sábado, 22 de junio de 2024

 

 

1174

 

DE LA DECADENCIA DE LA POLÍTICA EN EL CAPITALISMO TERMINAL

Andrés Piqueras

 

(09)

 

 

 

 

 

PARTE I

 

De la agonía del capital(ismo) y del

desvelamiento de su ilusión democrática

 

 

 

 

CAPÍTULO 4

 

(…)

 

 

Consideraciones sobre el trabajo productivo e improductivo

 

Hay una inacabable polémica sobre los conceptos de “trabajo productivo” e “improductivo” si bien desde el marxismo se coincide en señalar que el carácter productivo del trabajo no está dado por la naturaleza del producto, ni por el rendimiento del trabajo considerado como trabajo concreto, sino por las formas sociales específicas, las relaciones sociales de producción dentro de las que se realiza.

 

Marx aborda el tema de la distinción entre trabajo productivo e improductivo en diversos lugares de su obra. Lo hace en varios pasajes de los Grundrisse y publica un estudio más extenso sobre el tema en sus Teorías de la Plusvalía (Capítulo IV de la Parte I: “Teorías del Trabajo Productivo e Improductivo”). También lo elabora a lo largo de su obra maestra El Capital –especialmente en los Tomos II y III–, así como en el capítulo VI inédito, aunque aquí todavía no distingue entre las dos expresiones diferentes del tema en cuestión: el trabajo productivo desde el punto de vista del capital individual y el trabajo productivo en general. Tampoco lo hace al tratar el trabajo productivo en la introducción a los Grundrisse, donde lo define en términos de contenido sin referencia a la relación social existente, ya sea capitalista o no.

 

 

Lo que sobre todo requiere aclaración, según el criterio maduro de Marx sobre el tema, es, por una parte, si el trabajo está directamente subordinado al capital, y si es así todavía hay que distinguir entre capitales particulares y el capital en su conjunto o capital social. Y por otra, si hablamos de trabajo productivo específico del modo de producción capitalista –históricamente vinculado a este modo de producción–, o si se hace abstracción de la relación social vigente (capitalista). Es a partir de estas distinciones que los conceptos de trabajo productivo e improductivo pueden abordarse desde dos ángulos posibles: en términos de su forma o relación social existente (la relación del valor propia del modo de producción capitalista), o bien en términos de su contenido (como trabajo productor de bienes en general), el cual nos sirve para poder establecer referencias comparativas entre sociedades insertas en diferentes modos de producción a lo largo de la historia. Este último es un trabajo que crea riqueza material o espiritual, es decir, valores de uso materiales o inmateriales independientemente del valor (aquí lo llamaremos también trabajo productivo por el contenido en sentido profundo, substantivo o transcapitalista). Mas como quiera que toda producción humana está enmarcada por las relaciones sociales en que se halla (la forma que la determina), no se puede dejar de partir para su análisis de tal determinación (de su relación con el valor, en nuestro caso). En el modo de producción capitalista, el trabajo productivo se define y sustenta a partir de un elemento objetivo como el ciclo de valorización del capital, lo que significa que será la ubicación de cada trabajador/a en este proceso la que definirá el carácter de su actividad.

 

 

A. En el sistema capitalista el trabajo por el contenido o substancia queda subsumido al valor pero está relacionado con el capital en su conjunto, siendo por tanto el que crea valor en cuanto que plusvalor siempre que produzca también nuevos valores de uso (productos o servicios), esto es, nuevo valor.

 

Presenta dos posibilidades de especificación: directa e indirecta.

 

a/ Trabajo productivo por el contenido, directo, en el sentido de la producción capitalista, “es el trabajo asalariado que, al ser cambiado por la parte variable del capital (la parte del capital invertida en salarios) no sólo reproduce esta parte del capital (o el valor de su propia fuerza de trabajo), sino que produce además una plusvalía para el capitalista. (...) Sólo es trabajo productivo el trabajo asalariado que produce capital” (Marx). Y éste se centra en el ámbito exclusivo de la producción de bienes y servicios.

 

b/ Trabajo productivo por el contenido, indirecto, en el sentido de la producción capitalista, es todo el conjunto de actividades indirectamente ligadas a la producción de bienes y servicios, véase las de supervisión, dirección, diseño, creación, investigación...

El excedente generado por este conjunto de la fuerza de trabajo forma el numerador de la cuota general de ganancia, más allá del destino final del excedente.

