martes, 28 de junio de 2022


 

794

 

El Imperialismo, la fase superior del Capitalismo

LENIN

 

[ 014 ]

 

 

 

 

VII.

EL IMPERIALISMO, COMO FASE PARTICULAR DEL CAPITALISMO

 

 

“Intentaremos ahora hacer un balance, resumir lo que hemos dicho más arriba sobre el imperialismo. El imperialismo ha surgido como desarrollo y continuación directa de las propiedades fundamentales del capitalismo en general. Pero el capitalismo se ha trocado en imperialismo capitalista únicamente al llegar a un cierto grado muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las propiedades fundamentales del capitalismo han comenzado a convertirse en su antítesis, cuando han tomado cuerpo y se han manifestado en toda la línea los rasgos de la época de transición del capitalismo a una estructura económica y social más elevada. Lo que hay de fundamental en este proceso, desde el punto de vista económico, es la sustitución de la libre concurrencia capitalista por los monopolios capitalistas. La libre concurrencia es la propiedad fundamental del capitalismo y de la producción de mercancías en general; el monopolio se halla en oposición directa con la libre concurrencia, pero esta última se ha convertido a nuestros ojos en monopolio, creando la gran producción, eliminando la pequeña, reemplazando la gran producción por otra todavía mayor, llevando la concentración de la producción y del capital hasta tal punto, que de su seno ha surgido y surge el monopolio: cárteles, sindicatos, trusts, y, fusionándose con ellos, el capital de una docena escasa de bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los monopolios, que se derivan de la libre concurrencia, no la eliminan, sino que existen por encima y al lado de ella, engendrando así una serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente agudos. El monopolio es el tránsito del capitalismo a un régimen superior.

 

Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo. Una definición tal comprendería lo principal, pues, por una parte, el capital financiero es el capital bancario de algunos grandes bancos monopolistas fundido con el capital de los grupos monopolistas de industriales y, por otra, el reparto del mundo es el tránsito de la política colonial, que se expande sin obstáculos en las regiones todavía no apropiadas por ninguna potencia capitalista, a la política colonial de dominación monopolista de los territorios del globo, enteramente repartido.

 

Pero las definiciones excesivamente breves, si bien son cómodas, pues resumen lo principal, son, no obstante, insuficientes, ya que es necesario deducir de ellas especialmente rasgos muy esenciales del fenómeno que hay que definir. Por eso, sin olvidar la significación condicional y relativa de todas las definiciones en general, las cuales no pueden nunca abarcar en todos sus aspectos las relaciones del fenómeno en su desarrollo completo, conviene dar una definición del imperialismo que contenga sus cinco rasgos fundamentales siguientes, a saber: 1) la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este "capital financiero", de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes.

 

Más adelante veremos cómo se puede y se debe definir de otro modo el imperialismo, si se tienen en cuenta no sólo las nociones fundamentales puramente económicas (a las cuales se limita la definición que hemos dado), sino también el lugar histórico de esta fase del capitalismo en relación con el capitalismo en general o la relación del imperialismo y de las dos tendencias fundamentales del movimiento obrero.

 

Lo que hay que consignar inmediatamente es que, interpretado en el sentido mencionado, el imperialismo representa en sí, indudablemente, una fase particular de desarrollo del capitalismo. Para dar al lector una idea lo más fundamentada posible del imperialismo, nos hemos esforzado deliberadamente en reproducir el mayor número posible de opiniones de economistas burgueses, que se ven obligados a reconocer los hechos de la economía capitalista moderna establecidos de una manera particularmente incontrovertible. Con el mismo fin hemos reproducido datos estadísticos detallados que permiten ver hasta qué punto ha crecido el capital bancario, etc., en qué precisamente se ha expresado la transformación de la cantidad en calidad, el tránsito del capitalismo desarrollado al imperialismo. Huelga decir, naturalmente, que en la naturaleza y en la sociedad todos los límites son convencionales y mudables, que sería absurdo discutir, por ejemplo, sobre el año o la década precisos en que se instauró "definitivamente" el imperialismo.

