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Karl Marx / “Miseria de la filosofía 1846-47”
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CAPÍTULO SEGUNDO. LA METAFÍSICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA
I. EL MÉTODO
¡Henos aquí en plena Alemania! Vamos a hablar de metafísica, a la vez que discurrimos sobre economía política. Y también en este caso no hacemos sino seguir las "contradicciones" de Proudhon. Hasta hace un momento me obligaba a hablar en inglés, a convertirme hasta cierto punto en inglés. Ahora la escena cambia. Proudhon nos traslada a nuestra querida patria y nos fuerza a recobrar nuestra condición de alemán a pesar nuestro.
Si el inglés transforma los hombres en sombreros, el alemán transforma los sombreros en ideas. El inglés es Ricardo, acaudalado banquero y distinguido economista; el alemán es Hegel, simple profesor de filosofía en la Universidad de Berlín.
Luis XV, último rey absoluto y representante de la decadencia de la realeza francesa, tenía a su servicio personal un médico que era a la vez el primer economista de Francia. Este médico, este economista, personificaba el triunfo inminente y seguro de la burguesía francesa. El doctor Quesnay hizo de la economía política una ciencia; la resumió en su famoso Tableau économique. Además de los mil y un comentarios aparecidos sobre este cuadro, poseemos uno debido al propio doctor. Es el "análisis del cuadro económico", seguido de "siete observaciones importantes".
Proudhon es un segundo doctor Quesnay. Es el Quesnay de la metafísica de la economía política.
Ahora bien, la metafísica, como en general toda la filosofía, se resume según Hegel en el método. Tendremos pues que tratar de esclarecer el método de Proudhon, que es por lo menos tan oscuro como el Tableau économique. Con este fin haremos siete observaciones más o menos importantes. Si el doctor Proudhon no está conforme con nuestras observaciones, qué le haremos, puede hacer de abate Baudeau y dar él mismo "la explicación del método económico-metafísico".
Primera observación
"No hacemos una historia según el orden de los tiempos, sino según la sucesión de las ideas. Las fases o categorías económicas son, en su manifestación, ora contemporáneas, ora invertidas... Las teorías económicas no dejan de tener por eso su sucesión lógica y su serie en el entendimiento: es ese orden el que nos jactamos de haber descubierto" (Proudhon).
Decididamente, Proudhon ha querido asustar a los franceses tirándoles a la cabeza frases casi hegelianas. Tenemos, pues, que habérnoslas con dos hombres, primero con Proudhon y después con Hegel. ¿Cómo se distingue Proudhon de los demás economistas? ¿Y qué papel desempeña Hegel en la economía política de Proudhon?
Los economistas expresan las relaciones de la producción burguesa, la división del trabajo, el crédito, la moneda, etc., como categorías fijas, inmutables, eternas. Proudhon, que tiene ante sí estas categorías completamente formadas, quiere explicarnos el acto de formación, la generación de estas categorías, principios, leyes, ideas, pensamientos.
Los economistas nos explican cómo se produce en esas relaciones dadas, pero lo que no nos explican es cómo se producen esas relaciones, es decir, el movimiento histórico que las engendra. Proudhon, habiendo tomado esas relaciones como principios, categorías, pensamientos abstractos, no tiene más que poner orden en esos pensamientos que ya están ordenados alfabéticamente al final de todo tratado de economía política. Los materiales de los economistas son la vida activa y dinámica de los hombres; los materiales de Proudhon son los dogmas de los economistas. Pero desde el momento en que no se persigue el movimiento histórico de las relaciones de producción, del que las categorías no son sino la expresión teórica, desde el momento en que no se quiere ver en esas categorías más que ideas y pensamientos espontáneos, independientes de las relaciones reales, se está forzado a asignar como origen de estos pensamientos el movimiento de la razón pura. ¿Cómo hace nacer esos pensamientos la razón pura, eterna, impersonal? ¿Cómo procede para producirlos?
Si tuviéramos la intrepidez de Proudhon en materia de hegelianismo, diríamos que la razón pura se distingue en sí misma de ella misma. ¿Qué significa esto? Como la razón impersonal no tiene fuera de ella ni terreno sobre el que pueda asentarse, ni objeto al cual pueda oponerse, ni sujeto con el que pueda combinarse, se ve forzada a dar volteretas situándose, oponiéndose y combinándose —posición, oposición, combinación. Hablando en griego, tenemos la tesis, la antítesis y la síntesis. En cuanto a los que no conocen el lenguaje hegeliano, les diremos la fórmula sacramental: afirmación, negación y negación de la negación. He aquí lo que significa manejar las palabras. Indudablemente esto no es hebreo, sín ánimo de herir a Proudhon; pero es el lenguaje de esa razón tan pura, separada del individuo. En lugar del individuo ordinario, con su manera corriente de hablar y de pensar, no tenemos otra cosa que esa manera corriente en toda su pureza, sin el individuo.
