una minoría insignificante".

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    3. En definitiva, tal y como escribió Marx: “El arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas”.

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