 

A propósito de la definición del imperialismo, sin embargo, debemos polemizar, en primer término con C. Kautsky, el principal teórico marxista de la época de la llamada Segunda Internacional, es decir, de los veinticinco años comprendidos entre 1889 y 1914. Kautsky se pronunció decididamente, en 1915, e incluso en noviembre de 1914, contra las ideas fundamentales expresadas en nuestra definición del imperialismo, declarando que por imperialismo hay que entender, no una "fase" o un grado de la economía, sino una política, precisamente una política determinada, la política "preferida" por el capital financiero; que no se puede "identificar" el imperialismo con el "capitalismo contemporáneo"; que, si se incluyen en la noción de imperialismo "todos los fenómenos del capitalismo contemporáneo" — cárteles, proteccionismo, dominación de los financieros, política colonial—, en ese caso la cuestión de la necesidad del imperialismo para el capitalismo se convierte en "la tautología más trivial", pues entonces, "naturalmente, el imperialismo es una necesidad vital para el capitalismo", etc. Expresaremos todavía con más exactitud el pensamiento de Kautsky si reproducimos la definición del imperialismo dada por él, directamente opuesta a la esencia de las ideas explanadas por nosotros (pues las objeciones procedentes del campo de los marxistas alemanes, los cuales han defendido semejantes ideas durante toda una serie de años, son ya conocidas desde hace mucho tiempo por Kautsky como objeción de una tendencia determinada en el marxismo).

 

La definición de Kautsky está concebida así:

 

"El imperialismo es un producto del capitalismo industrial altamente desarrollado. Consiste en la tendencia de cada nación industrial capitalista a someter y anexionarse regiones agrarias, cada vez mayores [la cursiva es de Kautsky], sean cuales sean las naciones que las pueblan".

 

 

Esta definición no sirve absolutamente para nada, puesto que es unilateral, es decir, destaca arbitrariamente tan sólo el problema nacional (si bien extraordinariamente importante, tanto por sí mismo como por su relación con el imperialismo), enlazándolo arbitraria y erróneamente sólo con el capital industrial en los países que se anexionan otras naciones, colocando en primer término, de la misma forma arbitraria y errónea, la anexión de las regiones agrarias.

 

El imperialismo es una tendencia a las anexiones; he aquí a lo que se reduce la parte política de la definición de Kautsky. Es justa, pero extremadamente incompleta, pues en el aspecto político es, en general, una tendencia a la violencia y a la reacción. Pero lo que en este caso nos interesa es el aspecto económico que Kautsky mismo ha introducido en su definición. Las inexactitudes de la definición de Kautsky saltan a la vista. Lo característico del imperialismo no es justamente el capital industrial, sino el capital financiero. No es un fenómeno casual que, en Francia precisamente, el desarrollo particularmente rápido del capital financiero, que coincidió con un debilitamiento del capital industrial, provocara a partir de la década del 80 del siglo pasado una intensificación extrema de la política anexionista (colonial). El rasgo característico del imperialismo consiste precisamente en la tendencia a la anexión no sólo de las regiones agrarias, sino también de las más industriales (apetitos alemanes respecto a Bélgica, los de los franceses en cuanto a la Lorena), pues, en primer lugar, el reparto definitivo de la Tierra obliga, al proceder a un nuevo reparto, a tender la mano hacia toda clase de territorios; en segundo lugar, para el imperialismo es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en la aspiración a la hegemonía, esto es, a apoderarse de territorios no tanto directamente para sí, como para el debilitamiento del adversario y el quebrantamiento de su hegemonía (para Alemania, Bélgica tiene una importancia especial como punto de apoyo contra Inglaterra; para Inglaterra, la tiene Bagdad como punto de apoyo contra Alemania, etc.).

 

Kautsky se remite particularmente —y reiteradas veces— al ejemplo de los ingleses, los cuales, según él, han establecido la significación puramente política de la palabra "imperialismo" en la acepción de Kautsky. En la obra del inglés Hobson, "El imperialismo", publicada en 1902, leemos lo siguiente:

 

"El nuevo imperialismo se distingue del viejo, primero, en que, en vez de las aspiraciones de un solo imperio creciente, sostiene la teoría y la práctica de imperios rivales, guiado cada uno de ellos por idénticos apetitos de expansión política y de beneficio comercial; segundo, en que los intereses financieros o relativos a la inversión del capital predominan sobre los comerciales".