¿Hay que extrañarse de que cualquier cosa, en último grado de abstracción —puesto que hay abstracción y no análisis—, se presente en estado de categoría lógica? ¿Hay que extrañarse de que eliminando poco a poco todo lo que constituye la individualidad de una casa, de que haciendo abstracción de los materiales de que se compone, de la forma que la distingue, se llegue a obtener sólo un cuerpo en general; que haciendo abstracción de los límites de ese cuerpo, no se tenga ya más que un espacio; que haciendo por último abstracción de las dimensiones de ese espacio, se termine por no tener más que la cantidad absolutamente pura, la categoría lógica? A fuerza de abstraer así de todo sujeto los pretendidos accidentes, animados o inanimados, hombres o cosas, tenemos razón en decir que, en último grado de abstracción, se llega a obtener como sustancia las categorías lógicas. Así, los metafísicos, que al hacer estas abstracciones se imaginan hacer análisis y que, a medida que se separan más y más de los objetos, imaginan aproximarse a ellos hasta el punto de penetrarlos, esos metafísicos tienen razón a su vez al decir que las cosas de nuestro mundo son bordados cuya trama son las categorías lógicas. He aquí lo que distingue al filósofo del cristiano. El cristiano no conoce más que una sola encarnación del Logos, en contra de la lógica; el filósofo no acaba en las encarnaciones. ¿Qué tiene de extraño, después de esto, que todo lo existente, que todo cuanto vive sobre la tierra y bajo el agua, pueda, a fuerza de abstracción, ser reducido a una categoría lógica, y que de esta manera el mundo real entero pueda hundirse en el mundo de las abstracciones, en el mundo de las categorías lógicas?.
Todo lo que existe, todo lo que vive sobre la tierra y bajo el agua no existe, no vive más que por un movimiento cualquiera. Así, el movimiento de la historia produce las relaciones sociales, el movimiento industrial nos proporciona los productos industriales, etcétera.
Así como a fuerza de abstracción hemos transformado toda cosa en categoría lógica, de la misma manera basta con hacer abstracción de todo rasgo distintivo de los diferentes movimientos para llegar al movimiento en estado abstracto, al movimiento puramente formal, a la fórmula puramente lógica del movimiento. Y si en las categorías lógicas se encuentra la sustancia de todas las cosas, en la fórmula lógica del movimiento se cree haber encontrado el método absoluto, que no sólo explica cada cosa, sino que implica además el movimiento de la cosa.
De este método absoluto habla Hegel en los términos siguientes: "El método es la fuerza absoluta, única, suprema, infinita, a la que ningún objeto puede oponer resistencia; es la tendencia a la razón a reencontrarse, a reconocerse a sí misma en toda cosa" (Hegel, Lógica [1816] , t. ni). Si cada cosa es reducida a una categoría lógica, y cada movimiento, cada acto de producción al método, de aquí se infiere naturalmente que cada conjunto de productos y de producción, de objetos y de movimiento, se reduce a una metafísica aplicada. Lo que Hegel ha hecho para la religión, el derecho, etc., Proudhon pretende hacerlo para la economía política.
¿Qué es, pues, este método absoluto? La abstracción del movimiento. ¿Qué es la abstracción del movimiento? El movimiento en estado abstracto. ¿Qué es el movimiento en estado abstracto? La fórmula puramente lógica del movimiento o el movimiento de la razón pura. ¿En qué consiste el movimiento de la razón pura ? En situarse, oponerse, combinarse, formularse como tesis, antítesis y síntesis, o bien en afirmarse, en negarse, y en negar su negación.
¿Cómo hace la razón para afirmarse, para situarse como categoría determinada? Esto es asunto de la misma razón y de sus apologistas. Pero una vez que la razón ha llegado a situarse como tesis, esta tesis, este pensamiento, opuesto a sí mismo, se desdobla en dos pensamientos contradictorios, el positivo y el negativo, el sí y el no. La lucha de estos dos elementos antagónicos, encerrados en la antítesis, constituye el movimiento dialéctico. El sí se convierte en no, el no se convierte en sí, el sí pasa a ser a la vez sí y no, el no es a la vez no y sí, los contrarios se equilibran, se neutralizan, se paralizan. La fusión de estos dos pensamientos contradictorios constituye un pensamiento nuevo que es la síntesis. Este pensamiento nuevo se desdobla aún en dos pensamientos contradictorios que se funden a su vez en una nueva síntesis. De este trabajo de gestación nace un grupo de pensamientos. Este grupo de pensamientos sigue el mismo movimiento dialéctico que una categoría simple y tiene por antítesis un grupo contradictorio. De estos dos grupos de pensamientos nace un nuevo grupo de pensamientos, que es su síntesis.
Así como del movimiento dialéctico de las categorías simples nace el grupo, así también del movimiento dialéctico de los grupos nace la serie, y del movimiento dialéctico de las series nace todo el sistema.
Aplicad este método a las categorías de la economía política y obtendréis la lógica y la metafísica de la economía política, o, en otros términos, tendréis las categorías económicas conocidas por todo el mundo, traducidas a un lenguaje poco conocido, que les da el aspecto de haber florecido recientemente en una cabeza que es razón pura: hasta tal punto estas categorías parecen engendrarse las unas a las otras, encadenarse y entrelazarse unas con otras por la acción exclusiva del movimiento dialéctico. Que el lector no se asuste de esta metafísica con toda su armazón de categorías, de grupos, de series y de sistemas. Proudhon, pese a todo su celo por escalar la cima del sistema de las contradicciones, no ha podido jamás pasar de los dos primeros escalones, de la tesis y de la, antítesis simples, y además sólo dos veces los ha brincado y, de estas dos veces, una ha caído de espaldas.
Hasta aquí sólo hemos expuesto la dialéctica de Hegel. Veremos más adelante cómo Proudhon ha logrado reducirla a las proporciones más mezquinas. Así, para Hegel, todo lo que ha acaecido y que sigue acaeciendo corresponde justamente a lo que acaece en su propio razonamiento. Así la filosofía de la historia no es más que la historia de la filosofía, de su propia filosofía. No existe ya la "historia según el orden de los tiempos"; lo único que existe es la "sucesión de las ideas en el entendimiento. Cree construir el mundo por el movimiento del pensamiento, cuando no hace sino reconstruir sistemáticamente y ordenar bajo el método absoluto los pensamientos que están en la cabeza de todo el mundo…”
(continuará)
[Fragmento de: Karl MARX. “Miseria de la filosofia”]
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