 

 

B. El trabajo productivo por la forma se contempla, en cambio, desde la óptica de los distintos capitales individuales, considerándose así todo el que genera plusvalía, esto es, beneficio para algún capital particular (sea en la esfera de la producción como en la de la circulación-financiera).

 

 

Abarca todo el ciclo de acumulación del capital, incluyendo su reproducción indirecta, donde destaca la actividad comercial (que permite la realización de la plusvalía, “engrasando” el circuito del beneficio capitalista). Bajo esta definición se considera productivo todo aquel trabajo que genera plusvalía (y sólo el que genera plusvalía) en cualquier sector de la economía (así por ejemplo, la persona asalariada que sirve cervezas sería productiva, como la empleada en una tienda que vende ropa y la asalariada que fabrica tornillos).

 

 

La definición de trabajo productivo por la forma se identifica con “el ámbito de las relaciones económicas capitalistas, caracterizadas por ser de carácter mercantil y con trabajo asalariado. En realidad, la forma asalariada y el carácter mercantil de la actividad son exigencias necesarias mas no suficientes para el carácter productivo del trabajo, pero que resulta válida para este enfoque amplio” (Mateo)

 

 

Ambas definiciones están implicadas en la Tasa de Ganancia, pero mientras que el trabajo productivo por la forma se vincula a la Tasa de Ganancia por Sectores o Tasa de Ganancia Promedio, el trabajo productivo por el contenido se refiere a la Tasa General de Ganancia, que es la que determina la impronta de la economía y los indicadores macroeconómicos, muy especialmente los condicionamientos y tendencias de la inversión dentro de unas u otras formaciones socio-estatales.

 

 

“La tasa general se erige en el determinante esencial de las rentabilidades individuales de los múltiples capitales y de las posibilidades de acumulación, es decir, conforma el presupuesto de las restantes expresiones de la tasa de bene cio. Aun delimitada en un alto grado de abstracción y generalidad, el análisis de la dinámica de la tasa general es imprescindible para aprehender los fundamentos del comportamiento macroeconómico, su tendencia, el cambio tecnológico aunado y las perspectivas generales para el futuro. Constituye la variable que regula, en última instancia, las pautas básicas del proceso de acumulación de capital, ya que incluye el total del plusvalor generado en la economía (…) La tasa general pasa a ser una especie de centro de gravedad alrededor del cual oscilan las tasas efectivas de beneficio de los distintos capitales” (Mateo, 2007).

 

 

Desde la óptica de la forma son improductivos los trabajos que se realizan como prestaciones a cambio de una asignación dineraria, como por ejemplo el empleo doméstico, y, en general, los servicios particulares. Es decir, es “productivo” desde una definición amplia de la forma el trabajo asalariado que “produce ganancia”, e improductivo el trabajo que no se vincula al capital en todo su ciclo reproductivo, sino que se cambia por un ingreso (salario o renta). Aquí se incluye también (la mayoría de) el empleo público.

 

 

En suma, desde el punto de vista de cada capital individual es productivo todo trabajo que genere ganancia, ya sea en la producción o en la circulación de las mercancías, pero es en la reproducción del capital a escala total de la sociedad en donde se tiene la visión suficiente para comprender si es realmente productivo o improductivo, esto es, si contribuye a la reproducción ampliada del capital, aumentando la productividad general del trabajo y la reproducción de la sociedad. Hay trabajos que son imprescindibles para la sociedad, y también para el capital, porque sin ellos no podría haber trabajo asalariado, como es el trabajo de procuración y mantenimiento de relaciones y bienes comunes, el trabajo doméstico y, en general, el de producción y reproducción de productores que realizan sobre todo las mujeres, pero al estar fuera del trabajo asalariado y no remunerado, no son ni productivos ni improductivos, simplemente no se consideran como trabajo desde la óptica capitalista.

 

 

En cambio, volviendo a la distinción primera que hicimos, el trabajo productivo más allá de las relaciones sociales capitalistas es todo el que crea riqueza material o inmaterial, esto es, bienes de uso (o satisfactores humanos): productos, relaciones, cuidados que satisfacen necesidades humanas sociales e individuales). Esta concepción más profunda , transcapitalista, de trabajo productivo, nos permite incluir como tal a todo aquel que contribuye al sustento de la sociedad y a su reproducción, generando satisfactores de necesidades. El trabajo productivo por el contenido en este sentido se encuentra en el capitalismo directa o indirectamente subsumido a la relación del valor y se inserta en su ciclo económico: esferas de la circulación, consumo y reproducción social, aunque a menudo no se le considera como trabajo.