 

Como vemos, Kautsky de hecho carece por completo de razón al remitirse a los ingleses en general (en los únicos en que podría apoyarse sería en los imperialistas ingleses vulgares o en los apologistas declarados del imperialismo). Vemos que Kautsky, que pretende continuar defendiendo el marxismo, en realidad da un paso atrás con relación al social-liberal Hobson, el cual tiene en cuenta, con más acierto que él, las dos particularidades "histórico-concretas" (¡Kautsky, con su definición, se mofa precisamente de lo histórico-concreto!) del imperialismo contemporáneo: 1) la competencia de varios imperialismos; 2) el predominio del financiero sobre el comerciante. Si lo esencial consiste en que un país industrial se anexiona un país agrario, en este caso se concede el papel principal al comerciante…”

 

(continuará)

 

 

[ Fragmento de: LENIN. “1916 El Imperialismo, la fase superior del Capitalismo” ]

 

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4 comentarios:

  1. "Lo característico del imperialismo no es justamente el capital industrial, sino el capital financiero". Reflexiónese sobre el presente en base a este breve aserto y se obtendrán interesantes e ilustrativas conclusiones.

    Salud y comunismo

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  2. EL AIRE PESTÍFERO DEL BUNKER FINANCIERO
    Sí, la verdad es que en el Club de Davos tienen reservado el derecho de admisión, digo a la ‘mesa de operaciones’, exclusivamente a capos financieros y organizaciones no gubernamentales y sí financiero-humanitarias del tipo de BlackRock, Vanguard, State Street, Fidelity, Blackstone, Capital Group o Cerberus…

    Y si repasamos a los empleados de lujo que colocan al mano de países como Italia: Mario Draghi, hoy presidente de Italia, que antes ha currado para Goldman Sachs, que fue presidente del Banco Central Europeo y también del Banco de Italia. O el tal Macrón, que fue empleado ‘del mes’ en la Banca Rothschild y se ganó la presidencia de Francia por su colaboración esencial en el robo de las reservas de oro de Libia. O, para terminar, digamos cien escalones más abajo, el tal Escrivá criado a los pechos de la banca de la FRANCOCRACIA, ministro privatiza-pensiones y de la Seguridad Social a las órdenes del Presidente del gobierno más otanista y promarroquí de la historia de España y quinto de Alemania (alias el ‘Bien resuelto’ tras la impecable masacre de africanos en Nador)…

    En fin, como contaba «John Steinbeck en Las uvas de la ira, los desahuciados increpaban y tiraban piedras al tractor que aplastaba sus casas. “No somos nosotros, es el monstruo”, les decía el vecino que conducía el tractor. “El banco es algo más que hombres, créeme. Es el monstruo. Los hombres lo crearon, pero no lo pueden controlar” »

    Salud y comunismo


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    1. Mario Draghi, presidente que ni tan siquiera a pasado por las urnas, se permite decir que en Ucrania se está jugando el futuro de la democracia. Y yo que creía que la pornografía estaba vetada en los medios públicos...

      Salud y comunismo

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    2. DICES TÚ DE URNAS Y DEMOCRACIAS REPRESENTATIVAS..

      «…¿Un ejemplo a seguir?: Una UE sin control democrático
      El modelo impuesto en la UE es particularmente instructivo, especialmente ahora que Gran Bretaña ha vuelto al estatus de un estado insular intrascendente.

      Cada año Bruselas emite más de 60 “directrices”. Estas normas se deben transponer al derecho interno de cada Estado miembro de la UE. Estas “directrices” deben aplicarse imperativamente, los parlamentos nacionales, donde supuestamente está representada la voluntad popular, no tienen atribuciones para discutir las “directrices” emanadas desde el Olimpo Bruselense.  

      Luego hay más de 10.000 “disposiciones europeas”, que los “expertos” de la Comisión Europea han emitido como “recomendaciones” a los gobiernos; son normas de un rígido canon neoliberal que impone gastos, ingresos y ‘reformas’ (salud, educación, pensiones) que deben ser obedecidas sin discusión.
      Por lo tanto, los procesos electorales “democráticos”, de todos los países miembros de la UE, no tienen ningún sentido. Los jefes de los gobiernos nacionales de Europa son meros ejecutores de los dictámenes de Bruselas. No hay debate democrático verdadero: la “democracia” al igual que los “valores de la UE”, no son más que cortinas de humo de un poder foráneo.


      El gobierno real lo ejerce un puñado de apparatchiks elegidos entre los poderes ejecutivos, que actuan de una manera tremendamente opaca en beneficio de los lobbies empresariales.

      La CE está fuera del más mínimo control democrático. Así fue como una mediocre Úrsula von der Leyen (la peor ministra de Defensa de la Alemania moderna) fue encumbrada hasta convertirse en la actual Führer de la CE, y hoy impone no sólo la política exterior de la UE, también la energética y la económica…»

      (Pepe Escobar)


      completo aquí:
      https://observatoriocrisis.com/2022/06/28/detras-de-la-cortina-de-hojalata-brics-versus-otan-g7/

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