 

 

Veamos a través de un ejemplo cómo se conciben las diferentes expresiones de lo que es o no “trabajo” en el modo de producción capitalista. En este modo de producción si una mujer hace comidas como asalariada para una empresa privada, realiza un trabajo productivo por la forma; si además ha producido los propios elementos con los que hace la comida, su trabajo será productivo también por el contenido. Si hace esas mismas comidas como asalariada para un centro de servicios del Estado, su trabajo es improductivo. Igual que si las hace para venderlas por su cuenta. Y si prepara esas comidas en casa, para su grupo doméstico, no se considera que realice trabajo alguno. Si lo que hiciera fuera llevar comida de un lado a otro, como asalariada (repartidora) de una empresa, no estaría haciendo un trabajo productivo por el contenido, aunque sí por la forma. En cambio, desde el punto de vista substantivo transcapitalista, de generación de valores de uso, esas seis posibles actividades de la mujer son trabajos productivos. En esta situación aparentemente absurda, el mismo trabajo puede ser productivo en términos de su contenido pero improductivo en términos de su forma según lo de nido por la relación social dominante, y viceversa. Cuando el trabajo productivo por la forma y el contenido coinciden, ganancia capitalista y riqueza social también lo hacen. De lo contrario, si hay trabajo productivo por la forma pero improductivo por la substancia o contenido, se genera ganancia sin riqueza (por ejemplo, en la fabricación de armas, en la especulación financiera), y se va poniendo en peligro la reproducción social. En contraste, si el trabajo es productivo por el contenido en sentido profundo, pero improductivo por la forma, procura valores de uso (riqueza social) sin ganancia capitalista, lo cual va dificultando el funcionamiento del sistema capitalista. El trabajo productivo por el contenido en sentido profundo permite la reproducción y la vitalidad social (por eso aquí entran también los trabajos domésticos, de ayuda, cooperación, servicios a la comunidad, para la reproducción social…). Desde el punto de vista del conjunto social, el trabajo productivo por la forma tiene que complementarse con el trabajo productivo por el contenido en cualquiera de sus acepciones para poder garantizar también la vitalidad del Sistema. Por el contrario, el trabajo productivo sólo por la forma lleva a que la ganancia de capitales particulares tienda a combinarse con una morbosidad general del Sistema.

 

 

Es del todo imprescindible no perder de vista que en una economía capitalista sólo el trabajo productivo por el contenido en sentido específico capitalista, el que está ligado al capital productivo-industrial, genera al tiempo nuevo valor o reproducción ampliada del valor, plusvalía y nuevos valores de uso, y por tanto, es el que crea la sustancia constitutiva del Sistema. Teniendo en cuenta, pues, la reproducción ampliada del capital social, sólo cuenta el trabajo productivo por el contenido. El trabajo productivo por la forma, que abarca el ciclo reproductivo del capital, es también considerado improductivo desde el punto de vista del capital social: aunque capitales particulares en la esfera de la circulación obtengan beneficios no crean valor nuevo, por lo que aquello que hacen es disputar por la distribución del nuevo valor creado como plusvalor por el capital productivo-industrial. Esto quiere decir que la forma tiene que aproximarse al contenido del valor dentro de la propia relación capitalista si consideramos las posibilidades de la economía como un todo (lo que incluye también las de la propia sociedad que la sustenta).

 

 

La explicación de tal proceso requiere de una mínima incursión por distintos niveles de abstracción…

 

(continuará)

 

 

 

 

 

[ Fragmento: DE LA DECADENCIA DE LA POLÍTICA EN EL CAPITALISMO TERMINAL  /  Andrés Piqueras ]

 

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3 comentarios:

  1. En un reciente artículo titulado "La clase dominante finalmente despierta a la realidad del declive de Estados Unidos", escribe un ex asesor de Obama:

    “Nuestra hegemonía ha llegado a su fin, el mundo ha despertado a nuestra farsa. No tenemos justificación legal para involucrarnos en ninguno de los conflictos en los que actualmente estamos involucrados. Nuestro proceder está acabado, el mundo ha visto nuestra flagrante hipocresía y doble rasero, incluidos nuestros propios ciudadanos, que ahora se niegan a morir por nuestra codicia globalista".

    https://simplicius76.substack.com/p/ruling-class-finally-awakens-to-the?utm_source=post-email-title&publication_id=1351274&post_id=145853907&utm_campaign=email-post-title&isFreemail=true&r=sm9eh&triedRedirect=true&utm_medium=email

    Salud y comunismo

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  2. Curioso, cuando no es un ex agente de la CIA, es un ex diplomático británico o un alto oficial de inteligencia o un ex asesor presidencial… ¿de qué van todos estos místeres que nos quieren hacer creer –digo “creer” porque razones que pudiésemos valorar, no se dignan aportar desde sus “privilegiados púlpitos mediáticos”–, que han sufrido “la caída del caballo” y han descubierto “la luz y la verdad” a la manera de Pablo de Tarso que desertó de las filas del judaísmo para fichar por la élite dirigente del equipo contrario, el emergente cristianismo…

    Dice el ex asesor del Premio Nobel: “Nuestra hegemonía ha llegado a su fin, el mundo ha despertado a nuestra farsa”

    Bueno míster, nos gustaría, pero la realidad de los hechos le desmiente. La realidad, mal que nos pese, dice que el “fin” no le ha llegado todavía a la Bestia Inmunda… esa a la que usted sirvió, y ahí no llega cualquier panoli indocumentado, ¿verdad?.


    Y eso de que “el mundo ha despertado a nuestra farsa”, ¿por qué lo dice, por «renazificación» de la UE, que pilota la OTAN, una Europa que nunca se desnazificó y que carece de soberanía militar, económica, política…? ¿Lo dice porque ya no existen bloqueos criminales ni hay países sometidos, a los dictados del “Dólar”, o el Comando Sur?


    Dice el ex asesor del Héroe de Afganistan, Libia, Irak…: “No tenemos justificación legal para involucrarnos”.

    Me quito el cráneo, míster. Así que EEUU no tiene justificación legal para “involucrarse” en conflictos. O sea, que los conflictos caen del cielo, y que EEUU “pasaba por allí” y va, y se involucra. Un poco a choteo sí que suena, míster. Por ejemplo, cuando “pasaban por Irak”, no vieron conflicto, pero se inventaron la “existencia de armas de destrucción masiva”. En Yugoslavia se inventaron masacres de población civil, para luego bombardear impunemente, ¡¡sin autorización de la ONU!!, a la población civil “de carne y hueso” de la “díscola” Serbia, país que fue “del tirón” destruido minuciosamente en todas sus “conflictivas” estructuras…


    Y no, míster, no se trata de doble rasero, ni de hipocresía, eso es fraseología barata que elude poner el dedo en las causas… se trata más bien de un conflicto que existe entre un Imperio, que se derrumba por sus propias crisis internas, porque el modo de producción capitalista y el imperialismo expansionista y el planeta no dan para más, porque los explotados que no tienen nada que perder, que son la inmensa mayoría, sobre todo fuera del putrefacto “Jardín”, ya no tragan con el terrorismo económico, cultural y militar con que son bombardeados en sus “periféricos” campos de concentración… y ¡¡se han puesto a soñar!!, como recomendaba Lenin. Claro que con un arma en la mano, como están haciendo “en la realidad de los hechos”, los revolucionarios palestinos, yemeníes…


    Salud y comunismo

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    1. Totalmente de acuerdo con cuanto expones en tu comentario. La cita del "asesor" del sanguinario Nobel (y su artículo en general) indica que la descomposición interna, a la acertadamente aludes, se acelera a pasos agigantados (agigantados sobre todo por Putin y Xi Jinping).

      Quienes como el "asesor" están en la privilegiada posición de contemplar el panorama (real) y la que se viene encima, buscan desesperadamente en sus armarios la chaqueta que les permita salvar la jeta y, de paso, hacer caja si es posible (apariciones en los medios, publicidad para sus libros, aplausos y reconocimiento de los desmemoriados incautos, y un retiro lo más dorado posible).

      Las ratas comienzan a abandonar el acorazado imperial que hace aguas por los cuatro costados. Las "sextas flotas" no pueden con los aguerridos combatientes yemeníes (90% por ciento del tráfico marítimo cortado) y el séptimo de caballería "sionistanidense" no puede con Hamas. Falta darle la puntilla al dólar. Los BRICS están en ello.

      Salud y comunismo

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